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Prisión preventiva y embargo millonario: condenan a la autora de una amenaza de bomba en Tucumán

Investigación

La joven de 18 años fue detenida por el delito de intimidación pública a la escuela Juan Luis Nougués. Los detalles.

Imagen del archivo. Defensa Civil y Bomberos en la puerta del Instituto John Kennedy el 02 de agosto.-





Las últimas semanas han sido caóticas para las instituciones educativas de San Miguel de Tucumán. Las amenazas de bomba enviadas por mail, llamados y mensajes de texto y/o WhatsApp han sido una constante. La policía, delitos telemáticos y bomberos se han presentado en cada oportunidad para realizar el protocolo necesario: evacuar e inspeccionar el lugar en búsqueda de artefactos explosivos. Por fortuna, siempre han sido falsas amenazas.

El gobernador electo, Osvaldo Jaldo, afirmó hace pocos días que “esto es un delito informático que está pronto a esclarecer y los responsables tienen que ir presos, detenerlos inmediatamente y en esto tenemos la colaboración de la Policía de Tucumán y Federal y de Gendarmería”.

De esta manera, la primera detención se realizó a una adolescente de 18 años. La joven habría efectuado la amenaza el 7 de agosto a través de WhatsApp a una docente de la escuela Juan Luis Nougués. Así es que la Justicia le dictó la prisión preventiva por 60 días y trabó embargo por $3 millones. Esta es la primera vez que se procesa a la supuesta autora del delito de intimidación pública. Los otros dos antecedentes fueron los progenitores y continúan el proceso en libertad.

Según la acusación de la fiscala Mariana Rivadeneira, Malena Anahí Serrano, el 7 de agosto, envió un mensaje a través de WhatsApp a una docente del establecimiento educativo para informarle que habían colocado artefactos explosivos en los tres niveles y que causarían graves daños a 1.000 metros a la redonda. Horas después envió otra intimidación similar.

La representante del Ministerio Público Fiscal aclaró que el día siguiente de haberse registrado el caso, la acusada dio de baja la línea llamando a la prestadora del servicio, afirmando que le habían robado el teléfono.

Serrano, en su declaración, explicó que ella desde hace varios meses había dejado de usar esa línea y le había entregado el chip a un compañero (su nombre se mantiene en reserva porque sería menor de edad) y que él podría ser autor de la amenaza. Señaló que en los horarios que enviaron los mensajes ella se encontraba durmiendo en su casa.

La fiscala dijo que la acusada había tenido conductas para entorpecer la investigación como la de haber dado de baja la línea y denunciado que le habían robado el celular. También calificó como gravísimo el hecho de que envió el mensaje a una docente. “No podemos asegurar cuál será su comportamiento en los próximos días. También hay que tener en cuenta la conmoción social que está generando este tipo de delitos en la provincia”, argumentó.

Rivadeneira también solicitó que se le trabe embargo por $3 millones hasta que se cierre el caso. “No podemos dejar de tener en cuenta los costos que generan este tipo de conducta. Además de los momentos de angustia que generan en la comunidad, el movimiento de policías, el de bomberos y de defensa civil, generan un importante gasto al Estado. Tampoco debemos dejar de mencionar el perjuicio económico a los comercios de la zona y las dificultades a las personas de bien que causan”, fundamentó.

El defensor de la acusada, Juan Martín Villegas, calificó como “aberrante” la acusación de la fiscal y consideró que viola todos los derechos de la mujer. “Ella estuvo a disposición de la justicia y no hay pruebas en su contra. Ella dijo que entregó el chip a otra persona”, señaló al pedir que se rechacen todo lo solicitado por la representante del Ministerio Público.

El juez Alejandro Valeros coincidió con la fiscala al considerar que existen pruebas para considerar que la acusada sí intentó entorpecer la investigación. “También quedó demostrado que la imputada puede influir negativamente contra la testigo como es el caso de enviar mensajes a la docente”, agregó. También entendió que el tiempo solicitado es el apropiado.

Por último, tampoco se opuso al pedido de embargo solicitado por el MPF al considerar que sí se generó un daño al Estado. “Nuestra sociedad se ve perjudicada por estas conductas, pero el daño en niñas y alumnos es mucho mayor, al igual que a la sociedad en general”, fundamentó el magistrado.