CULTURA

"Vamos a hacer absolutamente de todo": Tony Sosa, el hombre de Sr. Montero, la noche nueva que más ruido hace en Tucumán

Hijo de la escuela y la facultad de Artes, hace el ciclo que rompe todo con Estación Experimental y agita los movimientos de una cultura que no tenía lugar. Quién es y qué pasa en el templo de la Virgen de la Merced. | Por Alfredo Aráoz

03 Oct 2024 - 22:54

Tony Sosa.

Llega Tony Sosa a la redacción de eltucumano con unas gafas típicas del buen Tony Sosa. Ya en el diario, al lado de un reloj antiguo, Tony Sosa espera unos segundos sentado como Tony Sosa, mientras anota en el papel la lista de fechas que maneja Tony Sosa. Cuando subimos las escaleras hasta el estudio, después de un chorro de soda, a los 38 años, Tony Sosa se quita las gafas y sentencia: "Siento que este es mi momento. Creo que este es nuestro momento. Y estoy seguro de que en Sr. Montero, de que en Tucumán, vamos a hacer absolutamente de todo”.

Hijo de la educación pública y navegante de las escuelas experimentales de la Universidad Nacional de Tucumán, Aldo Antonio Sosa se crió en el Harlem de Tucumán y, como todo hombre de bien, empezó a coquetear con la noche en Nocturno, el taller de mecánica y electrónica único en Sudamérica de Alsina y 9 de Julio. “Ahí empezó todo. Agarré la última cola de Nocturno porque me quedaba cerca de mi casa y después todo continuó en La Boite. Siempre me metí en distintas escenas, seguí a distintas bandas y djs (el último fue Maceo Plex) y de a poco empecé a estar del otro lado: produje cosas pequeñas, cosas chiquitas, siempre con respeto, siempre con humildad, y lo sigo haciendo. Ahora, lo que está pasando con Sr. Montero es fuerte”.

Rodeado de productores y músicos como los hermanos Piñero y Estación Experimental, Luciana Tagliapietra, Nico Neme y Sipengaboys, Fleko and the trip, Caballo Tranquilo y Boutique, Emmanuel Molina, Pablo Médici y Uso y Abuso, Laureano Alonso, Ultra y Miguel Zoireff, Sebastián García Scheuschner, Jerónimo Cipriani y Mur Mur, Tofaus, Los Veranos, Agustín Goytía y Puro Vinilo, Tony Sosa ha abierto la puerta de su bar decorada con noticias de ayer para anunciar que en este país hay mañana.

“Desde hace seis meses con Ruido, el bar se ha ido convirtiendo en un hogar de espectáculos. Quizás Barrio Norte no sea muy favorable, pero hablamos con los vecinos. No queremos molestar a nadie. Antes sacábamos los parlantes a la vereda y ahora todo es puertas adentro. Todo ha ido mutando: Sr. Montero era un bar de un tipo de Monteros, en el sur de Tucumán, que se especializaba en lomos, no en lomitos, sino en lomos lomos, lomos picantes que explotaban. Los jueves había música de los 80 o 90, el viernes electrónica y el sábado cachengue, pero luego funcionaba como un bar normal. Desde que llegaron las bandas, todo comenzó a tomar color”.

Detrás de la barra de Sr. Montero, hay garabatos y dibujos de tinta. Sobre las paredes, una muestra fotográfica. En el fondo al aire libre, un camino de piedras, plantas, banquetas, selva y ruidos de animales salvajes. Todo forma parte de un mundo fascinante que Sosa ha craneado. En ese camino, en esa construcción, se ha ido encontrando con amigos que no veía desde Bigotes o el Nesta, íconos de la noche tucumana ya sin ruido, ya en silencio. 

“Todo lo que está pasando se lo tengo que agradecer a Ruido, a los chicos de Estación Experimental, a todos los que forman parte de esta comunidad y que le han dado al bar un estilo. Es mágico traer bandas, emocionarme, ver y conocer a Estación, ver y conocer a Mao Quiroga y escucharlo cantar, ver que vuelven amigos que antes iban a Bigotes o al Nesta como vos decís. Todo me tiene sorprendido. Hay gente que siempre estuvo y hay gente nueva. De repente aparece alguien del karaoke de Bigotes y al lado una chica de 20 años. Es un montón de gente que confluye de distintos palos y así se va armando. Sí, en el barse está complotando algo nuevo, pero es costoso: los vecinos, el alquiler, la luz, el país. No es sencillo”, dice Tony Sosa, acaso dueño del mejor nombre de la escena actual.

“Tony Sosa ya es mi nombre. A veces firmo así algunos papeles importantes y eso me ha traído algunos problemas. Aldo Antonio me llamo y al principio me decían Toño, pero no: Tony combina con el apellido Sosa. Queda bien”, dice el pariente no tan lejano de Tony Montana, de Tony Manero y también de Tony El Gordo, un gestor tucumano que trabaja a destajo con un abanico coral de nombres, bandas, artistas, conceptos y propuestas que lo estaban esperando.

“La agenda que manejo ahora incluye a una productora de Lomas de Tafí, a Fraternity, a Laureano Alonso, se viene la Wasa que es más extremo, más neo-perreo, más psycho-techno, mucho cuero, mucho todo. Después estoy hablando con los organizadores del Orgullo y siempre así: en la búsqueda más plural y amplia de todas”, agrega Tony Sosa antes de ir a acomodar todo en el bar que también fue previa de Diva con happy hours de birras y gin.

“No queda solo en las bandas el bar. Vamos a meter un ciclo de cine de terror desde el jueves que viene y luego habrá música. También habrá una pianista joven, mi suegra va a dar una clase de canto, mi cuñado de piano, mi novia con el chelo y su productora Mama Quilla, quiero meter teatro y estoy hablando con chicos que hacen improvisación. Quiero hacer absolutamente de todo. No me encasillo con nada. Quiero abrirle las puertas a todos", termina de un trago su soda tibia Tony.

Y remata: "Tucumán es una ciudad hermosa y tiene de todo. Tiene teatros, exposiciones, recitales, bares, lugares hermosos, iglesias, museos, todo. Y sobre todo hay mucho movimiento nuevo. Hay muchos pibes que piden lugar. Hace unos días hubo una Piyamada a sala llena en el Alberdi con todo explotado. Hay cosas muy nuevas que ya han explotado. Maicarron llena lugares solos. A todos quiero traer a mi bar. Todo está aquí, en Tucumán. No descubrí nada, pero todo está al alcance de todos. ¿Faltaban lugares? Hay que abrirlos. Nosotros ya lo abrimos. Nosotros aquí ya estamos”.


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