Es uno de los espacios intelectuales testimonio de una generación clave para la cultura literaria y artística en nuestro Tucumán, potenciado por la creación, en la misma época, de otras bibliotecas, de escuelas y de la Universidad Nacional. ¿Cuál es la joya más preciada en sus anaqueles? VIDEO | Por Gabriela Neme.
En el año 1923 comenzó a funcionar el primer cine al aire libre denominado “Cinema Alberdi”.
La Biblioteca Popular Alberdi está cumpliendo sus primeros 120 años de vida y muchos son los motivos que tenemos para celebrarlos, por estar cargados de cultura, de letras, de arte, de tesoros escondidos en su interior. Celebramos su existencia por ser uno de los espacios intelectuales testimonio de una generación clave para la cultura literaria y artística en nuestro Tucumán, potenciado por la creación, en la misma época, de otras bibliotecas, de escuelas y de la Universidad Nacional. Se trataba de un periodo intelectual floreciente, marcado por la generación del ’80, protagonizado por científicos e historiadores alentados a producir investigaciones que eran expuestas una vez al mes en las bibliotecas, para poder retroalimentarlas con sus propios escritos. La creación de bibliotecas populares (no públicas, ya que eran fundadas por asociaciones o grupos) nace para acompañar la labor educativa de las escuelas y era promovida por el Consejo general de Educación que manejaba de manera integral al sistema educativo. Se promovía una educación integradora (por incorporar a analfabetos, inmigrantes, clases trabajadoras), higienista y gradual.
Con este espíritu, de una impronta más popular, dirigida a la juventud y a la clase trabajadora -diferenciándose de la “elitista” Sociedad Sarmiento-, nace la Biblioteca Popular Alberdi. Su fundación institucional data del año 1903, después de algunas reuniones preliminares en la Sociedad Española de Socorros Mutuos donde funcionó hasta 1910, momento en que se adquiere el lote de calle 9 de julio 162. Los 22 socios fundadores, disidentes de la Sociedad Sarmiento, que firmaron el acta fundacional el 6 de julio de 1903 fueron: Lucas Córdoba, Gaspar Taboada, Julio Córdoba, Ramón López, Paulino Rodríguez Marquina, Ezequiel Bravo, Wellington de la Rosa, Antonio Moreno Alvariza, Waldino Colombres, Julián Murga, Fidel Montenegro, Emilio Warnes, Rodolfo Alurralde, entre otros.
Pronto se transformó en un espacio de reunión de todos los sectores de la sociedad, como los estudiantes, sobre todo los que provenían de otras provincias para venir a estudiar en la UNT y vivían en pensiones; así como también atravesaron sus puertas visitantes ilustres como: Julio Argentino Roca, Roque Sáenz Peña, José Evaristo Uriburu, Jorge Luis Borges, Juan Bautista Terán. Complementando a la Biblioteca, en el año 1923 comenzó a funcionar el primer cine al aire libre denominado “Cinema Alberdi” en lo que es hoy la galería histórica en los fondos de la Casa Histórica de Tucumán, terreno lindero a la biblioteca.
Otro de los motivos de celebración de su aniversario es el alto valor arquitectónico-paisajístico del edificio en nuestra ciudad, que lo convierte en un edificio de valor patrimonial. Finalizado en 1915, adoptó un estilo neoclásico italianizante con una fachada simétrica y un paño central jerarquizado por el acceso principal remarcado por pilastras y coronado por un importante frontis triangular que concentra la decoración. El remate es coronado por un conjunto escultórico único en la ciudad, compuesto por una esfinge alegórica de las actividades culturales que se desarrollan en su interior. Interiormente, los espacios se suceden unos tras otros en un terreno profundo en el cual predomina la gran sala de lectura y el salón de actos, inaugurado en 1929, ubicado al final de recorrido con proporciones adecuadas a las funciones específicas que acoge y al número de espectadores que lo utilizaron. Actualmente, se realizan allí las actividades del Teatro La Paz (200 espectadores) y espectáculos, beneficiadas por su ubicación privilegiada, a metros de la Plaza Independencia, en una zona de variadas actividades culturales, educativas y recreativas. Así la biblioteca es parte protagónica de un circuito histórico cultural de suma importancia para la historia de nuestra provincia.
Finalmente, se celebra a la Biblioteca Alberdi por acunar en su interior maravillosos tesoros en papel, como ser una colección de diarios única a nivel nacional con ejemplares de fines del Siglo XIX y principios del XX: Ecos del Norte, El Liberal, El Argentino, Rigoletto, El Norte Argentino. El ejemplar más antiguo se titula: “Cartas prusianas sobre las costumbres asiáticas y europeas”, data de 1796 y está en idioma francés. También cuenta con manuales de estudio, novelas, recopilaciones, hasta ejemplares propios de la biblioteca privada del Doctor Benjamín Aráoz y obras únicas de Juan Bautista Alberdi: las primeras ediciones de sus libros, cartas que intercambió con su sobrina, su testamento y acta de defunción.
Se estima que la Biblioteca atesoraba una colección de 70.000 ejemplares que fueron perdiéndose por robos, descuidos o abandono, fundamentalmente como consecuencia de una contingencia que exigió clausurar el edificio durante un año, tiempo en el que se produjo un gran deterioro del espacio. El 4 de noviembre del 2019 se desprendió el cielorraso de la sala delantera y 15 personas resultaron afectadas, afortunadamente con heridas leves. Según declaró Pedro Ruarte, directivo de la comisión: “la estructura del edificio no corre peligro de derrumbe”. Finalmente, en abril de 2021, la Alberdi re abre sus puertas: “Está todo curado y quedó mejor que antes, con tragaluces recuperados”, tras ser restaurada gracias al respaldo de la Municipalidad de San Miguel de Tucumán, de concejales de la capital y del Ente de Cultura de la Provincia, además de algunos actores privados.
El derrotero que atravesó la Biblioteca Popular Alberdi puso a prueba su existencia, como instrumento clave de la cultura de los tucumanos, sin embargo, resistió estoica a cada uno de los embates del tiempo y mantuvo a salvo la mayor parte de sus tesoros en papel. Todavía le queda mucho para aportarnos, queda en nosotros apropiarnos de ella y descubrir sus valores, según las palabras de Virginia Wolf: “Saqueo las bibliotecas públicas y las encuentro llenas de tesoros hundidos”.