HISTORIAS DE ACÁ

"Le cambió la vida": Guada, la niña tucumana que nunca dejó de sonreír

Cumplió 6 años en junio y su imagen estudiando en la Alem y Piedras conmovió a Tucumán y a todo el país: junto a su mamá Ruth y a su papá Mauro, siempre al lado de su hermanito Santino, las buenas noticias no paran de llegar: "Estamos viviendo muchas cosas por primera vez en la vida".

13 Ago 2021 - 17:52

Santi y Guada, en la fuente de la Plaza Independencia. Las fotos son gentileza de Ruth y Mauro.

Son las ocho de la mañana de este viernes 13 de agosto y Ruth está poniéndole la tercera cucharada de azúcar al café con leche con medialunas, por favor, que acaba de pedir en el bar que está frente a la iglesia San Francisco, sobre la 25 de Mayo, entre las veredas de las pancherías, la óptica y el McKio de la esquina San Martín. Es hermoso ese bar del Paseo Independencia porque ahí está Ruth, quien después de una semana de mucho esfuerzo y trabajo puede darse con el gusto de desayunar ahí, sola, pegada al ventanal, mirando los andamios de la iglesia en restauración, con una breve pausa antes del primer sorbo y el primer bocado, una pequeña pausa en su vida para pensar en cómo justamente su vida empezó a cambiar, su vida, la de su compañero Mauro y sobre todo la de sus hijos: Guadalupe y Santino.

Todos los días nos levantamos a las seis y media: Mauro se va al trabajo que encontró en la obra en construcción de Hábitat, yo dejo a Guada y a Santi en la escuela Fann, y también encontré trabajo: limpio las casas para la señora Rina, también para su hijo y después para una amiga de la señora. Después todos volvemos a la casa: por primera vez estamos alquilando un departamentito por la Fortunata García. Es la primera vez que alquilamos. En realidad, estamos viviendo muchas cosas por primera vez en la vida”, le cuenta Ruth a eltucumano, emocionada, a días del domingo más esperado por los niños de la casa, una fecha que lleva a Ruth a pensar: “A mí no me faltó nada hasta que perdí a mi mamá hace 17 años. Mauro no tuvo nada en su infancia. Por eso este domingo será un Día del Niño especial: queremos darles a Guada y Santi todo lo que nosotros no tuvimos”.

Esta es la historia de una vida que empezó a cambiar el 17 de mayo a las 13 horas, cuando Álvaro Romero, un desconocido por entonces para la familia, pasaba por la avenida Alem y Las Piedras, donde vio a un padre y a su hija en la esquina, a Mauro trabajando como limpiavidrios y a su lado apoyada contra un árbol en su sillita rosa y con una mochila de Luna a Guada haciendo las tareas para el primer grado de la escuela Martha Salotti en Villa Mariano Moreno. Aquel día escribía Álvaro en su muro de Facebook: “No sé su nombre, lo conozco porque lo vi en la calle trabajando, haciendo changas, ella es su niñita, aparte tiene su esposa y un niño más pequeño, aquí se lo ve trabajando mientras su niña hace las tareas, esa pequeña merece todas las oportunidades, cuando los cruzo aún usa ropa que la misma Cata (y juguetes) le regaló. Ayudemos. Gracias. (Av Alem y Piedras)”.

El señor Álvaro tiene un drugstore en la Mate de Luna y hace de Papá Noel todos los 24 de diciembre. Él sacó la foto que le cambió la vida a Guada para siempre. Le cambió la vida a Guada, a todos nos cambiará la vida. Siempre le doy las gracias por lo que hizo. Y él siempre me responde lo mismo: ‘No tienen nada que agradecer. No los conocía, pero siempre supe qué clase de personas son’. Eso nos dice. Y cuando te digo que cambió la vida es porque a partir de esa foto mucha gente se acercó y nos ayudó. Y nos ayudó de la mejor manera posible: con trabajo para Mauro, con el cambio a la escuela Fann para Guada que hace jornada completa, con trabajo para mí gracias a la señora Rina y por el ingreso al jardín de infantes para Santi así yo pueda trabajar. Nunca fui de pedir un plan o sentirme cómoda con eso. Siempre quise trabajar para darle lo mejor a los chicos. Mi mamá siempre le puso el pecho a trabajar. Por eso tampoco jamás me acerqué con mis hijos a pedir en la esquina. Jamás”.

“Guada va al Fann gracias a Lucía Carrasco, quien la vio sentadita en el árbol, le dio el teléfono a Mauro, y me dijo que cuando encontrara trabajo podía dejar a Santi en el jardín. Fann es una fundación que nos ayuda muchísimo, a nosotros y a mucha gente. Ahí los chicos desayunan, almuerzan, tienen merienda, inglés, matemáticas, gimnasia. A Guada le gusta mucho matemáticas y ahora la becaron en la escuela de canto, en el coro de la Iglesia Virgen de la Merced. Ayer fue por primera vez y está aprendiendo a cantar. Va a la escuela de canto porque después de la nota que nos hicieron ustedes, también nos hicieron una nota en TN. Un profesor de música de Buenos Aires que se llama Eduardo me dijo que tenía un amigo en el coro y que le gustaba la idea de que Guada aprendiera canto para un porvenir el día de mañana. A Guada le encanta la música, tiene 6 años que cumplió el 5 de junio y ahora, entre tantas cosas que está descubriendo, está el slaim, la masa que hace con jabón en polvo. Le encanta”.

Después de que Guada estudiara en la calle, de que Mauro limpiara vidrios, de que Ruth estuviera sin trabajo con Santino en brazos todo el tiempo, la orgullosa mamá no tiene dudas: “Todo lo que pasó fue porque Dios lo quiso: él tocó el corazón de todos los tucumanos. Yo sufro mucho por la muerte de mi madre, porque ella nos amaba y trabajaba tanto por darnos lo mejor día y noche y ese es el recuerdo más lindo que tengo de ella: amaba trabajar. Pero las cosas no nos salían: Mauro contó en su nota que padre es el que cría, le contó sobre cómo superó sus adicciones del pasado y cómo lo único que queríamos era conseguir trabajo para salir adelante. Mucha gente se acercó a ayudarnos y confirmé lo que muchas veces sentí: los milagros existen. Ahora Mauro cobra mensual y paga el alquiler y la comida, y como yo cobro por día me encargo de pagar la luz, el cable, el wifi y el gas. Claro que no nos alcanza para muchas cosas como los juguetes para los chicos, para un bebote para Guada o para un camión para Santi, pero somos muy agradecidos a la vida: la foto salió en mayo y hay mucha gente que nos sigue ayudando como la señora Soledad, quien una vez por mes nos trae carnes, verduras, frutas y durazno en lata, o la señora Patty, quien una vez a la semana nos ayuda con pollo, milanesas y una bandeja de huevos. Hay mucha gente que nos ayuda. Por eso creo que les tocó el corazón a cada una de las personas. Por eso no entiendo cuando dicen que los tucumanos no ayudan: el tucumano es muy solidario con el otro, pero muy. A veces no podemos creer tanto amor”.

La imagen de los dos hermanitos jugando en la fuente de la Plaza Independencia hace un mes, la sonrisa de los cuatro después de ir a los juegos de la Plaza San Martín, el 4 de agosto cuando Santi cumplió dos años con dos tortas de la señora María Antonia en Fann, con las hamburguesas de la señora Rita para la primera hamburgueseada de los cuatro juntos en su primer departamento que alquilan después de vivir todos apretados en una pieza, la vida verdaderamente ha comenzado a cambiar para la familia y, antes del último sorbo al café con leche, antes de la última miguita con almíbar de la medialuna, Ruth piensa en el domingo y un poco más allá también: “El domingo los queremos llevar al circo de la Sarmiento y Catamarca y, mientras alquilamos, esperamos que nos salga la casa propia. Hace tres años estamos inscriptos en el Instituto de la Vivienda y tener el techo propio ya sería un sueño, un sueño para todos, para Mauro, para Santi, para mí y para Guada, claro, mi hermosa hija, siempre tan alegre aún en los peores momentos, siempre con una sonrisa para ayudarnos a no bajar los brazos, para vivir esta realidad, esta hermosa realidad que vivimos por primera vez”.

La familia unida: quienes deseen llamarlos pueden hacerlo al 3816 41-4529.



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