Fue escuchado el pedido de una niña de Alberdi cuya pierna izquierda fue amputada hace un año.
Itaty
Hay privilegios del día a día que naturalizamos tanto, que olvidamos que son eso, privilegios. Por ejemplo: subirnos a una bicicleta.
Itaty Leiva es una adolescente que nació ochomesina en la ciudad de Juan Bautista Alberdi, hace ya 13 años. Fueron muchos los médicos y consultorios que visitaron para ver qué podía hacerse ante una niña que nació sin peroné, que le faltaba un talón, el tobillo y tres dedos de su pie, todo en la parte izquierda. Tras mucho sacrificio, su familia decidió dejar de lado el diagnóstico de huesos de cristal que había recibido en el Tucumán, para viajar directamente a Buenos Aires a buscar una opinión en el hospital Garrahan.
Así fue como le pusieron nombre a lo que le sucedía: una malformación congénita, una amelia, producto de incompatibilidad genética entre mamá y papá. “Muchos médicos me dijeron que tenía que amputarla, pero en el Garrahan me dijeron que era posible empezar un tratamiento largo” dice Johana Gómez, su mamá.
Así fue como comenzaron una serie de cirugías, que fueron alrededor de once en su corta vida entre injertos, clavos, prótesis y demás. Una de las cirugías más importantes las tuvo a sus seis años, cuando le hicieron una “elongación de huesos”, es decir, le pusieron un tutor que hace que el hueso se “estire” de a poco.
Lamentablemente, el tratamiento de Itaty que avanzaba a la perfección, tuvo un retroceso tremendo cuando llegaron las restricciones de la pandemia, y en el Garrahan solo recibían a pacientes oncológicos. “Ella creció muchísimo ese año, se dio un estirón tremendo, dejando una diferencia de 20 cm. Entre una pierna y la otra. Esto generó que ella camine cada vez peor, no había zapato que pueda manejar, dando por consecuencia que su cadera comience a rotar y a desviar su columna” explicó Johana para eltucumano.
Finalmente, y tras muchísima reflexión, llegó la hora de tomar la decisión que se postergaba desde hacía tantos años: amputar la pierna de su hija: “Ella podía quedar postrada. Fue una decisión difícil, pero era la mejor opción que tenía”.
La cirugía se llevó a cabo un 27 de noviembre del 2023, y en este agosto, durante el último control, finalmente llegó lo que tanto esperaba Itaty: las indicaciones para proceder a solicitar una prótesis. “Todos estos años, los viajes y los tratamientos fueron posibles gracias a la ayuda de la familia, de los vecinos, a rifas, a sorteos, a bonos contribución. Yo después de Itaty formé una familia con mi actual pareja, con quien tuve dos hijos. La situación no es fácil. Quiero aclarar que siempre tuve ayuda de la actual legisladora Sandra Figueroa, siempre. Esto de la prótesis es urgente porque mi hija lleva demasiados años sufriendo, está entrando en la adolescencia a pleno y quiere hacer lo mismo que sus compañeras, salir a una plaza a tomar mates, andar en bicicleta, ir a los cumpleaños solita, etc.” remarcaba esta semana la mamá con esperanzas de que la difusión del caso de su hija, apresurara los trámites en Incluir Salud, un programa de la Agencia Nacional de Discapacidad que brinda cobertura médico-asistencial a todas aquellas personas titulares de pensiones nacionales no contributivas.
“Yo quiero salir con mis amigas, sueño con andar en bicicleta como mis hermanitos, quiero ir a folclore y caminar” expresó la pequeña Itaty con eltucumano.com
Afortunadamente, las redes hicieron lo suyo y el pedido de esta prótesis que tiene un valor de aproximadamente diez millones de pesos, tendría una solución inmediata: Me llamaron desde el Ministerio de Salud, me dijeron que el señor Darío Monteros ministro del interior se comunicó con para que me puedan dar una solución. Me pidieron ir esta semana a casa de gobierno para que el señor gobernador atendiera mi pedido” dijo.
Si todo sale bien y como se espera, la pequeña Itaty vería su sueño hecho realidad dentro de muy poco tiempo: “Es una prótesis llena de especificidades, y si bien no será la definitiva porque ella seguirá creciendo, es una que la va a acompañar por muchos años más”.
La pequeña tucumana es una niña alegre, carismática y muy positiva. Disfruta de pasar tiempo con sus amigas, su familia, y de practicar con su violín. Si todo sale bien, pronto incorporaría sus sueños de caminar, de andar en bicicleta y de bailar folklore.