Carlos y
Margot llevan 47 años dedicándose a la gastronomía. En 1985, luego del nacimiento de su último hijo
Lisandro, decidieron bautizar a su negocio con el mismo nombre. Muchos artistas y ciudadanos tucumanos coinciden es que es uno de los bastiones culturales de la provincia, y es por ello que la noticia del cierre es algo que llena de nostalgia la ciudad. A pocos días del 31 de octubre, último día de su atención al público, desde
eltucumano.com compartimos este pequeño
homenaje.