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"Cobró el bono y fuimos felices": la noche inolvidable de la abuela Inés

HISTORIAS DE ACÁ

El viernes no fue una noche más para la familia Geria: "Hace tiempo me contó que las deudas se la estaban comiendo y que solo estaba recibiendo 5000 pesos de jubilación mínima". Caricias al alma.





El viernes a la noche no fue una noche más para la familia Geria. Salieron a comer en familia todos juntos después de mucho tiempo. Eligieron el bar Americano, el del parque. Fue en un momento de la sobremesa cuando la abuela Inés, de 68 radiantes años, se acercó a su nieto Matías, sigilosa, con un billete doblado de 1000 pesos y un silencio cómplice: "No, Lela, no hace falta", le respondió. "Le quise devolver, no me lo recibió: 'No te compré por Navidad, recibime', exclamó sonrojada".

"Ella hace tiempo me contó que las deudas se la estaban comiendo y que solo estaba recibiendo 5000 pesos de jubilación mínima (sí, la jubilaron sin aportes porque trabajó desde los 13 años en negro. Qué injusto para los que sí aportaron, no?)", relata Matías, estudiante de periodismo, fanático de Atlético.

"Sin muchas ganas lo recibí, era su regalo y los regalos no se rechazan. Me miró con una sonrisa de tranquilidad, de felicidad... de todo. 'Quédate tranquilo, hoy cobré el bono de Alberto', me contó emocionada...", agrega Matías.

"Le pregunté: 'Hoy te pagaron?'. 'Siiii', respondió. Además, agregó: 'Vení, vamos a comprar un helado'. Fuimos todos. Llegamos a la heladería y ella se desesperó por pagar. Éramos seis personas, todos quisimos pagar, pero no nos dejó. Compró los helados y su cara de felicidad la volví a ver después de muchísimo tiempo... Su felicidad fue vernos felices a todos gracias a ella", relata emocionado.

"Mi abuela Inés recibió el bono, me dió un poco a mí, yo iré a comprar y ayudaré al kiosquero, ella ayudó a la heladería y a quién sabe cuántos más, se reactiva la economía, ¿no? Pero por sobre todo se reactiva la felicidad".