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Populismo vs Republicanismo

Entendiendo

“Republicanos de morondanga” fue el calificativo de CFK hacia la oposición y durante un día la gobernación de Tucumán recayó sobre la dirigente bussista Sandra Orquera del partido Fuerza Republicana.

Foto: © Gabriel Rossi/LatinContent/Getty Images | EITAN ABRAMOVICH/AFP/Getty Images


Dos caracterizaciones que supuestamente identifican a cada lado de la grieta. Quizá un poco influidos por la dialéctica República vs Imperio retratada en Star Wars, los concebimos como “buenos y malos” enfrentados por el bien común del pueblo o para conservar el poder y sus beneficios para unos pocos. Vamos a analizar a fondo estos conceptos, su origen y su vigencia actual. Las conclusiones sobre la bondad y maldad de cada bando quedarán a criterio personal.


Una rivalidad milenaria

La antigua civilización romana generó un nivel de estabilidad política y prosperidad sin precedente en extensión geodemográfica y durabilidad. De alguna manera el liderazgo de esta entidad geopolítica se colegió en un sistema republicano, es decir, un senado era el eje de las decisiones políticas. Representantes de la nobleza romana se reunían en un espacio en común a debatir y resolver las problemáticas sociales y solo delegaba su mando ejecutivo a un dictador o cónsul por tiempo limitado. Pero no se suele caracterizar a la hegemónica civilización romana como república, sino, la entidad que edificó las bases de nuestro sistema jurídico es recordada como Imperio Romano. Entonces, ¿qué tan exitoso fue el sistema republicano si se decantó en un absolutismo y por qué solo hablamos del Imperio Romano?


Este fue el emblema de los estandartes de las legiones romanas así como el nombre oficial de la República Romana y del Imperio Romano. La sigla significa SENATUS POPULUS QUE ROMANUS, traducido  “el Senado y el Pueblo Romano”. Ahí mismo tenemos el elemento republicano (senado) y el populista (del pueblo) en el símbolo que representa la civilización más influyente de la historia occidental.

Ya para mediados del último siglo antes de Cristo, el Senado romano era una institución decadente. Se trataba de una casta política corrupta y muy alejada de la realidad de la plebe. Esta desconexión no podía durar demasiado, Julio Cesar, un grandilocuente general y político sustentado por las bases sociales populares se enfrentaría a Pompeyo, otro personaje de alto perfil que se referencia con el bando conservador senatorial.

Claro está que la victoria fue de Julio Cesar quién, apoyado por “los populares” -jefes aristocráticos romanos enfrentados a la nobleza senatorial-, se constituyó como dictador perpetuo desdibujando a una república que sólo lo sería nominalmente. Populares vs conservadores republicanos… ¿Les suena el debate?

Cimentada la hegemonía de Julio Cesar, Roma experimentaría un periodo breve de gran prosperidad. Impulsará reformas políticas y sociales que llevan a un nuevo orden en detrimento del poder senatorial. Sus tropas leales recibirán un considerable premio económico, se organizaban festines públicos y entretenimiento con luchas de gladiadores. ¿Todo un peronista?

Los optimates no permitirían que esto quede así, Julio Cesar sería asesinado por senadores en la puerta del senado. Esto desencadenaría obviamente una nueva guerra civil en la que vencería su sobrino nieto Octavio, quién se convertiría en princeps o “primer ciudadano” para luego ser proclamado emperador como Cesar Octavio Augusto.

Las estatuas del primer emperador romano lo muestran con vestimenta y accesorios que exhiben su liderazgo político-militar, aunque siempre descalzo; un atributo símbolo universal de la pobreza y que representa que su sustento siempre serán las bases populares romanas, no la élite. Foto: Wikimedia Commons

“El primer trabajador”, “el primer ciudadano”, la influencia de Julio Cesar y Octavio hacia Perón y otros líderes populistas (de derecha e izquierda), no termina ahí. Muchos considerarán que la acumulación de poder absoluto y vitalicio en una sola persona siempre desembocará en una tiranía, crisis, anarquía, etc. En el caso de Octavio Augusto, nada más alejado de la realidad histórica.

Pax Romana o Pax Augusta es quizá el periodo de mayor prosperidad y estabilidad que pudo experimentar una civilización a lo largo de la historia humana. El emperador Octavio Augusto inició lo que serían 2 siglos de paz interna y un nivel de desarrollo económico y social jamás visto.  

Video del canal "Historia Incomprendida" sobre la vida y gestión de Octavio 


Republiquetas

Durante gran parte de la historia, república fue mala palabra. Una forma de gobierno inestable, dominada por las masas y tendiente a la anarquía. Tal acepción tuvo y tiene algún asidero, de hecho en el siglo XVIII declararse “republicano” es análogo a declararse comunista en la actualidad. 

La independencia de Estados Unidos inició una tendencia hacia el republicanismo, pero esta vez asimilada a una burguesía contraria a la nobleza y el establishment. La revolución francesa fue el puntapié inicial para la republicanización de Europa, que a pesar de algunos reveses fue inexorable. Prácticamente la totalidad del planeta se organizó geopolíticamente como estados-nación republicanos mayormente con tendencia liberal y democrática en detrimento de las tradicionales monarquías que solo pudieron sobrevivir a nuestros días como híbridos parlamentarios. Inclusive los estados comunistas se proclaman como repúblicas, la URSS significa “Unión de Repúblicas Socialista Soviéticas” y actualmente China se denomina oficialmente República Popular China. En éste último ejemplo podemos ver nuevamente la interacción entre concepciones populistas con el republicanismo.  

En gran medida este giro en la matriz política global ha resultado en una relativa estabilidad interna en cada estado que a su vez deriva en una mejora en el diálogo entre las naciones favoreciendo una considerable disminución de conflictos bélicos, mejoras en la cooperación económica que generalmente eleva el nivel de vida y equidad en diversas sociedades. No se trata de una situación idílica, pero vivimos mejor en términos relativos y absolutos que en otros periodos de la historia.


República Argentina

Si, vivimos en una república. Un estado-nación republicano, de corte liberal y democrático. Los opositores de Juntos por el Cambio se hacen llamar “defensores de la república” y en alguna medida quieren emular aquella épica guerra civil romana en la que defensores del orden luchan contra carismáticos “tiranos populistas”: Lula, Evo Morales, Hugo Chavez, Lugo, Nestor y Cristina Kirchner, inclusive desde el seno de la derecha se lo caracteriza a Obama como un populista. Sin embargo, la etiqueta “populista” está es paulatinamente reemplazada por “socialista”, “keynesiano” o localmente  “peronista”.


“Republicanos de morondanga” fue el calificativo de Cristina Kirchner hacia la cúpula de Juntos por el Cambio en referencia al bypass que construyó la legislatura porteña por sobre la justicia federal con el fin de garantizar la impunidad del multiprocesado Mauricio Macri. 

Siguiendo el paralelismo trazado, ésta forma republicana nos llevó a la crisis de 2001 donde la sociedad se cuestiona en buena medida si este sistema realmente funciona, y allí es donde prosperan slogans como “que se vayan todos”. Es allí donde un liderazgo fuerte a favor de la redistribución prospera en deterioro de las instituciones republicanas. El estado de emergencia ocasionado mayormente por una institucionalidad que no funcionó o es causal del problema, da pie a dirigencias fuertes, centralistas y hegemónicas; algo lógico ya que las crisis requieren de resoluciones ejecutivas y un poder unificador que desplaza un parlamentarismo que puede alimentar más la situación de desorden. Es así como se repite la dialéctica de la segunda guerra civil romana una y otra vez. No se trataría de buenos contra malos, sino un loop interminable de enfrentamientos entre el centro (establishment) y la periferia (vanguardia) de una organización social.

Centralidad republicana decadente es vencida por periferia populista; populismo se convierte en hegemónico, se corrompe y es desafiado y vencido por una “nueva” vanguardia republicana; vanguardia republicana se convierte en centralidad; y así…


República del Tucumán

Es curioso cómo se utiliza el concepto republicano como etiqueta revolucionaria o conservadora según el eje de poder que quiera utilizarla. Desde la izquierda ya mencionamos el caso de las “repúblicas socialistas”; en el caso de China, el inminente líder mundial de hecho respeta en buena manera la forma republicana con una Asamble Popular con 3.000 diputados (2.096 son del Partido Comunista Chino) que tiene la facultad de elegir el presidente de la nación.

Desde el ala derecha podemos citar innumerables ejemplos. El Partido Republicano de USA, la Guardia Republicana de Saddam Huseín y localmente tenemos a Fuerza Republicana, la agrupación política fundada por nuestro ex gobernador de facto y constitucional, el represor condenado Antonio Domingo Bussi. En todos estos casos se trata de aparatos de poder que buscan “restaurar el orden”, organizaciones con un eje conservador a favor de un estatus quo o casta de poder. Es curioso y paradójico su transformación en el siglo XXI, ser republicano de derecha se convirtió en una especie de vanguardia revolucionaria en contra de un nuevo establishment con características un tanto contradictorias. Se proclama una nueva hegemonía mundial “izquierdosa”, una verdadera ensalada conspiranoica donde se caracteriza un dominio político-finaciero y mediático liberal (desde lo moral), populista, keynesiano, abortista, comunista, ateo, masón, sionista, etc. Esta retórica “neo-cruzada” toma fuerza mundialmente con implicancias un tanto peligrosas. 

Fuerza Republicana es el partido fundado por Domingo Bussi con el que consiguió la gobernación de Tucumán siendo electo en 1995. Anteriormente fue gobernador de facto al ser nombrado interventor de la provincia en los años 1976/78. Formó parte del “Proceso de Reorganización Nacional” donde fue partícipe de crímenes de lesa humanidad por los que fue condenado en 2008. Falleció en prisión domiciliaria en 2011.

Pensarán que este delirio está lejos... allá en otro mundo, pero no. Nuestro gobernador Juan Manzur se encuentra de licencia por desempeñarse actualmente como Jefe de Gabinete de la Nación y la semana pasada a su encuentro fue el Vicegobernador a Buenos Aires dejando una inusual acefalía en el poder ejecutivo provincial. Es así como el pasado lunes 4 de octubre de 2021, Fuerza Republicana retomó efímeramente el máximo cargo en la provincia cuando Sandra Orquera, Vicepresidenta II de la Legislatura de Tucumán, asumió como gobernadora durante 24hs. Ni los guionistas de Star Wars se animaron a tanto.

Quiero dedicar este artículo a mi hijo Octavio Alejandro en su inminente arribo a este nuevo mundo.


PD: Si, tenemos que hablar del caso de los libertarios.  Son un fenómeno aparte que vamos a tratar en otra entrega.

Arturo Antonini

Analista político-financiero, promotor cultural y productor audiovisual.