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De ríos y canales

OPINIÓN

En el Gran San Miguel de Tucumán, el tiempo ha transformado esos paseos y ese pequeño contacto con la naturaleza en algo de donde nos queremos escapar, porque ya no son ríos, son canales, si el canal Norte, Sur, el de Sirga, el de más allí y el de más aquí. Por Marcos Mollerach.-


Quien tuvo la suerte de pasear por la ciudad de Córdoba puede recordar el Río Suquía zigzagueado por los bulevares que le da a la ciudad ese sentir de frescura en los calurosos veranos haciendo que el que pase por el costado lo mire, aunque sea unos momentos, observando el contraste de agua que corre y la gran urbe por detrás.
 
Si te das una vuelta por Santiago del Estero, cruzando el puente podés ver algún que otro pescador tirando una línea para ver si hay pique en el Dulce, algún improvisado caminando por la arena o mojando los pies en su orilla buscando un poco de alivio en las tardes de Santiago.
 
La ciudad de Salta no se queda atrás con el Río Arias que la cruza, donde hay una costanera y esta hasta el camping al costado del río, en el medio de la ciudad, pero si queremos ir un poco más lejos, de repente te encontrás con el Xibi-Xibi en San Salvador de Jujuy, que dejó de ser una costanera y ha pasado a ser un parque lineal de 2.5km de largo, que atraviesa la capital jujeña transformándola en un gran parque. Este último es el mejor ejemplo de simbiosis naturaleza-ciudad-río.
 
Estos ejemplos de tratamientos de las ciudades a los relictos naturales que pasan por ellas son unos muy buenos ejemplos de cómo se pueden aprovechar los ríos para acompañar el paisaje urbano y dar respiros, aunque sea visuales en algunos casos, a los ciudadanos que habitan estas urbes.
 
En el Gran San Miguel de Tucumán, el tiempo ha transformado esos paseos y ese pequeño contacto con la naturaleza en algo de donde nos queremos escapar, porque ya no son ríos, son canales, si el canal Norte, Sur, el de Sirga, el de más allí y el de más aquí.
 
Un gran San Miguel de Tucumán, que reposa en el pedemonte, del cual no queda casi nada tiene infinitos arroyos que escurren de una forma u otra en el Río Salí.  El arroyo Cainzo y el Río Piedras, por donde todos nos queremos ir dar una vuelta caminando o un paseo en bicicleta al pie del cerro, en pocos metros de la llegada a la llanura se transforman en canales que desembocan en el camino del Perú o Alfredo Guzmán, depende donde estés parado ya se llama canal Sur.
 
El Río Muerto, que en verano deja de ser un arroyo manso, que tanta agua recoge del cerro que no hay pared de hormigón que lo contenga, es el canal del camino de sirga, al cual desemboca el canal de la calle San Luis y estos dos también desembocan en el canal Sur.
 
En Manantiales allí surgente salen aguas de las más puras, que se transforman en el arroyo Manantiales que, así como corre cae al canal, si también al canal, no lo pienses mucho, todos.
 
El arroyo Tafí, el Nueva Esperanza, todos corren la misma suerte, todos terminan desembocando en un denostado Rio Sali.
 
Tal vez sea por la historia de un Tucumán no tan antiguo donde el actual parque 9 de Julio era parte de las planicies de inundación del río, donde se juntaban las “pestes y alimañas” que la ciudad les dio la espalda a nuestros ríos y empezó a mirar al cerro, pasó de ser un lugar para refrescarse a un lugar donde tiramos lo que no nos gusta, la tradición tucumana de hacer barcos en épocas de lluvia con bolsas de residuos domiciliarios, algo inaceptable. Si la ciudadanía no tiene esa conciencia que podemos esperar de los ciudadanos que manejan las industrias y el mal trato que algunas le dan al ambiente y a sus ríos en particular, una sociedad que tenga respeto ambiental lo hace en todo ámbito, particular o laboral.
 
Tal vez en algún momento podríamos hacer una caminata por la costanera del Río Muerto, tomar unos mates en el merendero que está en el Arroyo Cainzo o simplemente mirar el agua correr. No es solo una cuestión de infraestructura, es una cuestión social, tratar a esos arroyos y ríos como un recurso finito cada vez más escaso. Sería un buen paso llamar a las cosas por su nombre y prestarles un poco más de atención cuando pasemos a su lado.


* Marcos Mollerach es Profesor Auxiliar, Catedra de Diversidad Animal III, Facultad de Ciencias Naturales e Instituto Miguel Lillo, UNT. Subsecretario de Bienestar universitario, UNT.-



Marcos Mollerach

Profesor Auxiliar, Catedra de Diversidad Animal III, Facultad de Ciencias Naturales e Instituto Miguel Lillo, UNT. Subsecretario de bienestar universitario UNT