Top

"Santa Ana es un pueblo ricotero": Toronga y la banda, Lunáticos Viajantes con Skay

CULTURA

Alberdi, Aguilares, Concepción, Villa Quinteros, Corea, el fuego, las chelas, Pili, Gabo, Marley, Cuchi, Sana y todo lo que mueve la patria ricotera hecha misa y banquete. VIDEO

La banda está, nunca se fue.





“Osvaldo es el que trae colectivos desde Santa Ana y Aguilares”, dice Alberto Horacio de los Lunáticos Viajantes. Y pasa el teléfono de Osvaldo Medina que es el Toronga y el Toronga, Mundial al margen, anda con la ansiedad a full. Viene del banquete con La Renga con los changos y las pibas en Rosario y ahora se prepara para una misa maravillosa con Skay en Tucumán.

“Somos de Santa Ana y siempre nos estamos moviendo con los amigos de los Lunáticos. Vamos a Villa Luján, a Floresta, a Central Córdoba. Estamos siempre. Siempre nos movemos. Nos juntamos con la gente de Alberdi, sacamos un colectivo de 50 personas, nos largamos, buscamos gente de Alberdi, de Santa Ana, de Aguilares, de Concepción y de Villa Quinteros”.

Coreanos hasta la médula, todos del Ciclón, del glorioso San Lorenzo de Santa Ana, bien azulgranas los trapos, la misa arranca en un parque y, mientras empieza a hacerse el fuego y circulan las chelas, Marley, Sana, Pili, Cuchi y Gabo comparten las misas vividas antes de la separación de los Redondos. “Ellos son los más grandes del grupo y comparten sus vivencias de recitales anteriores que nosotros no vimos. Carlos Gabriel, Gabo, fue al último banquete de Los Redondos en La Plata y te cuenta lo que fue, por ejemplo. Lo mismo hacemos nosotros con los más pibes. Así vamos formándonos entre las generaciones”.

La juntada con los pibes y las chicas ya es algo habitual en Santa Ana. Toronga tuvo traffic y viajó a todos lados. “Salta, Tandil, Mendoza dos veces, Gualeguaychú, y el último en Olavarría estuvimos. Santa Ana es un pueblo ricotero. El Indio es parte de nuestra vida, de nuestra juventud, de nuestro camino junto a La Renga, de nuestra historia, de nuestra cultura".

"Sus letras y su música tiene mucho que ver con nuestro pueblo, con el ingenio, con lo que somos. Por eso la emoción de esperar la llegada de Skay ahora es muy grande. Así lo vivimos. Metiéndole estos días unas changas extras, privándonos de un asado para ver el Mundial, ahorrando el peso, con mucha ansiedad, contentos, entusiasmados, ni más ni menos, compartiendo esta familia que es el rocanrol”.