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"Todo lo que yo le pido a Gilda me cumple": una promesa, un milagro y un santuario

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En un barrio tucumano está el santuario que Rosa Gallardo le levantó a la popular cantante. La historia de su devoción y del pedido desesperado que Gilda le cumplió: “Este es un lugar sagrado”.

Rosa y su santuario.





“Esa mujer va a ser milagrosa”, esas fueron las palabras de Rosa Gallardo a su marido cuando supo del trágico accidente en que Gilda perdió la vida el 7 de septiembre de 1996. Menos de dos años después de aquella sentencia, Rosa comprobó en carne propia aquella sentencia. Los problemas de salud de una familiar cercana la llevó a hacerle una promesa a la cantante y la artista devenida en santa pagana le cumplió. Esa es la historia de amor y devoción detrás de la gruta que se levanta en el pasaje Juana de Artaza 448 de Villa Angelina, el sitio en Tucumán donde Miriam Alejandra Bianchi, mejor conocido como Gilda, tiene quién le rece.

“No van a creer como he llorado, ha sido el peor día, he llorado todo el día, no me olvido más. Ha sido algo que me ha dejado marcada… Una mujer trabajadora, luchadora y ha venido y ha muerto en la ruta así. Cuando me enteré le dije a mi marido: ‘Esa mujer va a ser milagrosa porque ha muerto trabajando y ha sido un día siete’… Ese es un día para el pan y el trabajo como San Cayetano y ella murió trabajando”, le confesó Rosa a Javi El Vivo, movilero de eltucumano.com. La mujer es vendedora ambulante y una de las tucumanas que se postuló para ser parte de la casa de Gran Hermano en la próxima edición del reality.

El idilio de Rosa por la cantante fue un flechazo instantáneo: “La primera vez que la vi por Elegidos le dije a mi esposo, que flaquita que es, pero es tan sencilla… que perfil bajo que tiene Gilda, qué mujer. Tiene algo que no sabría cómo definirlo… Esa dulzura, me ha copado, ha sido amor a primera vista hacia Gilda. Ella tiene algo, no me preguntes qué, una humildad que transmite una paz interior que no te das una idea. Es bella”.

“Yo le hice el santuario para Gilda porque yo la he considerado una mujer de trabajo y ella, en lo mejor que estaba, ha muerto trabajando”, comenta la vecina de Villa Angelina, aunque hay razones más íntimas y profundas para haberle levantado esa gruta donde ahora le reza todos los días. Fue en 1998, menos de años después del paso a la inmortalidad de la artista, cuando la cuñada de Rosa enfermó de gravedad por problemas en sus riñones. Las diálisis no lograban estabilizarla y la única salida era un trasplante. Entonces Rosa se encomendó a esa mujer de sonrisa luminosa que había descollado como cantante en una fugaz y meteórica carrera: “Mi cuñada estaba muy grave y le digo ‘Gilda te pido de rodillas, si me cumplís, te hago un santuario donde todos los que crean en vos van a prenderte velas’. Yo vengo, le rezo y le pido porque la verdad que Gilda me ha hecho el milagro. He tomado la iniciativa porque me ha cumplido”.

Rosa llama a todos los tucumanos a sumarse a la devoción por la artista: “A todos les digo que tengan fe y confianza en Gilda, pídanle para el pan y el trabajo, crean y confíen, pero háganlo con el corazón abierto”.  Así, con el corazón abierto, ella le reza todos los días y la cantante con aura santificada suele responder, religiosamente, a sus pedidos: “Todo lo que yo le pido a Gilda me cumple y por esa razón yo le hice el santuario, para mí este es un lugar sagrado”.

Mirá la nota a Rosa en el santuario: