El nostálgico viaje al Tucumán iluminado por las luces de neón
Historias de acá
La aparición de fotos de hace tres décadas atrás que se creían perdidas invitan a recorrer una noche tucumana alucinada de luces multicolores. El jugador que hacía pataditas en el cartel de Salvic, la copa que nunca terminaba de llenarse en el bar El Molino y los flashes de un viaje al pasado: “Ese encanto de la calle se ha perdido”.

Ustedes quizás sean demasiado chicos para recordarlo, pero hubo un tiempo en que el microcentro tucumano encandilaba con sus artificiales fulgores nocturnos. Como los ovnis de las películas o acaso aquella nave que Carlos Menem imaginó remontándose a la estratósfera para estar en una hora y media en Japón y que entonces y también ahora brilla por su ausencia, nuestras calles resplandecían teñidas por los colores eléctricos de las luces de neón. Eran otros tiempos, claro está: Roxette sonaba fuerte en los walkmans, Diego Armando Maradona todavía embelesaba con la pelota en los pies y las Renault Fuego GTA Max despertaban suspiros a su elegante paso. Un poco de todo eso vuelve con el hallazgo de Roberto Neme quien este lunes se reencontró con unas fotos que creía pérdidas y ahora invitan al asombro en las redes sociales. Súbanse ustedes también a la máquina del tiempo para viajar a nuestra era de neón.
Corría 1992 y Roberto Neme cursaba el segundo año de la carrera de fotografía en la Facultad de Artes. Como parte de las tareas académicas, tanto él como sus compañeros, tenían la misión de sacar fotografías nocturnas y uno de los lugares predilectos era el microcentro donde los carteles publicitarios de la época iluminaban la noche tucumana: “Me gustaba mucho la fotografía en esa época y mis viejos se sacrificaron y me compraron una cámara. Después, por asuntos personales, no pude terminar la carrera. En ese entonces capaz que enfocaba así nomás y no le dábamos encuadre a las fotos. Me acuerdo que teníamos muy buenos profesores como Rubio, Caro, Iratchet… ellos nos inculcaban que había que gatillar la cámara para aprender. En la facultad nosotros hacíamos de todo, revelábamos los rollos, teníamos nuestro laboratorio, esa era la magia como se decía”.

Ahora Roberto tiene 52 años y hace un tiempo está radicado en la ciudad santafecina de Esperanza, pero volvió este verano a Tucumán a visitar a su familia. En su casa paterna de Barrio Modelo, revisando entre objetos antiguos y viejos recuerdos, se encontró con algo que hace mucho tiempo venía buscando y que ya daba por perdido: “Encontré las fotos justo antes de venir, el lunes, cuando me volvía, las encontré. Me puse a hurgar entre los recuerdos y encontré las fotos, los negativos, todo”. Esas fotografías que halló en una vieja caja de papel fotográfico son aquellas que sacó cuando era un estudiante fascinado por nuestros paisajes nocturnos. Son las imágenes que compartió horas después del hallazgo en un grupo de Facebook especializado en fotografías antiguas.
Las fotos muestran una 25 de Mayo convertida en una avenida de incandescencias y disparan la nostalgia de los memoriosos que no se han olvidado de los emblemáticos carteles de la época. En el histórico bar y billares El Molino, la publicidad de Seven Up mostraba una botella luminosa empeñada en recargar la copa. Los Torino y los Fiat 128 estacionados frente a Café 25 cuando la planta superior del restobar todavía no estaba vidriada. La calle de la casa de gobierno bañada de luces. Entre todas esas imágenes del pasado se destaca principalmente una: el cartel de la casa de deportes Salvic en San Martín al 400, la joya suprema de la publicidad callejera de esa época y acaso de todos los tiempos.

Tanto el cartel de El Molino como el de Salvic fueron obra de Eros Ariel Rosatto, el creador de Vidriolux, la usina de esos carteles que maravillaban a los tucumanos que recorrían las calles céntricas. Así recuerda Víctor Rosatto, su hijo, la fabricación del histórico cartel que mostraba a un jugador de fútbol haciendo pataditas: “Fue una creación de Vidriolux de finales de los 60 y principios de los 70. Fue el primer cartel en movimiento el de Salvic. Era todo un espectáculo verlo: la gente iba por la plaza Independencia para verlo. Recuerdo que mi papá decidió que iba a ser de movimiento cuando consiguió en Estados Unidos los primeros intermitentes electrónicos”. Durante años, muchos pensaron que el jugador homenajeado en el cartel era Diego Armando Maradona, pero claro, por aquel entonces el D10S todavía ni había debutado en primera. En una charla con eltucumano.com, Víctor Rosatto develó el misterio: el popular diseño estaba basado en Omar Sívori.

Para Roberto, el fotógrafo de la nostalgia, el hallazgo de las fotos significó el viaje a otro tiempo y a otro Tucumán; un Tucumán despampanante que nada tiene que ver con el actual: “Ha cambiado todo. Han sacado los carteles y el encanto de la calle se ha perdido… Está triste Tucumán. La vida nocturna de Tucumán estaba regida por esos carteles. Ahora todo ha cambiado”. Aunque las imágenes están cargadas por la añoranza de esa era dorada o, mejor, multicolor, celebra haberse reencontrado con esas fotografías y con aquel pasado luminoso. “La verdad que ha sido una alegría porque eran fotos que yo buscaba hace tiempo y que quería compartir. Las quería tener porque sabía que las había guardado. Muchos me dicen que le ponga un sello de agua, pero no hace falta porque yo sé que son mis fotos. Ahora los teléfonos celulares potenciaron la fotografía y somos todos fotógrafos. El celular suplanta muchas cosas”, reflexiona Roberto aunque sus palabras esconden la velada convicción de que hay algo que nunca podrá suplantarse y que ya no volverá.

