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La balada del Rey Joaquín, los lunes de excesos y arriba los corazones

ANÁLISIS DECANO

Pereyra le puso música al necesario triunfo de Atlético, que ganó y se ilusiona. ¿El equipo convence? Ganemos y después vemos. El Deca está de festejo y se vienen dos semanas que pueden invitar a soñar.

Explota Joaquín Pereyra para gritarlo con el alma, como vos. (Foto: Twitter @ATOficial)





Esta historia empieza por el final: Atlético Tucumán ganó el partido que tenía que ganar, porque sumar de a tres ante Arsenal era imperioso, era urgente. Porque El Deca tenía que sacar pecho tras la derrota ante River que le costó el invicto de la Dupla, porque necesitaba estos tres puntos para seguir expectante en la Copa de la Liga, para seguir al acecho en la clasificación a las Copas, porque se viene el duelo regional ante los santiagueños en el Monumental, porque se vienen dos lunes picantes, porque Atlético festeja Gigante del Norte su 121º aniversario, y si vuelve a ganar El Deca...

¿Quién lo manda al Deca a jugar tres lunes seguidos? No te gusta, pero ahí estás, firme, de corazón sin igual. Te rajás del laburo, faltas a alguna clase a la tarde, te tomás un bondi sin saber si habrá en qué pegar la vuelta a casa. Está mal, pero no tan mal, porque juega El Deca y entonces la semana arranca distinta, con otro gustito, con otra adrenalina, y todo vale la pena para estar una vez más en 25 de Mayo y Chile, lata viene lata va, en el José Fierro que de noche siempre se pone hermoso y donde El Deca debe ganarle a todos para soñar con cosas importantes.

Todavía te estás acomodando cuando Coronel casi la mete de cabeza antes del minuto. Cómo no entraba esa para evitar tanto sufrimiento, tanta agonía, porque el rival parece condenado pero sus jugadores muestran hambre y vergüenza y no se entregan, y el partido se hace áspero y Medina se tira todas las jugadas como todas las veces que vino. 

La calma la pone El Bebe, que juega a dos toques y siempre seguro, buscando asistir al tridente Carrera-Pereyra-Coronel, que necesita recibir con comodidad y en las zonas de riesgo. Si el 23, el 10 y el 37 se juntan, hay peligro. Pero son chispazos, ráfagas, y El Deca domina el partido, pero falta fuego, falta profundidad.

Maestro Puch pelea todas, muestra toda su clase cuando pivotea para Coronel, pero sigue sin tener un mano a mano, un centro a la cabeza, para sacarse la mufa, la bronca contenida y desatar el grito sagrado más esperado. El gol no llega, el rival se agranda y hasta se mete en partido, la Bolivia ya es un hervidero y un manojo de nervios.

Crece la tensión porque Atlético necesita ganar. Porque esta noche El Deca no puede perder, vamos Los De, que a esta hinchada si le sobran huevos. Y la cancha se viene abajo cuando El Gordo Carrera va al piso con el alma para cortar la contra, y después le mete un fierrazo que merecía ser un golazo para enmarcar en un cuadro y desatar la locura, pero faltaba poco para el éxtasis Celeste y Blanco. Faltaba poco para la balada del Rey Joaquín.

JoaKing lo llaman en las redes y su zurda enamora a los propios y es cada vez menos extraño ver a todos deleitados por su clase, por su impronta, por lo que pasa y lo que te pasa cada vez que la pone abajo de la suela. Dibuje, Pereyra, dibuje. Aunque a veces no le salga, aunque la pierda, aunque se fastidie. Juega al fútbol que acá eso gusta y se valora y por eso la gente lo quiere y lo aplaude y lo banca tanto.

Por eso te parás cuando Sánchez cruza la mitad de cancha y te escucha cuando le gritás "cambiala" y la cambia de frente, y lo encuentra al 10 con tiempo y espacio, y cuando los que saben tienen tiempo y espacio pasan cosas: primero, la anestesió de zurda para luego desatar una bicicleta y un pie a pie en centímetros, a pura velocidad, adentro del área, para volver a verla mil veces y esta noche la ves mil veces y todas las veces se te infla el pecho al ver la clase de tu 10.

Jugada memorable de Pereyra, que merecía terminar en gol y no en penal, para ser eternizada, para jamás ser olvidada, para que su zurda sea para siempre ese pincel que te dibuja otra vez una sonrisa, como tantas veces. Como correspondía, Joaquín se puso la pelota bajo el brazo, dijo esta boca es mía y la acarició de zurda, con el pie y los ojos bien abiertos, el corazón caliente, la garganta lista para el grito sagrado, para señalarse el escudo y hacer latir bien fuerte tu corazón Decano.

La Dupla quizás se apuró en sacarlo a Maestro Puch porque justo podía abrirse el partido y el 9 tener la chance de tener su grito sagrado y tan ansiado, tan necesario, pero ya va a llegar. Hubo algunas chances más, la visita insistió con algunos centros, pero esta historia ya estaba escrita. Esta era la noche de Pereyra y Atlético la cerró casi casi sin sobresaltos. Falta brillo, falta fútbol, pero había que ganar y se ganó, y qué importante es ganar estos partidos chivos para pensar con ilusión en lo que viene.

Con los santiagueños no es clásico, pero hay pica y se portaron mal cuando vieron la invasión Decana al Madre de Ciudades. Encima El Pulga viene encendido. Que venga a Tucumán y no se vaya más. Atlético necesita de todos, por eso es clave mantener el cero, que la zaga y Marchiori sigan firmes, que El Bebe vuelva a marcar presencia, que se junten Sánchez-Carrera-Pereyra-Coronel y que todo El Pueblo Decano empuje para adelante porque esta Copa es corta y la ilusión es muy grande.

Pasó la primera prueba después de la primera derrota y acá estamos, tres puntos y a la bolsa. Tomemo somo Atlético, que es lunes -ya martes- y la semana se pinta de Celeste y Blanco. Se viene Central Córdoba en el José Fierro y Vélez allá, dos lunes más, dos lunes de excesos de fútbol y sonrisa y felicidad plena en la esquina de tu vida. Para que la semana tenga otro color, tus colores. Porque si las próximas dos semanas arrancan como esta, se puede venir un octubre cargado de emociones después de los festejos de este miércoles 27, que El Deca festeja -como siempre- con una sonrisa su 121º aniversario: ¡Arriba los corazones!