Top

"Feliz aniversario al mejor estadio de todos": Tino Costa celebra a La Ciudadela

EFEMÉRIDES CIRUJAS

El hogar de San Martín de Tucumán celebra nueve décadas y su crack lo sabe. Mirá el video y conocé su historia.





Este 24 de marzo, San Martín de Tucumán celebra un nuevo aniversario de su casa, La Ciudadela, que cumple 90 años.

“Hoy cumple 90 años el Estadio Más Caliente del País”, escribió el vicepresidente Santo, el diputado nacional Carlos Cisneros, que destacó las acciones para reformar y revalorizar el club en su corto paso por la institución que preside junto a Rubén Moiselló. “El proyecto avanza satisfactoriamente y estamos muy orgullosos”, valoró.




Abundan los mensajes de felicitaciones, pero, seguramente, el que más llega al corazón del Pueblo Ciruja es el de su crack, Alberto Tino Costa, que por estas horas aguarda recuperarse de un desgarro para volver a desplegar todo su talento en césped santo.

Feliz aniversario al mejor estadio de todos”, escribió en su cuenta de Twitter el futbolista que supo deslumbrar a hinchas de Europa en estadios de clubes como la Fiorentina de Italia y Valencia de España.




Tendrá que ver acaso el mensaje de Tino Costa con esa aseveración sobre La Ciudadela y la temperatura que se experimenta en su interior, aquella leyenda que la describe como “el estadio más caliente del país", frase que repiten desde periodistas tucumanos afines al club como comunicadores especializados de medios nacionales.

Lo dijo Gustavo López en Fox Sports en 2012, que proponía que la Copa Davis contra España se juegue allí para meterle miedo a Rafael Nadal. Lo propio hizo también el reconocido relator Bambino Pons, cuando recordó que los jugadores de Estudiantes de La Plata no se animaron a festejar un campeonato en la cancha tucumana. El canceladísimo Flavio Azzaro también quiso ser parte de la discusión cuando hizo una comparación de estadios que no dejó para nada contestos a los hinchas del archirrival del Santo, calificando de “más familiar” el ambiente del Monumental José Fierro. El último en refrendar el mito de La Ciudadela como el infierno futbolístico por excelencia fue el siempre polémico DT, Caruso Lombardi, cuando se discutía si la Selección Argentina debía jugar en el interior del país. “En la cancha de Boca la gente se les cae a los rivales encima. Y si hay que ir al interior pido la cancha de San Martín de Tucumán: ahí cabecean los hinchas”, había dicho.


Historia de La Ciudadela

El Santo había boyado entre canchas prestadas o alquiladas, hasta que en 1925 consiguió su primer estadio propio que quedaba en Barrio Sur, precisamente en Bolivar y Alberdi. Sin embargo, en el 29, el mundo se desplomaba junto a la Bolsa de Wall Street, y San Martín desarmaba su estadio, atravesaba la mitad de la cancha por un pasaje para poder lotear más terrenos y vendía todo para levantar deudas.

Los Ingenieros Mario Bron y Carlos Barthaburu fueron los que se encargaron de evitar la quiebra, luego de vender los terrenos sobraron unos pesos y se pusieron a buscar una nueva locación más alejada del centro. Finalmente, San Martín llegó a Ciudadela, barrio con el cual establecería un lazo inseparable. Se generó tal química entre el barrio y el club, que decir Ciudadela o San Martín da lo mismo, una palabra te lleva a la otra.

El responsable de que hoy podamos tener certeza sobre la fecha inaugural es Ramiro Villa, historiador y fanático, que se puso a escarbar los archivos hasta dar con el momento preciso en el que la pelota rodó por primera vez en el Mítico Solar: “Todos los clubes conmemoran la inauguración del estadio. Pero en San Martín no era precisa. Así que un día me dispuse a encontrarla como sea”, revela Ramiro.

La primera pista la tiró Roberto Albornoz otro gran historiador del club: “El primer partido oficial se jugó en abril del 1932”, dijo. Y Ramiro Villa recogió el guante: supo que debía haber un partido amistoso que haya servido como ceremonia inicial.

“Empecé a recorrer las páginas de todos los diarios de la época desde abril para atrás, hasta llegar a un pequeño recuadro que anunciaba: ‘El estreno del nuevo estadio de San Martín en petit torneo de Semana Santa’, a disputarse el 24 de marzo”, relató el historiador su periplo de investigación.

Sobre aquella jornada de “Jueves Santo”, se sabe que vino un equipo uruguayo llamado “Uruguay Postal”, generando mucha expectativa en la provincia. Para entonces, el fútbol uruguayo era el mejor del mundo: eran bicampeones olímpicos (1924, Paris; y 1928, Ámsterdam) y campeones mundiales de 1930.

La ceremonia fue un éxito total y contó con la presencia de las autoridades de la Federación Tucumana de Fútbol y con la del flamante Gobernador de la provincia, Juan Luis Nougués. La cancha se estrenó con solo dos tribunas: una de madera que había sido trasladada desde a ubicación anterior, y que iba desde el corner de Bolívar y Pellegrini hasta la raya de mitad de cancha. Mientras que la otra, era la “tribuna metálica” que estaba localizada donde hoy está la central baja.

De esas primeras estructuras, solo quedan restos de lo que fue "La cerca exterior", unos bloques de cementos que trajeron desde Bolívar y Alberdi y que, hasta hace poco, estaban a la vista de todos debajo del popular lateral. Hoy están tapados por revoque. 

Sobre la comisión directiva que fundó el estadio hay que hacer algunas salvedades. Primero, ya no estaba Bron, que había dejado su cargo para presidir la Federación Tucumana: su heredero en el club fue Francisco Sanjuán, primera generación de una familia llena de dirigentes que con los años formaría parte de diferentes momentos importante en la historia del club.

Por otro lado, el vicepresidente era José Salmoiraghi, quien además fue el que se encargó personalmente de supervisar las obras de construcción del nuevo reducto. Lo llamativo, es que él también fue dirigente de Atlético y que, incluso, el complejo, ubicado en Ojo de Agua, del Decano lleva su nombre. 

Con el tiempo, la popularidad del club no paraba de crecer y las instalaciones fueron quedando chicas. A finales de los 40, se reemplazó la vieja tribuna de madera por una de cemento que ocupaba todo ese lateral. Así nacía la Pellegrini. Entrados los 50, se construyeron las dos cabeceras.

Cuenta la leyenda que luego del campeonato infantil “Evita”, en el que San Martín se consagró campeón, en pleno agasajo en la residencia presidencial de Olivos, un niño rompería los protocolos y se acercaría hasta la propia Eva Perón para pedirle ayuda para construir una nueva tribuna. Ese niño era el "Burro" Carol, quien años después convertiría en el máximo goleador de la historia del club.

Evita, sin dudar, aceptaría y ordenaría la emisión de fondos para Tucumán. Burocracia mediante, el dinero llegó, y tras algunos años de demora, se removió la tribuna metálica y en su lugar se construyó la actual platea central baja, que lleva el nombre Eva Perón, a quienes algunos confunden con el nombre del estadio. Tal vez es por esto que, en forma de agradecimiento, el pueblo Ciruja entona el tradicional canto al ritmo de la marcha peronista: "Y Ciudadé... Y Ciudadé..."

Con Ernesto García Soaje, durante la década de los 60 se crearon las plateas norte y sur bajas y central alta. Se colocaron butacas por primera vez. Cuenta el propio presidente que, en un partido contra Racing, al mismo tiempo que la gente entraba al estadio se iban colocando los asientos, porque era necesario el dinero de la recaudación para pagarle a la empresa que se encargaba de la obra.

También bajo la gestión de García Soaje se amplió la tribuna Bolivar dejándola como está hoy, se pavimentaron las calles, se colocaron veredas y se inauguró la iluminación artificial una emotiva noche del 68 en un partido vs San Lorenzo por el Nacional del 68. Con Natalio Mirkin, ya en los 70, se ampliaron las tribunas Rondeau y Pellegrini, dando un gran salto en la capacidad del estadio.

A comienzos de los 90, un grupo de socios del club se organizó a través de una subcomisión y trabajó intensamente para poder implantar los codos, en las esquinas del estadio, llevando a las populares a su capacidad actual. El 13 de marzo del 93, por gestión de Luis Garretón, nieto de Francisco Sanjuán, se inaugura la Platea Norte Alta, en una noche de viernes, en un empate 1 a 1 ante River. 

La última gran obra se hizo bajo la presidencia de Oscar Mirkin, hijo de Natalio, con la ayuda de un grupo de socios jóvenes que colaboraron en todo lo que pudieron. Se trata de la Platea Sur Alta, que se abrió por primera vez en un partido ante Flandria en el 2017.