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Los 90 años y mil historias de La Ciudadela, sinónimo de San Martín

historias cirujas

Hay pocos clubes en el mundo tan arraigados a un barrio como el Santo. Este vínculo empezó hace nueve décadas y ya es eterno. Hoy no se puede nombrar a uno sin el otro.





Ciudadela y San Martín son sinónimos, significan lo mismo, es imposible que una palabra no te lleve a la otra, o mejor dicho que cualquiera de los dos términos no sacudan el corazón, no te grafiquen la pasión roja y blanca de un fenómeno popular, extraordinario. 

A donde Belgrano supo ganar la batalla más importante de la Independencia, La Batalla de Tucumán, ahí mismo se emplazó hace exactamente 90 años el Mítico Solar de Bolívar y Pellegrini, el estadio más caliente del país, el fortín inexpugnable, entra tantos sobrenombres que tuvo y tendrá la cancha de San Martín. 

Era 24 de marzo de 1930 y todavía la fecha no nos retrotraía a pasados oscuros, ni a dictaduras nefastas, ni a torturadores cobardes. Era 24 de marzo y se jugaba el primer partido en la Ciudadela, en el corazón de un barrio con el mismo nombre. Al puntapié inicial lo daba el presidente del club, Francisco Sanjuan, justo antes de Montevideo Postal y San Martín jueguen el amistoso que inauguraría para siempre el lugar donde el Santo echaría raíces. Llegar hasta ese día no había sido fácil y desde 1909, el club había recorrido un largo camino de 21 años hasta encontrar su lugar en el mundo. 

Prehistoria 

Al comienzo, San Martín hacía de local en canchas prestadas. Primero en la Plaza de los Burros, manzana donde hoy está el Hospital de Niños. Era un baldío con dos arcos a donde pastaban los caballos y burros que tiraban los carros que iban y venían del Mercado Sud, ubicado donde ahora está Tribunales. 

Al frente, en la plaza San Martín, Romelio Castro y otros jóvenes le habían ido dando forma al club, así que la ubicación era ideal, aunque no duró demasiado tiempo, porque tras un partido contra Argentinos del Norte que terminó en incidentes, el concejo de Educación le revocó el permiso que le había dado para usar ese terreno y el club tuvo que buscar otra cancha. 

El Gimnasio Sport o también conocido como Gimnasio San Martín, ubicado en Avenida Sarmiento y Laprida; el Gimnasio del Sáenz Peña, actual Central Córdoba; y el Gimnasio 24 de Septiembre en la manzana del Centro de Salud, son algunos de los campos en los que San Martín hizo de local hasta que logró comprar los terrenos de su primer estadio propio. 

La primera casa

En 1922 se había probado en la Asamblea el proyecto del estadio propio, adquiriendo meses después la manzana comprendida por las calles Alberdi, Bolívar, Rondeau y La Rioja. 

El terreno tenía un chalet en una de las esquinas que se remodeló y utilizó como vestuario y vivienda para el cuidador. 

El 6 de julio de 1924 se inauguró la nueva cancha con la visita de River. Tribunas populares de madera, en la cabeceras y un cerco con bloques de cemento formaron parte de las estructuras del viejo estadio que cerró sus puertas en 1930, debido a una grave crisis económica que obligó que los dirigentes a vender el inmueble. 

El ingenio Mario Bron, presidente del club, decidió lotear la manzana y pidió autorización para abrir un pasaje  (Pje Grimau y Gálvez) para así poder vender más terrenos.

La operación económica fue éxito que permitió saldar deudas y adquirir los terrenos de la actual Ciudadela, todo eso en menos de dos años. 

Campo de juego y Chalet de la primera cancha de San Martín

La Ciudadela y su evolución

Como decíamos al comienzo, el 24 de marzo de 1932 llegó el día de la inauguración del nuevo Recinto, La Ciudadela. 

Las tribunas de madera traída desde la otra cancha fue colocada en el ángulo de Bolívar y Pellegrini, para el otro lateral estaba montada la vieja tribuna metálica, que era techada y ocupaba el espacio de la central baja. Ahí atrás estaban los vestuarios, de los cuales los jugadores accedían al campo del juego de manera directa, sin túneles. 

A la obras las había supervisado el José Salmoiraghi, reconocido dirigente de Atlético que también fue vicepresidente de San Martín en tiempos donde la rivalidad dentro de la cancha no era obstáculo para pujar por el crecimiento institucional de todos los clubes tucumanos. 

La primera tribuna de La Ciudadela, la metálica.

Los primeros años llegaron con sequías de títulos y malos resultados, algo que se revirtió rotundamente en los años 40, cuando Roberto Santillán tomó el mando del primer equipo y lo hizo cosechar 28 títulos en 17 años, incluyendo el Campeonato de la República. 

A finales de los 40 y principios de los 50, se construye el primer tramo de la Pellegrini y la Bolívar. 

Un par de años después, se reemplaza la vieja tribuna metálica por una de cemento, que más tarde sería ampliada hacia los lados con los sectores Sur y Norte Bajas, y la Central Alta. En el 93 se inauguró la Norte Alta, y en el 2016 la Sura Alta, completando la doble bandeja a todo el lateral que da a calle Matienzo. 

En la presidencia de García Soaje se amplió la Bolívar y se iluminó el campo de juego. Con Mirkin llegaron las ampliaciones de Pellegrini y Rondeau y a comienzo de los 90, los codos.  

La capacidad actual es de 30.500 espectadores, y está planificada una ampliación antes de fin año con una segunda bandeja sobre calle Pellegrini. 

En estos 90 años, hubo de todo en Ciudadela: alegrías, tristezas, milagros, goles agónicos, noche inolvidable y tardes borrascosas. Hubo lluvias, tormentas, calores insoportables y tardes de mandarinas al sol, mucho sufrimientos y fiestas eternas.

Pasaron días de la madre, del padre, semanas santas, pascuas, domingos, lunes, martes, miércoles, jueves, viernes, sábados y, sobre todo, domingos, muchos domingos de siesta, de atardeceres y hasta de mañanas. 

A veces más festiva, más colorida; a veces más gris, despintada y pálida, pero siempre generosa, y dispuesta a albergar a un Pueblo Ciruja que la ama, La Ciudadela se mantuvo erguida y firme al paso del tiempo, preparada para una y mil batallas, contra el que sea, no importa, porque no hay quién no sepa lo que es, fue y será, La Ciudadela, sinónimo de San Martín.