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La Revolución Rusa en Tucumán merecía otro final

ANÁLISIS DECANO

Dura derrota de Atlético Tucumán ante San Lorenzo. Se terminó la ilusión Decana en la Copa Diego Maradona y Ricardo Zielinski comienza a decir adiós dejando una pálida imagen. Entre el agradecimiento y el dolor, los hinchas ya despiden al Ruso.

Atlético terminó desdibujado y fue una sombra del que supo ser. Foto: Twitter @elgraficoweb.





Cuando Leonardo Heredia conectó de cabeza y estampó el 1 - 1 a los 3' del segundo tiempo, Atlético Tucumán tenía un jugador más que San Lorenzo y la oportunidad latente de volver a dar vuelta un partido, sacar pecho y mantener encendida la ilusión de pelear hasta el final en la Copa Diego Maradona. Pero nada de eso ocurrió: el Ciclón sacó a relucir su jerarquía, liquidó el partido y puso fin al ciclo Ricardo Zielinski en Atlético Tucumán, aun con dos fechas por disputarse.

El anuncio de la inminente salida del Ruso rumbo a Estudiantes de La Plata sacudió al Mundo Decano: tras una primera ronda arrasadora, con seis triunfos en seis fechas, Atlético era un serio aspirante al título en un torneo de formato irregular en el que hoy por hoy, Banfield es un potencial finalista. El equipo jamás recuperó su Norte, perdió ese fuego que lo llevó a dar vuelta partidazos y golear en la fase inicial, para terminar errante y desdibujado.

San Lorenzo pegó de entrada y Atlético fue sin muchas ideas, pero con enjundia, a buscar el empate. El primer tiempo fue palo y palo, con llegadas por ambos lados. Javier Toledo estuvo cerca varias veces de cabeza, donde gana mucho y -para lo que genera- convierte poco. Guillermo Acosta, que siempre hace goles claves, hizo vibrar el travesaño de Monetti con un derechazo furioso. Lucchetti respondió cada vez que lo llamaron, como casi siempre que el Decano lo necesita.

En el complemento, el trámite se tornó sorpresivamente favorable para Atlético. El tucumano Salazar vio la roja y Heredia empató de cabeza a los 3'. Con un hombre de más y el festejo del gol en la piel, se esperaba un vendaval Celeste y Blanco hacia el arco de un San Lorenzo acorralado. Pero nada de eso ocurrió.

La visita se acomodó en defensa y Juan Ramírez comenzó a manejar la pelota y hacerse dueño del partido, aun en inferioridad numérica. El ingreso de Nicolás Fernández fue determinante y el exDefensa y Justicia, que volvía de una lesión en la rodilla tras unos 10 meses, llevó peligro al arco Decano cada vez que le dieron un poco de espacio: el gol de Uvita fue un duro golpe, y el golazo de Ramírez derrumbó toda esperanza.

Con algunos centros, Atlético buscó primero el empate y luego un descuento que ya no merecía: los cambios de Zielinski no surtieron el efecto deseado y el hombre de más jamás se sintió. Es inevitable aludir a los rumores de salida de El Ruso para caer en el facilismo de que jugadores y técnico estaban "con la cabeza en otra parte". Más si al terminar el partido, el entrenador confirma su partida.


El Ruso y el Decano merecían otro final

En la primera fase, el Decano era un equipo valiente y agresivo, donde era difícil distinguir titulares de suplentes por el buen rendimiento colectivo incluso en la rotación. Atlético supo imponer sus condiciones (ataques verticales y juego directo) y pegar en los momentos claves en la fase inicial, pero no mostró nada de eso después de aquella racha de victorias que ilusionó a todos. Ya no hubo remontadas épicas, goleadas, ni juveniles irreverentes que sorprendan con sus gambetas. Hasta Mauro Osores terminó perdiendo el puesto, y Mussis y Alustiza, que supieron ser figuras, fueron disfrutando de cada vez menos minutos.

La Copa Diego Maradona dejará conclusiones valiosas en 25 de Mayo y Chile: las apariciones de Risso Patrón y Osores son un claro ejemplo de que los pibes merecen el lugar que tanto les costó conseguir, más allá del bajón final. Los Ruiz Rodríguez, Isa Luna, Jonás Romero y demás pelearán de igual a igual por su lugar en el próximo ciclo, que todo parece indicar que encabezará Omar De Felippe.

En el fútbol argentino, parejo y devaluado, con orden, trabajo y seriedad se puede aspirar muy alto. Sin embargo, aAtlético le costó dominar los partidos y tener volumen de juego; cuando se encontró en desventaja, se repitió de forma constante en los centros a Toledo. A jugadores como Heredia y Alustiza se les hace difícil pesar en el juego si la pelota que debería ser para ellos va a parar derecho al área rival y sólo la ven pasar por arriba. Aguirre y Acosta no supieron pesar por afuera y se nublan por adentro, terminando hasta incómodos.

El Decano se fue desfigurando al ritmo de los rumores de salida del entrenador. Ha sido una irresponsabilidad que el propio Zielinski y los dirigentes hayan permitido que esto ocurra. El trabajo en silencio y humildad ha sido una constante de este ciclo que parece terminarse, dejando una imagen que no es la que merece el técnico ni tamaña institución.

Zielinski supo transformar a Atlético en un equipo competitivo, que peleó de igual a igual ante los poderosos de Argentina y de América, acariciar la Copa Argentina y hasta ilusionarse con pelear esta Copa Diego Maradona hasta el final. El Deca y El Ruso esperaban otro final: los hinchas se imaginaron levantando sus copas la noche del 31 a pura ilusión, a unos pasos de la gloria, y hoy saborean el trago amargo del adiós.

Más allá de lo que pase con Zielinski o las fechas que quedan, los hinchas ya se expidieron, entre el agradecimiento eterno por lo conseguido y la bronca por este cierre abrupto e impensado. Aquella Revolución Rusa llega hoy a su final, y la posta quedaría en manos de El Soldado. Agradecimiento al Ruso, la banda se lo agradece y lo alienta hasta el final.