Pancho Pacheco y la noche maradoniana con música de violines
GOLES INOLVIDABLES
"Recuerdo cada detalle como si fuera hoy", relata el crack de melena con rulos. Hace 30 años quedó en la memoria del Decano cuando gambeteó a medio equipo de Banfield y Deportivo 10 lo comparó con el tanto más famoso de todos los tiempos. La historia de un gol que nunca volvió a ver.

Uno de los grandes equipos de Atlético: Pacheco, abajo, entre Néstor Hugo Sosa y Guido Manuel Aballay.
La voz llega desde una casona del sur de Buenos Aires, tan lejana y cercana a la vez. Francisco Pacheco cierra los ojos y nos invita a cerrarlos con él, a viajar en el tiempo, unos treinta años atrás. Es el 21 de octubre del 88, es una típica noche de primavera tucumana, y es en el horario inolvidable de antes, cuando se jugaba los viernes a las diez de la noche, cuando se llegaba a la cancha con el paso apurado, recién salido del trabajo, con la corbata en la mano y el humo de los choripanes, sentilo, cerrá los ojos y sentilo, el humo metiéndose por el codo de la 25 y Chile, mezclándose con los hinchas Decanos hasta desvanenecerse sobre el aire, encima del círculo central del Monumental, en el medio campo, donde comienza a escribirse esta historia.
El equipo del Viejo Guerra era un equipazo, que había arrancado el torneo con un triunfo como visitante en la cancha de Los Andes, en el corazón de Lomas de Zamora, justamente donde hoy vive el protagonista de aquella noche de octubre, en la fecha 11, cuando Atlético recibía a Banfield, el gran candidato al ascenso de la mano de Ángel Cappa y con un peso dirigencial resumido en la presencia de Eduardo Duhalde esa noche en los palcos del Monumental. "Sí, era una noche especial, había un clima de partidazo, cancha llena, el árbitro era Mastrángelo, el mismo que esa noche me felicitó por lo que iba a pasar después en el partido", empieza a contarle Pancho Pacheco a eltucumano.com.
Pacheco fue uno de los grandes números 5 que tuvo Atlético: hay que volver a cerrar los ojos para recordar su estampa, un morocho de piernas macizas y combadas, con tobilleras por encima de las medias, la camiseta celeste y blanca en el pecho y una melena de rulos que se movía al compás de su trotecito en el campo de juego: "Le poníamos magia al look por esa época", sonríe Pancho, quien dos años antes de aquella del 88, en su casa, había visto por Canal 10 el mejor gol de todos los tiempos, el día que Diego Armando Maradona abrió como nunca los ojos del mundo y convirtió al país en un puño apretado para derrotar a Inglaterra por 2 a 1.
El partido contra Banfield era lo duro que se esperaba y estaba 1 a 1 con los goles de Miguel Jerez (el Patón mayor) y el penal de Toribio Aquino para la visita. Pero en todo caso el humo de los choripanes, la fecha, el día, el mes, el año, quién dirigía, cómo iban, quiénes jugaban son detalles, datos, nombres que se pueden haber perdido en el tiempo, pero lo que vuelve como una película a la vida de Pacheco es cuando esa noche recibió el pase del Patón: "Jerez me da el pase, la para de pecho y me la da. Recuerdo cada detalle como si fuera hoy. Empecé a gambetear uno a uno a los rivales que me iban apareciendo en el camino. Fueron cinco en total. Mientras avanzaba con la pelota, tenía tiempo para pensar qué haría. Los fui dejando en el camino, uno a uno, hasta que entré al área, me salió el arquero, enganché hacia mi izquierda, lo dejé arrodillado y definí de zurda a la red. El Patón decía que él había sido como el Loco Enrique cuando le dio el pase a Maradona. Fue el gol más hermoso que hice en mi vida".
El resultado de aquella se completó con el gol del Bomba Scimé, pero todos los flashes de las cámaras, su posterior revelado, todas las tapas de tinta negra impresa en papel de diario, todo tenía la imagen y el nombre de Pacheco. El gol fue el viernes a la noche. Las repercusiones el sábado. Pero el broche de oro de aquel gol fue el resumen de Deportivo 10, el histórico programa de Canal 10 que tuvo la brillante idea de comparar el gol de Pacheco con el de Maradona y ponerle música de violines, una pieza clásica para movimientos de vals, en puntitas de botín de cuero negro, in crescendo hasta la red.
"Recuerdo que lo compararon con el gol de Maradona a los ingleses en el 86. Supe en ese momento que había hecho un gran gol, pero fue cobrando dimensión con el paso del tiempo. Esa misma noche me sorprendió cuando se acercaron todos los jugadores de Banfield, pese a la derrota, y me felicitaban: '¡Qué golazo que hiciste!', me decían. Lo único que lamento es que no sé qué pasó con ese gol, no pude verlo más, se perdió en los archivos, quedó en algún cajón", se lamenta Pacheco.
Mientras los periodistas y productores de aquellos años desconocen la existencia actual de ese material fílmico, Pacheco jura que pensó en esa noche una y otra vez, lo pensó cuando colgó los botines con los que lo hizo, cuando dobló la camiseta que vestía esa noche, cuando se fue a vivir a Buenos Aires y abrió una frutería, mientras se casaba y tenía dos hijos, ahora ya grandes los hijos y todos sus familiares con su vida allá, la principal razón por las que Pancho no vuelve a Tucumán: "Aunque a veces pienso en volver. Creo que si pidiera volver al club, podría trabajar en Atlético. Dejé un grato recuerdo. Es el club de mi vida y le debo muchísimo. Cuando relato partidos para la radio, pienso en volver a Atlético. En eso pienso muchas veces. En eso, y en el gol que hice y que nunca más pude volver a ver".

La formación del Decano en el 89: Pancho Pacheco abajo, al lado del gran Bomba Scimé.

Equipazo del Decano en el 90, con Pancho arriba, al lado del capitán Doroni.

Las tobilleras y los botines Puma: marca registrada del crack. "En los clásicos hice goles, feítos, pero importantes". (Foto Archivo La Gaceta)