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Un edificio en forma de cincel, el homenaje de César Pelli a Lola Mora

En Jujuy

Se trata de un centro cultural que llevará el nombre de la escultora y albergará seis de sus obras. El diseño fue encargado por el Gobierno de Jujuy al arquitecto tucumano.

El Centro Cultural Lola Mora, desde el aire.





Lola Mora (1867-1936), reconocida como la primera escultora argentina, nació en Tucumán como Dolores Candelaria Mora Vega. Sin embargo, fue en Jujuy donde encontró la aceptación a su obra cuando Buenos Aires aún no estaba lista para asimilar su libertad creativa.



Desde hace un siglo, seis esculturas originalmente concebidas para adornar la fachada del Congreso Nacional ocupan espacios públicos en San Salvador de Jujuy, pero se encuentran en riesgo de deterioro.


En 2018, el Gobierno provincial encargó a César Pelli el diseño de un edificio que protegiera y exhibiera a las esculturas de los Leones, la Libertad, el Progreso, el Trabajo, la Paz y la Justicia. El terreno elegido en el Barrio Alto La Viña, con vistas hacia el centro de la ciudad y las montañas distantes, está rodeado por la vegetación de la yunga y una pequeña quebrada.


Con un avance general de obra del 28%, la estructura de hormigón está tomando forma y dibuja la huella sintética del Centro Cultural Lola Mora.


Los jefes de proyecto por parte de Pelli Clarke & Partners, Susana La Porta Drago y Axel Zemborain, presentaron el diseño en la Bienal de Buenos Aires el año pasado, cuando las obras recién habían comenzado.


"El edificio adopta la forma de un cincel que abre las vistas hacia la ciudad, respetando los árboles existentes y la quebrada", explicó Zemborain, destacando la estrecha relación entre la propuesta arquitectónica y el paisaje.


El impacto de la obra de arte y la naturaleza circundante es tan contundente que los arquitectos decidieron que la arquitectura cediera protagonismo. El edificio se convierte en un contenedor con límites indefinidos, acompañando al visitante en un recorrido sensorial.


El acceso al edificio, que crea un suspenso al inicio del paseo, se estrecha para atravesar un puente que cruza la quebrada. Luego, el espacio se abre gradualmente hacia el exterior, con un vestíbulo y una sala de exposiciones rodeados de vidrio de piso a techo. Un ambiente lleno de luz natural que integra el entorno con el espacio interior.


Con pocas columnas a la vista, el techo en voladizo crea espacios abiertos y amplios que protegen las esculturas de 3,50 metros de altura. De alguna manera, se recrea la sensación de estar al aire libre, emulando el entorno natural de estas obras.


"La galería presenta un diseño abierto que permite ver las esculturas desde diferentes ángulos y distancias, al tiempo que enmarca cada escultura individualmente para crear una relación comprometida entre el arte y el espectador", señala la descripción proporcionada por los autores. "El bosque sirve como un telón de fondo verde, visible a través de la amplia fachada de vidrio convexo que, junto con los tragaluces estratégicamente ubicados cerca de las esculturas, inunda el espacio con luz natural".


El edificio ofrece diferentes escalas de aproximación a las obras y la oportunidad de apreciarlas tanto en conjunto como de manera individual. "El recorrido dentro del edificio es claro pero ofrece opciones, y conecta el centro de interpretación y la sala de exposición con otros espacios que albergan talleres de arte, una biblioteca, una tienda de regalos y un restaurante", expresan los arquitectos.


Del volumen principal, de forma extendida, se desprenden tres volúmenes más pequeños de planta ovalada que estarán revestidos con piedra para albergar un centro de interpretación, un restaurante, una biblioteca, una tienda y un taller, que podrá utilizarse para exposiciones temporales.


La horizontalidad del edificio contrasta con un elemento vertical que señala su presencia a distancia. Se trata de la estructura que albergará cinco turbinas eólicas destinadas a generar toda la energía que el conjunto necesita. Además, se instalarán células fotovoltaicas y colectores solares en la cubierta.


"El respeto por el entorno y los recursos naturales se refleja tanto en los conceptos generales como en los detalles de diseño", enfatizan los arquitectos.


En cuanto a la sostenibilidad, el Centro Cultural fue diseñado para aprovechar sinergias con su entorno construido y natural. Se tuvieron en cuenta las características climáticas de la región, como la temperatura, las precipitaciones, la radiación solar y los vientos predominantes.


El edificio se orientó de manera óptima para aprovechar al máximo la luz solar, las estaciones y los horarios beneficiosos, y para controlar al máximo la entrada de radiación solar en las condiciones más perjudiciales.


Apoyados en la certificación de sostenibilidad Leed Gold, los arquitectos consideraron estas premisas como determinantes para definir el diseño general del edificio, su volumetría, fachadas y cubiertas.


En la elección de materiales, se privilegiaron las superficies reflectantes tanto en las cubiertas como en las áreas de tránsito con solados sobre el terreno.


El diseño del paisajismo incluye áreas con vegetación que colaboran con el acondicionamiento térmico pasivo, reducen el escurrimiento de agua de lluvia hacia los desagües públicos y fomentan la biodiversidad. Se seleccionarán especies vegetales nativas y adaptadas para reducir la necesidad de riego y promover un ambiente que favorezca la biodiversidad, preservando y regenerando el bosque de yungas.


En cuanto a las instalaciones, se prevé una reducción del consumo de agua potable superior al 50%. Para ello, se eligieron dispositivos y griferías eficientes y se reutilizarán las aguas grises para las descargas cloacales.


Parte del agua de lluvia se controlará y ralentizará para evitar la erosión del terreno a través de una serie de muros de contención que crean pequeños diques en la quebrada. Desde el puente de acceso al edificio, una serie de gárgolas descargará el agua de lluvia sobre los diques.


En una provincia que apuesta al litio como una de sus fuentes de desarrollo futuro, la inclusión de fuentes de energía eólica y solar adquiere un papel fundamental en esta iniciativa, que requirió un ajuste preciso de la demanda energética del edificio.


En el proceso, se tuvieron en cuenta los resultados de simulaciones energéticas que permitieron ajustar el diseño arquitectónico y las instalaciones para maximizar la eficiencia energética, con el objetivo de convertir al edificio en un NetZero, es decir, que produzca toda la energía que consume. De lograrse, se convertirá en el primer edificio público energéticamente autosuficiente del país.


Con el uso de materiales locales, como la piedra laja proveniente de una cantera en Cerro Blanco para los revestimientos, y la madera de palo blanco proveniente del centro maderero provincial en Arrayanal para el revestimiento interior, el proyecto también busca apoyar el desarrollo económico local. Además, el uso de materiales locales suma puntos extra para la certificación Leed.


En el caso del Teatro Ciudad de las Artes, que está en proceso de licitación, se utilizarán placas de ónix provenientes de una mina localizada en Catua, a unos 350 km de San Salvador de Jujuy. Esta elección también busca impulsar el desarrollo económico y social de la comunidad local.