Nueve policías y dos civiles serán juzgados por el crimen de Luis Espinoza
La Justicia Federal puso fecha para el juicio por el asesinato del peón rural de 31 años y padre de seis hijos. Cinco días después del asesinato, el cuerpo fue hallado cerca de Catamarca luego de que dos de los efectivos implicados rompieran el pacto de silencio que habían montado desde el día del violento operativo.

El 3 y 4 de octubre está previsto que se desarrolle el juicio por crimen de Luis Espinoza, el peón rural de 31 años que fue asesinado en 2020. Por el homicidio están imputados nueve policías y dos civiles. La familia de Espinoza espera cadena perpetua para todos los involucrados. Hoy, a dos años del hecho, lo que abunda es material probatorio. Vestimentas con sangre, entrecruzamientos de llamadas, imágenes de cámaras de seguridad y pruebas de ADN corroboran que Espinoza fue asesinado a manos de las fuerzas de seguridad.
La investigación en un principio recayó en el juzgado de instrucción penal de Monteros y, si bien tanto la defensa de uno de los policías como el fiscal general Antonio Gómez solicitaron que sea el fuero federal el que se declarase competente, los pedidos fueron rechazados por la Cámara de Apelaciones de Tucumán. Finalmente, la Cámara Federal de Casación Penal determinó el cambio de fuero en marzo de este año, y declaró la competencia del Juzgado Federal N°2 para que continúe la investigación por la desaparición forzada de Luis Armando Espinoza, cuyo cuerpo sin vida apareció cinco días después de su desaparición registrada el 15 de mayo de 2020.
Tras un planteo realizado por el fiscal general Antonio Gómez, la Cámara de Casación Penal resolvió que el caso debería tratarse en el fuero federal por considerar el hecho como “de extrema e inusitada trascendencia, que, incluso, podría ser enmarcado como una grave violación de los derechos humanos”.
“Hacía muchos años que no se veía un accionar de esas características por parte de la policía”, expone a eltucumano.com el abogado de la familia del peón, Carlos Garmendia. En este sentido fundamenta que tanto él como la familia, esperan cadena perpetua para todos los involucrados.
“Lo que está claro en la investigación es que está determinado quien es el policía que hace el disparo que termina con la vida de Luis. También está claro que el Jefe de la comisaría de Monteagudo no estaba presente en el momento que lo matan. Pero llega después y decide encubrir el caso”, asegura el Dr. Garmendia y agrega: “Cuando se lo llevan muerto a Luis del lugar, hay una arenga y amenaza de este hombre al resto del grupo policial. Entonces es el que pergeña la maniobra de encubrimiento, y decide tirarlo en Catamarca a Luis para que no lo encuentren es el jefe de la comisaria”, detalla
El caso tomo relevancia nacional tras la grave violación a los derechos humanos que implica el accionar de este grupo de policías. Incluso, al haber hallado el cuerpo cinco días después, se llegó a hablar de desaparición forzada en plena democracia. Sin embargo, Garmendia disiente este sea el caso. “No veo una situación de desaparición forzada. Es un homicidio con muchísimos agravantes, en la que decidieron esconder el cuerpo. Hubo además encubrimiento por parte de los que han participado, pero no implica el delito de la desaparición forzada”, sentencia.
Tras las demoras, la familia de Luis tiene tranquilidad de que el juicio va a empezar. “Tenemos la expectativa de una condena ejemplar de cadena perpetua para todos los involucrados en el asesinato de Luis. La familia quiere justicia y eso es cadena perpetua”, concluye.
DESAPARICIÓN FORZADA. El TOCF Tucumán fijó los días 3 y 4 de octubre para el inicio del juicio oral contra 11 acusadxs (10 policías en actividad y un "vigía") por la desaparición forzada de Luis Espinoza en mayo de 2020 en la zona de Monteagudo, Tucumán
— Pablo Camuña (@PCamuna) September 6, 2022
Los hechos
El 15 de mayo de 2020, Espinoza estaba con su hermano Juan Antonio cerca de donde se llevaba a cabo un festival de carreras de caballos organizado de manera clandestina. Ellos habían ido a cobrar un dinero de un trabajo y al regreso se detuvieron a observar el espectáculo.
Minutos después se produjeron violentos incidentes, luego de que efectivos policiales de la comisaría de Monteagudo arribaran al lugar con la intención de dispersar a los concurrentes del evento, que incumplía las medidas de aislamiento vigentes.
Tal como lo sostuvo en un principio la fiscal de instrucción Mónica García de Targa, los incidentes se iniciaron luego de que los oficiales Claudio Zelaya y Gerardo Rojas González llegaron a bordo de una moto Honda, seguidos de una Renault Kangoo en la que iban el oficial José Morales, Víctor Salinas, Carlos Romano, Miriam González (propietaria del vehículo) y el vigía Fabio Santillán. El último lugar de la caravana era ocupado por un Volkswagen Fox Cross donde viajaban el subcomisario Rubén Montenegro y los agentes René Ardiles y José Paz. En el planteo de la fiscal se dejó aclarado que los policías actuaron de civil y sin las identificaciones correspondientes.
Según el relato de Juan Espinoza, el hermano de Luis, luego de caer de su caballo tras ser alcanzado por los oficiales, comenzó a ser golpeado brutalmente en el piso, donde perdió el conocimiento, no sin antes haber escuchado un disparo de arma de fuego.
Según consignó La Nación, “Ante el grito desesperado de Luis Espinoza para que dejaran de golpear a su hermano, el oficial Morales apuntó con su arma reglamentaria marca Jericho a la humanidad de Luis, que se encontraba a una distancia de unos 10 metros aproximadamente y, con claras intenciones de causar su muerte, realizó un disparo directo que impactó en el espacio intercostal izquierdo de la víctima”, afirmó la fiscal en el pedido de prisión preventiva para los imputados por la muerte del peón rural.
Espinoza no murió en el momento, por lo que podría haber recibido atención médica. Lejos de eso, una vez dado por muerto, fue trasladado a la comisaría de Monteagudo, donde permaneció cuatro horas, tirado en la base de un mástil. Allí fue desnudado y preparado para su posterior desaparición.
Su cuerpo fue envuelto en una frazada, con bolsas de residuos y cintas de embalar, y salió de la comisaría en el baúl del auto del subcomisario de la dependencia, en el cual lo trasladaron unos 120 kilómetros hasta la vecina provincia de Catamarca, en un área que conocía uno de los imputados, donde fue arrojado a un acantilado.
En ese lugar fue hallado una semana después, luego de que dos de los efectivos implicados rompieran el pacto de silencio que habían montado desde el día del violento operativo y confesaran que uno de ellos había matado al trabajador rural, además de brindar a la Justicia pistas sobre el lugar donde había sido arrojado el cuerpo.