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"No hay dudas de que fue un femicidio": comienza el juicio por la muerte de Ana Ríos

JUSTICIA

El 1, 2 y 3 de agosto se realizará el debate oral y público por la muerte de la joven jujeña en 2018. El único imputado es su exnovio, Facundo Guerrero y desde la querella pedirán prisión perpetua. La defensa del acusado expuso que se trató de un suicidio.





Tras cuatro años de espera, este lunes 1 de agosto comienza el juicio por la muerte de Ana Ríos, la joven jujeña que cayó de un cuarto piso en San Juan al 800, donde vivía su exnovio, Facundo Guerrero. La querella asegura que tiene las pruebas suficientes para demostrar que se trató de un femicidio, mientras que la defensa plantea que se trató de un suicidio. El de Ana fue uno de los 17 femicidios que se perpetraron en la provincia de Tucumán en 2018, este fue uno de los años en los que más femicidios hubo en la provincia.

En su adolescencia, Ana Ríos se puso a estudiar teatro con unas amigas en Jujuy mientras cursaba el secundario. Con esas mismas amigas viajó a Tucumán para comenzar una carrera universitaria. Como siempre le habían gustado los animales, optó por inscribirse en veterinaria y además inició el cursado de Agronomía. Según el relato de su madre, Alejandra Aparicio, se enamoró de esa carrera. Ana tenía 26 años, era solidaria, emprendedora, inquieta. Recogía animales de la calle y les encontraba dueños responsables, era independiente, divertida, contagiaba la alegría en todas las reuniones. Casi no tenía fotos en las que aparezca seria, tenía muchos amigos y miles de proyectos, el más claro era formarse en Tucumán y volver a Jujuy junto a su familia donde planeaba inaugurar un consultorio veterinario y un refuigio para animales de la calle junto a su madre. A Ana la mataron a meses de recibirse y acabaron con todos sus proyectos.

“El 30 de marzo de 2018 mi hija fue arrojada por el balcón de un cuarto piso por su exnovio, Facundo Guerrero. Agonizó tres días y falleció el domingo 1 de abril”, relata en diálogo con eltucumano.com la madre de Ana. “Hemos esperado más de 4 años y queremos ponerle fin a todo esto. Queremos justicia”, añade.

En aquel momento Guerrero, había declarado que su novia decidió suicidarse porque estaba deprimida porque había perdido su trabajo, pero sus familiares y el equipo legal de la querella sostienen que se trató de un femicidio y aseguran que nada de esto era cierto, todo lo contrario, estaba a unas materias de recibirse y con varias ofertas de trabajo tanto en Tucumán como en Jujuy.

Por aquel entonces, ella trabajaba como moza en un bar para poder solventar sus gastos. La hipótesis de que había sido despedida de su trabajo, fue descartada por el propio empleador y propietario del local donde ella trabajaba y también se pudo demostrar que tampoco tenía deudas, otra de los argumentos que esgrimió Guerrero cuando intentó instalar que se había tratado de un suicidio.

“Él había mentido que Ana estaba depresiva. Mi hija siempre fue una chispa de alegría, en reuniones con amigos y con la familia. Era la que te contagiaba la alegría. Hacía cursos, siempre estaba estudiando. Si trabajaba era porque quería valerse por sí sola, por no estar quieta, siempre buscando algo para hacer. Siempre fue muy activa. Económicamente no estaba mal”, recuerda su madre.

Según cuenta su madre, la idea de Ana siempre fue volver a Jujuy. Tenía un lugar donde iba a inaugurar su clínica veterinaria y un albergue para perritos. “Quería poner un consultorio y un petshop para vender alimentos, ropa para perros. Se hacía querer, era sonrisa en todo momento. Era una chispa de alegría”, relata.

“Perder un hijo por una enfermedad es tremendo, imagínate perderla porque te la maten. Cuando veo casos similares de otras chicas, pienso en sus madres. Solo una mamá que vive lo que yo vivo sabe cómo es este dolor. En mi casa hay muchos recuerdos, en todo el momento es recordarla. Lo único que pido es que la Justicia actúe. Que Guerrero sea condenado. Lo único que puede calmar algo de este dolor que tenemos desde el hecho”, recalca.

 Antecedentes de violencia y denuncias archivadas

Al igual que Paola Tacacho, Ana había realizado denuncias por violencia contra Guerrero, sin embargo, estas denuncias se archivaron por falta de ratificación. Desde el equipo legal que representa a Alejandra, aseguran que estas denuncias fueron desarchivadas y serán presentadas en el debate oral y público.

“La defensa sostiene que fue un suicidio, pero tanto desde la Fiscalía como desde la querella hablamos de femicidio. Es por esto que pedimos la condena máxima que corresponde en este caso, que es la prisión perpetua. Porque la figura es la más grave: homicidio agravado por vínculo y por mediar violencia de género”, indica en dialogo con el tucumano.com la Dra. Vanessa Zanacchi.

“No nos cabe duda después de las pericias que hubo una pelea previa, un forcejeo, por un aparente ataque por celos, en donde él termina empujándola. Él ya tenía denuncias de Ana por violencia en 2016. En ese momento no se le dio respuesta y se archivaron”, expresa la abogada Zanacchi. Guerrero estuvo dos años con prisión preventiva en una comisaría hasta que su familia pagó una fianza de 800 mil pesos. En septiembre de 2021, volvieron a privarlo de su libertad y, hasta el día de hoy permanece alojado en una comisaría de Famialla.

La letrada reclama que a pesar de que existen testigos de los hechos de violencia que ocurrieron en la vía publica, además de un informe labrado por un médico de la policía que constata dichas lesiones, las denuncias fueron archivadas “por falta de pruebas”. “Existen testigos y un informe que dan cuenta de lo sucedido. Y aun así eso se archivó. Por falta de pruebas y porque no fue a ratificar la denuncia”, remarca.

Esto no debería ser así y sin embargo le sigue pasando a muchas mujeres. Les piden ratificar la denuncia para darles curso. Es algo que no deberían pedirle a una víctima de violencia. Es muy difícil hacer la denuncia por el vínculo emocional, muchas veces no pueden salir de ese círculo de violencia como para poder ratificar. El Estado debería actuar con una perspectiva de género y dar curso a las denuncias sin necesidad de ratificar”, sentencia.

Los funcionarios saben que están obligados internacionalmente a aplicar perspectiva de género en este proceso. Debe ampliar la cuestión probatoria en beneficio de la víctima. Las situaciones de violencia de género se da en la intimidad y muchas veces pasa que a la hora del juicio, una de las personas no está, y suele ser la mujer. Aplicar la perspectiva de género es darle curso a la primera denuncia que se haga por violencia. Hay una víctima en estado de vulnerabilidad. El sistema del proceso penal la debe ayudar no ponerle obstáculos. Vamos con una carga probatoria que entendemos suficiente para acreditar que fue un femicidio. No hay duda de que fue un femicidio", concluyó..