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"Ya no podemos descansar": la maldición de Josecito

YA NO SE AGUANTA

La vida del periodista no es la misma desde que publicó ese video.

La maldición "egipcia" de Josecito. (Foto: eltucumano)





Cuenta la leyenda que cuando un grupo de exploradores descubrió la tumba de Tutankamón, cosas terribles ocurrieron a sus descubridores. Sufrieron la ira del faraón que, uno a uno, los llevó a su encuentro con el Supremo. Descubrir lo que está oculto o no quiere ser descubierto, hacerlo público y sufrir las consecuencias. Una secuencia demasiado familiar. Algo así como lo que le pasó a un periodista en Tucumán cuando expuso a uno de los incontables y oscuros sarcófagos del piramidal Poder Judicial tucumano. Casi una maldición egipcia, si se quiere.

El renovado logo del Poder Judicial de Tucumán: una pirámide. (Dirección de Comunicación de la Corte Suprema de Justicia de Tucumán)


José Romero Silva, más conocido como Josecito, ya no disfruta su vida como antes. Hay cosas que han cambiado. Se sumaron más preocupaciones a las ya compartidas entre ciudadanos de a pie, que hacen malabares para sortear los duros e intempestivos embates de la realidad. Pero lo que le pasa al reportero de Telefe Tucumán lejos está de lo que podría considerarse “real”. Si hasta por momentos parece de una realidad paralela, que confunde lo que está bien con lo que está mal, lo que agrada con lo que desagrada y hasta el día con la noche. Es brutal. Atroz. Bestial. Casi paranormal. Y todo por un video. La publicación de un maldito video –o video maldito- que mostraba a una jueza conduciendo en contramano y por la vereda en medio de una movilización por el Día de la Mujer.


Desde que tomó aquella decisión, la de mostrar lo que no quería ser mostrado, Josecito sufre situaciones que nunca antes sufrió. Jamás imaginó, por ejemplo, que inspectores de una compañía de gas se le apersonarían en su hogar por la denuncia de un estudio jurídico inexistente, por una supuesta fuga que le atribuían a él. Tampoco que sufriría el acoso constante de personas de discutible identidad en sus redes sociales personales y en cuentas de sus lugares de trabajo. Y ahora tampoco lo dejan dormir, ni a él ni a su esposa e hijos, uno de ellos un bebé de tres meses. Y todo esto, casualmente, desde el día en que el rostro de la jueza Alicia Freidenberg llegó a todas las pantallas y portadas de medios tucumanos por su irresponsabilidad al volante, pese a su rol como uno más de los muy bien pagos garantes de la Justicia provincial.

Este miércoles a las 02:30, todo el edificio en el que vive Romero Silva vibró. No fue un temblor. Está confirmado porque en Twitter, donde suele hablarse del tema, nada se dijo. Un extraño ruido sonaba mientras las paredes parecían venirse abajo. “Parecía que despegaba un avión”, asegura Josecito sobre lo que lo despertó en medio de la madrugada, como a toda su familia, y que no los dejó volver a conciliar el sueño. Provenía del departamento del piso inferior, donde –otra vez casualmente- vive un hijo de la magistrada.

 

“Hace dos fines de semana nos comenzó a vibrar el departamento. Pensamos que era una obra y en realidad se trataba de un artefacto que, cada media hora, hacia vibrar todo el edifico” cuenta el periodista. “Lo descubrimos a través de otro vecino y terminó cuando otra vecina avisó en el grupo de WhatsApp del consorcio que iba a llamar a los Bomberos”, agregó.

Soledad Iriarte, también periodista, esposa de Josecito, fue quien publicó en Twitter un hilo mostrando lo que pasa por las noches cuando intentan conciliar el sueño. Se escucha el zumbido desde el balcón y detrás de la puerta del departamento apuntado, que permanece vacío y cerrado con rejas, y actualmente se encuentra en alquiler con el único objetivo del dueño de que sea ocupado por alguien que piense instalar un estudio de grabación o sala de ensayo.


“Es demencial. Lo hace en el horario nocturno y el sonido no solamente invade nuestro departamento, sino que sale hacia afuera. Había un policía buscando de dónde venía el ruido”, recuerda de esta última noche y ruega que esta no pase lo mismo.

Josecito y Soledad presentaron esta mañana una denuncia penal para investigar el origen de los constantes acosos, siempre con el día de la publicación del “video maldito” como fecha en que todo comenzó. Al caso lo ve su abogada personal y también los letrados de la señal Telefe de Buenos Aires, quienes desean llegar al fondo de todo. El caso también es seguido de cerca por FOPEA (Foro de Periodistas Argentino), que a fines de abril expresó su malestar y puso el tema del hostigamiento en agenda.

 

“Lo que pedimos es saber de dónde han salido las cuentas (de redes sociales) que se han inventado, las que me acusaban de haber hecho comentarios xenófobos, de haber salido de mi período de aislamiento por COVID-19 antes de lo previsto; cuentas falsas que me invadían a mí a las cuentas de los lugares en los que trabajo. Han empezado toda una campaña de desprestigio y acoso a partir de la publicación del video”, explicó sobre la denuncia que deberá ratificar en una semana.

El periodista tucumano está preocupado. Hace pocos días un vecino de la zona se le acercó para comentarle una situación similar que vive a partir de un conflicto que tuvo con la magistrada.

“Hemos recurrido a lo público y se frenó un poco el hostigamiento, y ahora tuvimos que acudir a la Justicia. Queremos saber si estos hechos están vinculados con aquel día y llegar hasta las últimas consecuencias”, adelanta Josecito, que ya aportó todas las pruebas del caso, como ser enlaces de las noticias que replicaron algunos de los hechos en su contra que tomaron estado público y posteos en redes en los que intervinieron perfiles aparentemente apócrifos.

La estamos pasando mal, no lo hubiésemos publicado si efectivamente no fuera así, ya no podemos descansar. Yo me levanto a las 5, mi esposa a las 7, mis hijas van al colegio a la mañana y mi bebé tiene tres meses”, reclama el periodista, que resalta el espíritu de la denuncia penal. "Queremos saber si todo esto es por el video, por ahora sabemos que es el hijo”, concluye Josecito.