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Domingo Amaya: "Hay que luchar por una verdadera Justicia; todavía hay genocidas sueltos"

DÍA DE LA MEMORIA

El diputado tucumano de Juntos por el Cambio habló sobre las sensaciones que le genera el 24 de Marzo y se refirió, además, al acercamiento político entre su sucesor en la Intendencia, Germán Alfaro, y el legislador Ricardo Bussi, hijo del genocida Antonio Domingo Bussi. "Cada uno decide su propio destino", asegura.

El diputado Domingo Amaya durante la sesión para debatir el repacto con el FMI. (Foto: Prensa Domingo Amaya)





Como para muchos políticos tucumanos, los 24 de Marzo para Domingo Amaya son especiales. El diputado tucumano de Juntos por el Cambio (JxC) es uno de los tantos argentinos que sufrieron el secuestro y asesinato de un ser querido a manos de los militares que se apoderaron del gobierno en 1976. Su hermano, Ramón Américo Amaya, desapareció el 15 de octubre del primer año de dictadura. Soldados secuestraron a Ramón junto a Pascual Pereyra, con quien trabajaba en el Ingenio Aguilares. Al día de hoy, los restos de ninguno de los dos operarios han sido identificados en ninguna de las fosas comunes descubiertas hasta ahora.


“Es un Día de la Memoria, pero también es un día de dolor. Dolor para todos los argentinos, sin distinción. El dolor es algo que siempre está y no hay que confundirlo con odio. El dolor tiene que servir para fomentar el amor, porque nunca se va a ir”, expresa Amaya, en diálogo telefónico con eltucumano.com.

El diputado de JxC vive la fecha de una manera muy especial, refugiado en la familia. No habla de su hermano, teme que sea interpretado como una politización. Por el contrario, como reza el dicho, su procesión va por dentro. Eso sí, no deja pasar las afrentas de aquellos que pretenden quitarle valor a este día. “Cuando uno ve que las fechas se politizan, que algunos la banalizan, es muy triste. A los que la banalizan les diría que recurran a la memoria: chicos de 16, 17, 18 años, una generación de argentinos que pensaban un mundo distinto, una Argentina igualitaria, a los que secuestraron y mataron. Hay que tomar real conciencia de lo que fue esa época”, señala el parlamentario nacional.

Amaya no perdona, tampoco olvida. Y guarda un lugar especial en su memoria para recordar la administración desastrosa de la dictadura. “Cómo es posible que cuando estos delincuentes tomaron el gobierno, la Argentina tenía 7 mil millones de dólares de deuda y la dejaron en 50 mil millones, había 5% de pobreza en esa época; el país no pudo salir más de ese pozo”, recuerda. 

Las cifras de la deuda externa contraída por los militares hacen que el diputado de Cambiemos se refiera a la actualidad nacional, atravesada por la deuda más grande jamás contraída y un acuerdo con el Fondo Monetario Internacional (FMI) -que acompañó con sus voto- para intentar saldarla sin demasiadas complicaciones para el país. “Del 83 a la fecha, el único gobierno que desendeudó a la Argentina fue el de Néstor Kirchner. La deuda que obtuvo Cambiemos, según Tesorería, era para pagar otras deudas ya existentes, que no eran poca cosa”, asegura. “¿Por qué ninguno de los que pasaron encuentran el camino? Porque ninguno tiene un plan a 10-15 años. Si no planificás, no hay crecimiento. Hay que darles prioridad a las inversiones de bienes de capital para generar desarrollo, trabajo, dar menos planes. No estoy en desacuerdo con las ayudas sociales, pero de esa gente el 80% quiere trabajar y ganar su salario digno, te lo aseguro”, señala. Y agrega: “Me gustaría una mesa de consensos, pero no para la foto. Hay que pensar la Argentina para las nuevas generaciones y los extremos tendrán que quedar afuera, de ninguna parte los extremos son buenos”.

Nuevamente respecto al Día de la Memoria, Amaya opina sobre las distintas manifestaciones para honrar la memoria de los desaparecidos. “Veo la marcha y me pregunto el sentido que tiene, la verdadera marcha es recordar y conmemorar a cada uno de los desaparecidos y hay luchar por una verdadera justicia; porque todavía hay genocidas sueltos”, reclama. “No importa el número, si hay una persona que ha sufrido eso, todo el pueblo debería estar en la lucha”, se lamenta, además, por las expresiones de negacionistas que discuten el número de personas secuestradas y asesinadas por la dictadura, como fundamento para rebatir la época más oscura de la historia argentina.

Ya en 2017 el diputado, en ese entonces secretario de Vivienda y Hábitat de Mauricio Macri, había salido al cruce de compañeros de frente a nivel nacional, que habían intentado opacar el 41° aniversario del Golpe de Estado con mensajes desafiantes. En aquella ocasión, diputados macristas posaron con un cartel que rezaba “nunca más a los negocios con los derechos humanos”. Amaya fue tajante al respecto. “Son unos imberbes”, señaló.


No escapa a Amaya el reciente acercamiento de su sucesor en la Intendencia de Capital, Germán Alfaro, con el legislador de Fuerza Republicana, Ricardo Bussi, quien es hijo del genocida Antonio Domingo Bussi, quizás el máximo responsable de la desaparición de su hermano Ramón Américo. “Lo que he leído es que el intendente Alfaro lo recibió (a Bussi) por una cuestión institucional, no es que acordó. Yo me manifesté siempre contra ese sector que reivindica la dictadura, nunca estaría en un espacio con ellos, como intendente nunca recibí a esa fuerza política”, expresa sobre el encuentro entre ambas fuerzas. “No puedo emitir un juicio de valor, porque Alfaro tiene sus propias libertades; cada uno decide su propio destino”, sentencia.

El diputado cambiemita culmina la entrevista dando su mirada respecto a la actual situación política que atraviesa el oficialismo, con marcadas divisiones en las líneas de mando, puntualmente entre el presidente Alberto Fernández y la vicepresidenta Cristina Fernández de Kirchner. “Más allá de la democracia en la que vivimos, con las divisiones de cada sector, cuando uno es gobierno tiene que ser responsable porque la vida de los argentinos depende de los que conducen. Esto es preocupante y el que más padece es el pueblo. Inversores que están viendo de invertir, dudan, la interna no ayuda para nada, no es momento de ambiciones individuales”, opina.

Se acerca 2023, un año electoral y bisagra para la mayoría de las principales figuras políticas de la provincia. El futuro de Domingo Amaya, dicho por él mismo, aún es incierto. “De momento, sería irresponsable hablar de candidaturas, hay que trabajar, conversar. Presentamos dos proyectos para que sea tratada sobre tablas la boleta única. Tenemos que empezar a tomar conciencia de que muchos argentinos no expresan su propia voluntad en las urnas. No me puse a pensar en mi futuro, yo sigo trabajando”, concluye.