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"Estamos yendo a contramano": ¿qué pasa con los árboles en Alderetes?

Ecoconciencia

Un video viral instaló el debate sobre la falta de planificación del arbolado urbano en la ciudad. Especies exóticas, talas indiscriminadas y podas terminales preocupan a los vecinos que ven caer desplomados a los más efectivos aliados contra la contaminación y la sequía.

La imagen del pino desplomado en el video que se volvió viral. Captura de Tucumanos en Acción.





Demián Martínez Puertas es vecino de Alderetes, profesor de Biología y una de las tantas personas preocupadas por una ciudad que, poco a poco, se va quedando sin árboles. Días atrás vio con estupor un video viral en donde un pino -que calcula de unos 20 o 30 años de antigüedad- cayó desplomado en el predio del quincho municipal tras ser cortado prácticamente al ras. Las imágenes muestran la caída de un solo ejemplar, pero lo mismo ocurrió con las ocho coníferas restantes con las que formaba una cortina para amansar vientos, retener partículas suspendidas, brindar sombra y ofrecer refugio, entre otros beneficios ambientales.

A Demián la imagen le pareció desoladora y, por eso, decidió apelar a sus conocimientos para denunciar que, durante la cuarentena, estas situaciones se replicaron en otros puntos de la ciudad perjudicando la calidad de vida de su pueblo. No responsabiliza sólo a la intendencia, -y a esto lo remarca-, sino también a los vecinos que, ante la primera molestia, piden la extracción de árboles “para hacer un contrapiso de cemento” en una provincia que castiga con veranos de 40 o 45 grados. “No puede ser siempre la primera medida cortar los árboles. Aquí da la impresión que primero se los tala, y después se piensa qué hacer en ese lugar”, asume en base a las explicaciones que brindó el intendente Aldo Salomón luego de que las denuncias de los vecinos se hicieran públicas a través de las redes sociales de la organización ambientalista Tucumanos en Acción y los medios de comunicación.




Según explicó el jefe municipal, el predio donde se encontraban la hilera de pinos fue cedido a los empleados municipales en 1987 por el intendente Orlando Sandoval. “Es un espacio verde, público, y el estado de abandono está a la vista”, resaltó en diálogo con LGPlay, en donde comentó que las gestiones en personería jurídica para lograr la intervención de la institución deportiva llevaron siete meses. Una vez que la situación legal estuvo regularizada, la intendencia, junto a la comisión directiva, desarrolló un proyecto para llevarlo a cabo “a lo largo del tiempo”. “Obviamente es oneroso”, reconoció y detalló que consiguieron $1.800.000 por parte del Ministerio de Turismo y Deportes de la Nación, a cargo de Matías Lammens, para construir baños, vestuarios y caminerías. Al mismo tiempo, el municipio aportó $1.500.000 para construir canchas de fútbol y levantar una tapia alrededor del predio.

“Compramos bloques para empezar a construir la tapia a partir del 12 de octubre”, anticipó Salomón y a los cuestionamientos por la tala indiscriminada respondió que “los pinos estaban sobre la línea de la tapia”, por lo que se procedió a talarlos. “Yo lamento la situación de los pinos pero tengo que entender que necesitamos una institución para recibir a los chicos de Alderetes y de otras ciudades. Creo yo que uno además de recuperar la ciudad tiene que acompañar el proceso de recuperación de las instituciones deportivas y recreativas para que tengamos contenidos a los chicos”, argumentó.

La respuesta del Intendente en la cual especificó que donde había una cortina de pinos ahora se levantará una pared de cemento no convenció a Demián. “Esos pinos tenían 20 o 30 años y pienso qué útiles hubieran sido para dar sombra a las personas que se sienten en una tribuna a ver un partido. Lo que se hizo ya está hecho, lamentablemente. No podemos traer la planta, pegarla y hacer de cuenta que no ha pasado nada. Ahora van a tener que pasar 30 años, con las condiciones apropiadas, para que otro árbol llegue a tener ese tamaño y brinde los mismos beneficios ambientales”, señaló, aunque descartó que la dirigencia actúe “con cizaña o por maldad”. “Creo que en el fondo se desconocen las ventajas del arbolado y lo que se está acostumbrando en todo el mundo: cuidarlo y considerarlo el principal aliado en la lucha contra la crisis climática. Cuando veo estas cosas digo ‘¡uy! estamos yendo a contramano’. Creo que la intendencia y los vecinos encontraron en los árboles a un enemigo equivocado”, analizó el profesor de Biología, quien también reparó en los altos niveles de contaminación del aire al que se ven expuestos los pobladores de Alderetes.

“Los pinos funcionaban como una cortina para menguar las ráfagas de vientos, capturaban tierra y hasta el hollín que tanto daño nos hace en esta época del año. Yo ahora estoy con la nariz desarmada, estoy medicado, porque no puedo estar de cómo me duele por la seca que estamos pasando y por la polución que hay en el ambiente que ya no se puede creer. De hecho, cuando lleguen las primeras tormentas, -que esperemos sea pronto-, seguramente serán de lluvia ácida. Los árboles, entre otros tantos beneficios, purifican el aire y así también evitamos enfermarnos. Ya no se trata sólo de la chamiza grande que se desprende de las quemas de cañaverales, sino también de las partículas más pequeñas que despiden las chimeneas del ingenio, un polvillo más dañino todavía porque es volátil y fácil de aspirarlo. Antes los árboles nos protegían, ahora ya no”, reflexionó y pidió tener en cuenta el concepto de “recomposición” del daño ambiental mencionado en el artículo 41 de la Constitución Nacional.

“Si bien el Intendente anunció que se está reforestando, creo que las plantas que están poniendo son muy pequeñas. Con la seca que estamos teniendo, la planta no puede prosperar, y los beneficios que antes teníamos, ya no los tendremos”, expuso Demián que, interesado por estos temas, comenzó a estudiar la Tecnicatura en Gestión Ambiental y ahora combina sus horas entre las clases que brinda a estudiantes secundarios y los libros sobre el tema que lo apasiona para exigir que se respete el derecho de las generaciones presentes y futuras a vivir y desarrollarse en un medio ambiente sano.




Responsabilidades compartidas

El testimonio del profesor de Biología y el del intendente Salomón ofrecen un punto en común: si bien el estado municipal debe tomar a cargo la tarea del arbolado urbano, el respeto por los ejemplares y la voluntad de cuidado debe estar presente en todos y cada uno de los ciudadanos.

“Se hacen podas por el peligro de los cables, porque el vecino te lo pide, porque hay un eucaliptus de 25 metros de altura que si se cae puede matar a alguien. En la calle San Martín, por ejemplo, había una laguna de lodo que pudrió todos los árboles”, enumeró Salomón, para dar cuenta de que los vecinos también piden intervenciones sobre los ejemplares, a veces justificadas y a veces no tanto. Frente a este reclamo constante, destacó que durante los primeros meses de su gestión se adquirieron motosierras, bordeadoras y máquinas de corte de arrastre. “No desconozco que puede haber una cuestión real del medio ambiente, pero tras de eso también hay un trasfondo político”, se defendió ante las acusaciones.   

Demián niega una motivación política ("el medio ambiente tiene que ser un asunto de todos, no sólo de los políticos") y, si bien no asevera que durante la cuarentena se haya profundizado el destrato por los árboles, sí afirma que “donde había un cable cerca o una pequeña molestia, no se analizaba otra medida más que la extracción porque era la solución más sencilla”.

“Los nueve pinos que se talaron estaban sanos, sin ningún tipo de problema. En la calle San Martín, en tanto, la agresividad de la poda hará que a la planta le lleve mucho tiempo recuperarse”, evaluó el profesor, quien más allá de los casos puntuales pidió una planificación del arbolado urbano, en base a los recursos con los que cuenta el municipio, apostando por las especies autóctonas y haciendo énfasis en la educación para desterrar ciertas concepciones o temores, como por ejemplo que los árboles producen “basura” o que “de la nada”, sin causa alguna, caen desplomados ocasionando daños.

“Hay ciertas plantas que está bien extraerlas porque lamentablemente si no van a tener el mantenimiento o el cuidado necesario, se transforman en un peligro. Esto es lo que sucedió con las araucarias que estaban frente a la Municipalidad, que tenían unas piñas de entre 6 y 9 kilos. En países más serios se controla eso y se recolectan las piñas antes de que caigan. Pero como eso no se hace aquí, entonces, es mejor sacarlos antes de que ocurra un accidente”.

Por otro lado, Demián advirtió que “los árboles no se caen, a menos que estén enfermos, tengan algún problema o algún parásito les dañe la madera”. Por esto, insistió en que es necesario que, en el marco de la planificación del arbolado, sean especialistas los que evalúen el estado de los ejemplares antes de definir acciones. “Hay podas tremendamente agresivas donde directamente se corta el árbol a unos 4 o 5 metros de altura, se machetean todas las ramas y queda un palo con horqueta. La planta no resiste a ese estrés y muere, sobre todo en épocas de tanta sequía en donde no vuelve a brotar”, explicó.

"Hay una visión catastrófica que indica que los árboles se caen todo el tiempo, y no es así. Un árbol se cae sólo en determinadas circunstancias y la mayoría se puede prever. Pero para eso se necesita un trabajo a cargo de especialistas". 
Sobre las especies escogidas, indicó que ni los pinos, ni las araucarias, ni los eucaliptus -todas especies mencionadas en esta nota- son autóctonas, por lo que también sería importante reforestar con especies nativas "que favorezcan a nuestra fauna". "Un hornero no come de una palmera", citó como ejemplo y advirtió que hay especies exóticas que se adaptan, como la mora, y otras que se transforman en invasoras, como el siempreverde en el pedemonte. 

El profesor de Biología también hizo un llamado a sus vecinos para introducir racionalidad en los reclamos contra el arbolado. “Muchas veces no les molesta el basural que está en la otra cuadra de sus casas o el hollín que respiramos todos los días pero sí les molesta las hojas que caen, entonces, ¿qué criterio estamos usando? ¿con qué vara se está midiendo?”, preguntó y, en ese punto, resaltó que la nueva gestión está avanzando en la erradicación de basurales. “Lo celebro e insisto en que hay que avanzar para cambiar estas conductas porque esto era muy cochino, había barrios muy lindos a los que ibas y había un basural en cada esquina. Con el trabajo de las cooperativas eso fue cambiando y es un punto a favor”.  

Superhéroes contra el hollín
 
Cuando el pino del quincho municipal cayó desplomado, una nube de tierra se levantó casi de inmediato. El detalle no pasó desapercibido para Demián, quien en ese mismo momento pensó que todas esas partículas que el árbol retenía en su copa, irían a parar a sus pulmones. "Yo creo que la gente está nombrando enermigo número uno a los árboles, cuando deberían ser nuestros principales aliados", razona.

"Imagináte todo el peso que tiene esa masa vegetal, son toneladas que caen desplomadas todas juntas al mismo tiempo, al grito de '¡fuera abajo!'. Fijate cuando cae la planta la cantidad de partículas que no están en el aire dando vueltas, que no las respiramos nosotros. Pienso a esta altura que somos superhéroes viviendo con esta calidad de aire que tenemos: el porcentaje de partículas en el aire es altísima, alarmante, por lo menos tres veces más de lo permitido", sostuvo en base a un trabajo que estuvo haciendo para su carrera de Técnico en Gestión Ambiental.  

Por otro lado, Demián también reparó en el rol de los árboles para luchar contra el cambio climático, una realidad que llegó para quedarse con largos períodos de lluvias y sequías. "Vivimos en el Norte argentino, donde no tenemos veranitos de 25 grados, sino de 45°C a la sombra. Aquí sacaron los pinos para levantar una pared de cemento, al revés de lo que sucede en el mundo que se planifica en base a la vegetación ya existente", renegó aunque sin bajar los brazos, ya que espera alentar a sus alumnos a organizar forestaciones una vez que cese la pandemia. 

"Los invito a recorrer la calle principal de Alderetes: desde el ingreso hasta que llegás a la altura del 1.800 o 1.900 no vas a encontrar ni un árbol, ni uno solo. Había un pino frente al súper que está a la altura del 600, pero ya lo sacaron y quedó una morita chiquita, que no sé cuánto tiempo más va a estar". 
"A veces en las redes utilizan estas cuestiones para hacer política, pero yo no quiero nada político, ni que ningún opositor tome esto para hacer política. Quiero que se dé a estos temas la importancia que tienen que tener en la sociedad. Como ciudadanos tenemos que ocuparnos  desde un punto de vista humano. Es nuestro medio ambiente, es nuestra calidad de vida la que se está viendo afectada. La contaminación nos afecta a todos por igual: al dueño del ingenio, al empleado de la fábrica y a los habitantes del pueblo más cercano. Podés tener toda la guita del mundo pero, ¿vas a salir con respirador a la calle?".