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Un padre remontó su arma dentro del Hospital de Niños

VIOLENCIA

La médica J. contó, en exclusiva con el tucumano, el violento episodio que vivieron médicos, enfermeros y administrativos de la institución ayer por la noche.

Arma empuñada. Fotografía ilustrativa.





Ayer el personal del Hospital de Niños, los padres y los pacientes vivieron momentos de extrema tensión cuando, cerca de la medianoche, un padre entró a la institución con un arma remontada exigiendo ver a su hija, quien acababa de ser internada. El hombre forma parte de la Fuerza Policial de la Provincia.


La historia

Eran las 23:30 cuando al Hospital de Niños entró, intempestivamente, una madre desesperada con su nena de tres años en brazos. Minutos antes, la niña había tosido y vomitado y desde entonces no lograba respirar con normalidad.

Llegó al Shock Room cianótica, morada por no poder respirar. Allí la atendió J., quien inmediatamente la asistió con oxígeno hasta que volvió a su color habitual y el monitor mostró valores normales. Minutos después, la nena se quedó dormida.

En ese momento, la madre le explica a la médica que F. había sido operada hace un año en el Garraham porque nació con un ventrículo único. Ahí J. le comenta que el accidente seguramente se debió a que alguna cánula colocada en la operación se trancó. Hasta ahí, luego de estabilizar a la niña, todo estaba tranquilo, según explica la doctora en su relato.


El episodio

Pero se terminó la calma. "Escuché gritos y vi a lo lejos un policía joven, de unos 25 años, con el arma hacia arriba. En ese momento, ilusamente, creí que había entrado un ladrón y él entró detrás para defendernos. Pero después me enteré que no solo ingresó violentamente sino que tenía su pistola remontada", comenta la médica en exclusiva con el tucumano.

"Allí empezó a exigir ver a su hija, pero la gente de Seguridad no quería dejarlo pasar con el arma. En ese momento, la madre sale a su encuentro y no la vuelvo a ver. Apenas el hombre nos ve, entra a donde estaba la nena, guarda el arma y explica que la quería ver, que estaba desesperado", continúa.

"Yo soy una persona calma entonces, en lugar de reaccionar, lo primero que hice fue intentar calmarlo. Recién ahí pidió disculpas y se tranquilizó. Yo creo que si le hubiera tocado un compañero más 'chispita' todo podía haber terminado muy mal", reflexiona. 

"Esta niña se salvó, pero si le pasaba algo, con la desesperación del padre, nos podría haber matado. No es la primera vez que vivimos este tipo de agresiones en la institución", asegura.


Otros episodios

"La población está muy agresiva. Van de manera prepotente, exigen medicaciones que no podemos entregar, se molestan si sus hijos están enfermos. Ya han pateado puertas, han roto vidrios, nos han insultado y golpeado. Ya el arma es el colmo", reclama la médica.

Comentó que el año pasado, otro policía de civil estaba enojado con la médica porque su hijo estaba agitado por una bronqueolitis y no le podían dar el alta. En el momento en que la profesional le explicaba la situación, corrió su campera y mostró el arma que portaba, amenazante. "Estos eventos nos ponen muy mal, nosotros estamos trabajando y tenemos que soportar estos niveles de violencia", reclama J.


¿Cómo solucionar?

J. pide que las autoridades se encarguen de la situación: "No es un caso aislado, la violencia ocurre en todos lados, sobre todo en nuestra provincia, donde los valores se han perdido. Las autoridades deben procurar no solo mayor seguridad sino educación y prevención en adicciones, es la única manera de lograr un cambio profundo en nuestra sociedad. Los padres, además, tenemos que hablar con nuestros hijos".

Cabe aclarar que a pesar de que un comisario se acercó al Hospital de Niños para decir que el padre violento había sido detenido, las enfermeras lo vieron entrando tranquilamente al hospital, vestido de civil.