Los pequeños gestos dejan una huella imborrable para toda la vida. El protagonista de este miércoles es un vendedor ambulante que marcó a fuego la tarde con su solidaridad.
Javier. Foto: Paola Vanesa.
No salen en primera plana, pero tampoco les interesa. No se llevan todos los flashes ni los necesitan. No andan por la vida por un like o la fama efímera que la virtualidad muchas veces genera.
Tucumán está colmado de héroes y heroínas sin capa, personas de bien que se mueven en silencio, alejados del ruido y que con pequeños grandes gestos son capaces de marcar a una persona desconocida.
El desinterés por lo dado sin esperar nada a cambio es el motor de cada día. Y es lo que ha generado Javier, un joven vendedor de praliné y manzanitas que con un simple acto de buena fe ha merecido el elogio de una mujer que necesitaba una mano.
"Qué corazon tan grande de este chico. Nos dio agua caliente y vi cómo a los niños que no les alcanzaba para comprar lo mismo les daba manzanitas", compartió en sus redes Paola, conmovida por el gesto del muchacho trabajador.
"Por mas gente así", deseo la tucumana luego del gran acto de puro corazón del joven que, detalles de la vida, se encuentra trabajando afuera del Centro Privado de Cardiología, en Virgen de la Merced 550. Cuando lo vean, ya saben: le compremos un praliné, una manzanita. Todo vuelve. De corazón.