El 2 de enero empezó a mostrar en las redes el trabajo que realiza en su propia panadería del barrio Las Piedritas y ya lo vieron millones de personas. Sueños y desafíos de un adolescente que amasa al ritmo de la música y quiere expandir su negocio.
Tomás por María Metenicht.
"Hoy en día no estoy donde quiero llegar, pero si miro hacia atrás estoy muy lejos de donde empecé".
Tomás Villagrán tiene 17 años y esta profunda reflexión la atribuye a su padre. "Siempre para adelante, siempre positivo y le pongo actitud a todo lo que hago", agrega luego. Todo lo que hace es tener y sostener su propia panadería, mientras se prepara para comenzar el último año del secundario. Desde el 2 de enero, comparte en Tiktok "lo que hace", que es mostrarle al mundo cómo se amasa el pan en el barrio Las Piedritas. Ya son millones los que vieron sus videos en Tiktok, donde baila y amasa, mientras sueña con expandir su negocio y hacer de esto su proyecto de vida.
"Trabajo en una panadería propia y cuando no estoy en la panadería estoy pintando con mi papá. Hago tortillas finas, gruesas, pan, facturas y cosas dulces. Creo que soy un genio haciendo tortillas gruesas: me salen muy bien, en otras panaderías no veo que salgan así las torillas, son muy ricas. Esa la piden bastante", le dice Tomy a eltucumano.com en su panadería, donde sus principales clientes son los propios vecinos de Las Piedritas, abajo de la autopista de Circunvalación.
"La panadería no tiene nombre todavía", aclara. Su cuenta de Tiktok si tiene nombre: Tomy el pandero se lee en @_ttomas___, donde comparte los videos con miles y millones de reproducciones en los que muestra y enseña cómo amasar el pan, cómo cortar las tortillas, cómo usar la sobadora, cómo se las arregla sin trinchadora, y sí. Al ritmo de la música, siempre: Banda XXI, Q'Lokura, Los Herrera, Ke Personajes y Valentino Merlo enumera sin dudar. Y siempre con una sonrisa y una gorra, porque no está del todo contento con su corte de pelo.
El papá de Tomy trabajaba en una fábrica de masas y fue quien lo impulsó a entrar en contacto con el agua y harina que se convierte en masa: "Empezar fue muy difícil, comprando las máquinas de a poco, ya teníamos la idea de abrir una panadería. Fue una inversión que hizo mi papá: antes producía acá y vendía desde mi casa, pero no era cómodo porque la gente sabía que vendía, pero no podía ver el producto. Acá pueden venir y ver lo que compran", repasa.
La charla se interrumpe una y varias veces porque algún vecino llega hasta la puerta buscando pan, facturas y las célebres tortillas gruesas también. Chato los atiende mientras Tomy amasa. "Al principio nada salía bien, empezamos con pan de grasa, pan casero. Nunca me imaginé que en unos meses iba a estar haciendo tortillas gruesas, facturas; aprendo rápido porque le pongo ganas, trato de hacer todo divertido y siempre digo que si uno hace las cosas con ganas siempre van a salir bien", repite como un mantra este adolescente tucumano de 17 años.
El joven, tímido, cada tanto se disculpa por no encontrar las palabras. Por momentos no se parece al desfachatado que baila en Tiktok, donde los números no paran de crecer: "Mis amigos siempre me dicen 'eh, regalame un kilo de pan' o 'llename de crema la factura'. Todos me dicen que soy crack, que está muy rico todo, eso me motiva para seguir mejorando. La idea de subir los videos a Tiktok tuve muchos buenos comentarios y eso me motiva a seguir adelante", analiza sobre el boom que está viviendo desde el 2 de enero.
Ya tenía su cuenta, pero desde ese momento comenzó a dedicarse a promover su emprendimiento y o paró. Hay vecinos y clientes que lo reconocen por las redes, justamente: "Les da vergüenza pero me dicen 'eh te vi en Tiktok, sos muy bueno'". El mundo de las redes no es nuevo para Tomy, que aprendió mirando videos en Facebook, imitando lo que veía en la pantalla. Hoy él filma y edita sus videos, que están en la pantalla de millones. Teme que al regresar a la Escuela ya lo reconocerán hasta sus maestros.
"No le mostraba los videos a mi familia porque me daba vergüenza. No le mostraba a mis papás, los bloquié a todos (risas). Fui subiendo videos, iba mejorando. No subo a diario porque trabajo: hago mercadería para dos días, la guardo en el freezer cuando me queda poco me voy a laburar con mi viejo, después hago para dos días más y sigo así", detalla el pibe que se jacta de arrancar a las 7 am y terminar sus días cerca de la medianoche.
Tomy se esfuerza porque sueña, y sueña fuerte: "Mi primer objetivo es salir de este lugar. Quiero vender más, que la gente me conozca por lo que hago. A futuro me veo trabajando en panadería. Quiero abrir más locales, expandir el negocio. En Tiktok muchas personas me pedían consejos para avanzar, yo con 17 años me siento chico para dar consejos; me preguntaban cómo podían empezar un negocio, mucha gente grande me dice que tengo buen futuro. Me veo arriba".
Con el pecho henchido, revela que "el secreto para hacer la mejor tortilla es ponerle ganas, poner buena música y darle para adelante", y se acuerda la primera vez que intentó hacer las tortillas y que "no salió bien". "Estaban secas, horribles", puede decir hoy a carcajadas. También cuenta que tardó cuatro meses en agarrarle la mano al pan, y que lo invadía la vergüenza de poder llegar a ser "un panadero que no sabe hacer pan".
"Todas las noches le rezaba a Dios que cuando mi papá hornee salgan bien las cosas. Él hornea mientras yo me voy a la escuela: un día dije que era el último intento. Y salió bien. Eso me motivó para mandarle para arriba", sentencia con renovado entusiasmo.
Con sus 17 años a cuestas, Tomy mira su panadería y considera que "estas no son máquinas de alta exigencia" que necesitaría "para poder producir más". "No me quejo de nada, estoy contento con lo que tengo", aclara rápidamente. Así se forjan sus sueños. "De Tucumán para el mundo", dice en su perfil de Tiktok. Otro vecino llega hasta la puerta de la panadería –todavía sin nombre- a comprar pan y tortillas. El primer video anclado tiene 1.3 millones de reproducciones. Su cuenta 594.1K de Me gusta. Tomy sube el volumen, se pone a bailar y amasar, y afuera la mañana sigue su curso en el barrio.