Bajo la gestión del "gran intendente" José Padilla, Tucumán atravesó en tres años algunos de los cambios estructurales más importantes de su historia edilicia: desde los 17 focos que hicieron la luz hasta la firma de Palito Ortega para le concesión privada de la energía eléctrica.
No existe tucumano emprendedor que no conozca las virtudes del llamado “pasaje Padilla”, calle conocida en la capital de la provincia por la venta de artículos de mercería o librería con precios bastante competitivos. Otros, con circunstancias más tristes, lo pisaron por primera vez en circunstancia de un velorio, ya que en esta calle existe la casa velatoria con mayor cantidad de salas de la provincia. Sin embargo, pocos conocen la historia que llevó a que se nombre este reconocido pasaje con uno de los apellidos más reconocidos de Tucumán.
Este pasaje que corta las calles Junín y Salta entre las calles Córdoba y San Juan, lleva el nombre de José Padilla, un hombre que fue quizás el intendente más proactivo de la historia de la capital tucumana.
El “Gran intendente” como lo llamó el periodista historiador Carlos Páez de la Torre, nació un 19 de marzo de 1841 y fue bautizado por el mismísimo Obispo Colombres. Fue el cuarto de los cinco hijos que tuvieron don Miguel Manuel Padilla y doña Tomasa Puente.
Sus primeros años se dedicó a aprender el trabajo de administración de los recursos de sus haciendas familiares con dos de sus hermanos. Fue trabajador de campo pero también un gran estudioso. Junto a sus hermanos formó la sociedad “Padilla hermanos”, arrendando cañaveral y una pequeña fábrica que fructificó en el ingenio Mercedes, en medio de una fuerte crisis económica. En 1887, un 4 de julio, asume su primer cargo público designado por el interventor provincial Salustiano Zavalía, como intendente de San Miguel de Tucumán.
En su mandato, que duró hasta 1890, Padilla tomó algunas de las decisiones más significativas e importantes para darle el lugar de ciudad a la actual capital tucumana, movilizando obreros por montones y poniendo manos a la obra desde un primer momento. En ese tiempo, la mayoría de las calles del gran San Miguel ni siquiera estaban abiertas. El gobierno municipal solo veía por un total de 95 manzanas, y había muchas quintas dentro del ejido urbano.
El intendente no dudó en comenzar a abrir calles y ordenar manzanas, pese a protestas y conflictos con los propietarios. Delimitó la ciudad con cuatro bulevares que hoy conocemos como “las 4 avenidas”, con una fuerte crítica de la prensa. Esto dio por resultado 68 cuadras habilitadas.
Enderezó al trazado de todas las arterias, a pesar de haber tenido que demoler muchas construcciones privadas a su paso. Recibió 111 cuadras empedradas a las que sumó 63 más. Pavimentó las avenidas interiores de la plaza Independencia con material extranjero, obra que se mantuvo hasta 1970.
Sin embargo, uno de los hechos más significativos que sucedieron durante su mandato, fueron los de la implementación del primer tendido de energía eléctrica en la ciudad. En 1888 comenzaba de lentamente y de manera experimental el reemplazo del tendido de la ciudad en donde se utilizaba querosene, por luz eléctrica. Poco a poco el oficio de farolero comenzaba a dejar de ser necesario en la arteria céntrica.
Según relató Páez de la Torre para La Gaceta en el año 2014, se dejaba la posibilidad de continuar experimentando en la ciudad con otra empresa hasta dar con el mejor servicio: “Lo contrató con la empresa de Francisco Kullak, pero limitado a un sector y por un año, en principio. En el resto, la ordenanza establecía que ‘cualquier proponente podrá ensayar sistemas de alumbrado eléctrico’. Esto, para no encorsetar a la Municipalidad con un contrato de larga duración, y por tratarse de sistemas nuevos sobre los que se carecía aún de experiencia”.
La historia del alumbrado público de Tucumán fue en su principio, siempre innovador y adelantado. El alumbrado a vela, por ejemplo, estuvo instalado hasta 1857, cuando se descubrieron los beneficios y las facilidades del uso del querosén. Luego, se implementó este tendido eléctrico experimental comenzando por la plaza Independencia con inauguración un 15 de enero de 1889, un año antes que en Buenos Aires.
Lo que pocos saben, es que más o menos un año antes de la inauguración oficial de este sistema de iluminación en la plaza principal de la capital tucumana, ya se estaba experimentando en la plaza Belgrano con el mismo. Este espacio verde de la calle Lavalle al 1100, era en su tiempo el lugar de moda para pasear y hacer compras novedosas.
48 años después y también un 15 de enero, el entonces gobernador Miguel Campero creaba la Dirección Provincial de Servicios Eléctricos de Tucumán.
La provincia de Tucumán se hizo cargo de la energía eléctrica para todo su territorio desde el año 1948, hasta 1993. En ese momento, la Dirección de Energía de la Provincia (DEP) formalizó la firma del Acta Constitutiva de EDET S.A. y la concesión transitoria del servicio. Fue el gobernador Palito Ortega el que firmó hace 29 años la concesión del servicio por 90 años al consorcio Norelec S.A. En 1995, el Poder Ejecutivo de la Provincia de Tucumán llamó a Licitación Pública Nacional e Internacional para la privatización de la prestación de los servicios de Distribución, Comercialización y Generación Aislada de Energía Eléctrica en la Provincia, como se contó esta semana en un artículo de este medio. A partir de ese momento, es que esta empresa de gestión privada comenzó a transitar por Tucumán, distribuyendo la energía producida por TRANSNOA.
Regresando un poco al pasado, el día que inauguraron el tendido eléctrico en la plaza Independencia con trabajo de una empresa privada a manos de Francisco Kulliak, se instalaron apenas 17 focos de 4600 bujías. 17 focos es un número que en promedio utiliza un hogar tucumano para iluminarse, contando desde su vereda hasta sus artefactos con luz, como una heladera o un microondas. Esos 17 primeros focos ahora nos parecen un número irrisorio, teniendo en cuenta que según la Empresa de Distribución de Energía en Tucumán, cuentan con más de 530.000 clientes conectados a su red y más de 1,6 millones de tucumanos conectados. Y así, se hizo la luz.