Una tucumana vivió una experiencia de lo más atemorizante una noche en la que intentaba ingresar a su pensión en Barrio Sur.
Solamente quienes son muy acérrimos creyentes de las historias paranormales y las apariciones sin explicación, conocerán o entenderán de qué se les habla cuando nos referimos a los famosos niños “Beck” o niños “de ojos negros”.
Fue en la década de los 90 que el mito popular que habla sobre la existencia de unos niños pequeños que tienen ojos completamente negros, que asustaron a personas alrededor de todo el mundo. Los mismos, al igual que los vampiros, serían entidades que buscan entrar en las casas de sus víctimas, pero que para hacerlo necesitan tu permiso o invitación.
En el Rincón del Misterio, sus administradores compartieron un relato compartido en Historias Tucumanas hace muchos años, sobre una salida de amigas que terminó con un posible encuentro con uno de estos seres del terror: “Cierta noche regresaban de un boliche con un grupo de amigas. Venían caminando por General Paz e iban en sentido contrario al tránsito. De repente frena en seco un automóvil que acababa de pasar cerca de ellas; era un auto blanco con sus vidrios polarizados. Las chicas se sorprendieron pero huyeron asustadas de allí al ver que ese auto se puso en marcha atrás y retrocedió como intentando seguirlas”, comienza el relato.
“La joven que me contó esto cometió el error de separarse del grupo corriendo en el mismo sentido del tráfico, por lo que aquel auto la empezó a seguir. Afortunadamente logró despistarlo tras escabullirse por las oscuras calles logrando llegar a la pensión donde vivía”, sigue, dando la antesala al extraño encuentro.
“Al llegar donde alquilaba, sola, y en plena madrugada, procede a intentar abrir la puerta de la casa sin éxito. Aún estaba asustada por la persecución sufrida por aquél auto, cuando de pronto se ve sobresaltada por la aparición repentinamente de dos tipos jóvenes que le ‘salieron de la nada’. Uno de ellos era alto y morocho, y en todo momento se mantuvo en silencio y algo apartado, sólo le miraba. Mientras que el otro era bajito (más bajo que ella), de piel muy blanca pero con unos ojos completamente negros que resaltaban”, contó en su momento la narradora anónima.
“Al principio creyó que le veía así por la falta de iluminación, además ella le miró por un escaso tiempo pues seguía luchando por abrir la puerta. Y ahí el sujeto bajito le empezó a hablar con insistencia. Le preguntaba si necesitaba ayuda, si por qué estaba nerviosa; entonces ella le explicó que no podía abrir la puerta. El joven, que por cierto tenía una inquietante sonrisa, de repente tomó las llaves que tenía la chica y sin ninguna complicación abrió la puerta”, continúa.
“Ella, agradecida, recuperó las llaves e ingresó a la casa con el temor de que estos extraños la empujaran dentro, sin embargo los sujetos se quedaron allí, parados, mirándola. Y cuando ella agradeciéndoles una vez más fue cerrando la puerta, descubre que el más bajito tenía un pie trabando la puerta”, confesó, despertando el conocido temor que las mujeres comprenderán.
“A estas alturas ella esperaba cualquier cosa. Pero el muchacho, con esa intrigante expresión dibujada en su rostro, y esta vez dejando ver claramente que sus ojos eran realmente negros, pues ‘la parte blanca’ de los ojos era toda negra y opaca, ya que se inclinó hacia ella y sin forzar nada le preguntó: ‘¿no vas a darme las gracias?’”
“Ella, muerta de miedo, le respondió que ya se las había dado; pero ellos permanecían allí, parados, como esperando algo, con una tensión que cortaba el aire. Luego de un silencio casi eterno, y con una última sonrisa del bajito, estos se fueron. La joven cerró la puerta quedando pensando en quiénes eran estos individuos”, sigue la historia paranormal.
Según la mitología popular, estos niños de ojos negros que se presentan en los umbrales intentando entrar en los hogares, suelen tener entre 6 y 16 años, y no pasan a tu casa a menos que sean invitados. ¿Te pasó algo similar?