Historias de acá

Quién es Santiago Neme, el médico tucumano del que habló todo el país

Es especialista en infectología y una voz autorizada para hablar del Covid. Su nombre estuvo en los medios cuando Cristina Kirchner lo citó. La historia de su infancia y formación en la provincia, la amenaza de la variante Delta y el análisis de la pandemia acá y allá.

03 Ago 2021 - 13:17

Uno de los recuerdos que Santiago Neme más atesora de su infancia en Tucumán es de cuando tenía apenas cinco años y se escabullía en el consultorio de su abuelo, el psiquiatra Mijail Neme, para ponerse a jugar con el estetoscopio. Eso fue mucho tiempo antes de inscribirse en la carrera de medicina de la UNT, de migrar a los Estados Unidos, de especializarse en infectología, de convertirse en una voz autorizada para hablar de la pandemia global de Coronavirus y de que su nombre sea citado por la vicepresidenta Cristina Fernández de Kirchner como ejemplo de honestidad intelectual. Mucho antes de tantas vueltas que dio su vida, Santiago ya sabía lo que quería. Nunca lo dudó. Su presente no parece más que la confirmación de esa convicción infantil que empezó como un juego: “Me enamoré de la medicina cuando era muy chico, nunca contemplé ninguna otra carrera. Esa conexión con mi abuelo fue muy profunda y también muy breve porque él murió cuando yo tenía seis años”.

Por estos días, entre muchas de sus responsabilidades y actividades, Santiago brinda charlas concientizando sobre la importancia de vacunarse contra el Covid a los reclusos de las penitenciarías de Washington. ¿La vacuna cambia mi genética? ¿Me vuelve infértil? ¿Me puedo morir de un derrame si me vacuno? ¿El Coronavirus es real? Son algunas de las interrogantes a las que responde con información científica y paciencia pedagógica: “Nosotros con un equipo de la universidad hemos ido a distintas cárceles a hablar con prisioneros. Son charlas generales sobre las vacunas y después seguimos con las preguntas que se hace la gente. Uno cree que puede anticipar las dudas de las personas, hasta que las escuchamos y, muchas veces, nos sorprendemos. Lo primero que hacemos es escuchar y contestar las preguntas, contarles experiencias personales, de familiares, de pacientes, de algunos colegas tienen familiares que han muerto de Covid. Ese tipo de comunicación realmente ayuda a la gente y a transmitir un mensaje para que cuenten con la mejor información a la hora de tomar decisiones”.

Ese afán de enseñar y ese didactismo también lo aprendió de muy chico cuando era apenas un niño y su madre, la profesora de filosofía Susana Maidana, lo llevaba a las clases que dictaba en la universidad: “De mis padres siempre tuve la disciplina del trabajo, de estudiar, de formarme. Con mi mamá tengo un estilo muy similar a la hora de enseñar. De chico, pasaba horas mirando sus clases en la universidad, yo aprendía de esa forma. Cuando ella enseñaba a sus alumnos particulares, yo veía cómo enseñaba y para mí fue muy natural empezar a dar clases a una edad bastante temprana… Era muy joven cuando empecé a hacer eso”.

Santiago nació en 1975. Hizo la primaria en la Escuela Normal y la secundaria en el Gymnasium. Cuando era adolescente se fue durante un semestre a los Estados Unidos como parte de una estadía estudiantil. Al volver a Tucumán, comenzó a enseñar inglés y a realizar traducciones en ese idioma, con la plata que ganaba pudo bancar los gastos del cursado en la facultad de Medicina de la UNT a la que ingresó en 1994 y de la que egresó con un promedio final de 9.73.  Mientras estudiaba medicina, solía ser el encargado de traducir del inglés al español las conferencias de los distintos expertos del área que visitaban la provincia. Fue después de una de esas charlas que una profesora lo invitó a realizar una pasantía de un mes que terminó siendo todo un año de rotaciones clínicas en Estados Unidos mientras estudiaba medicina en Cornell, Yale University y Mount Sinai. “Volví a Tucumán a terminar la carrera y, al terminar, me fui de nuevo a Estados Unidos. Mi primera visa de trabajo fue haciendo traducción e interpretación médica en hospitales, al mismo tiempo, me preparé para los exámenes de equivalencias”, cuenta el médico. Esos tres exámenes demandaron, en promedio, diez horas cada uno.

En los Estados Unidos su carrera profesional fue en ascenso. En 2005 comenzó su residencia en la universidad de Washington en la ciudad de Seattle, donde vive actualmente. Después se especializó en infectología y fue becado para cursar un máster en Salud Pública enfocado en epidemiología en la misma universidad. “A mí siempre me gustó la posibilidad de entender lo que le ocurre a la gente a nivel poblacional y de prevenir enfermedades. Siempre me ha interesado estudiar la transmisión de enfermedades como el HIV y la hepatitis C que son enfermedades prevenibles. La epidemiologia te da la posibilidad de pensar más allá del paciente individual, es pensar de una forma un poco más pragmática. A nivel poblacional, necesitás pensar en una intervención que va a ayudar a la mayor parte de la gente. La intervención tiene que brindar más beneficios que riesgos”, comenta el tucumano que en 2013 fue contratado como Director de Departamento de Control de Infecciones Hospitalarias en el hospital University of Washington Medical Center (Northwest) donde hoy se desempeña como director médico. Ahí está a cargo de dos consultorios, uno de HIV y otro de infecciones generales y tropicales.

“Antes del Covid, nosotros lidiamos con el Ébola y tuvimos mucha preparación con los rebrotes de Ébola. Hubo un ejercicio de preparación para pandemias de mayor impacto y ese fue un buen entrenamiento para este momento. Las herramientas que tenemos no son totalmente nuevas. En la epidemiología hay dos cosas muy importantes: los datos y la comunicación. Por un lado, contar con la información, números, incidencias, estadísticas, saber cuántos casos y con bastante exactitud; por eso es importante testear mucho. Por otro lado, con esta pandemia, todos los líderes de hospitales han tenido que reforzar o repensar la comunicación para que sea clara, corta y comunicable a todo nivel. Me parece que esa fue una gimnasia que todos tuvimos que hacer y mejorar”, reflexiona el especialista.

Además de la batalla cotidiana contra el virus, los médicos deben librar una batalla crucial contra la desinformación: “La desinformación y la mala información también es una pandemia gigante y es totalmente global. Acá en Estados Unidos, desafortunadamente, hubo una politización del uso del barbijo y de las vacunas. Eso se evidencia geográficamente en el mapa porque algunos de los Estados más conservadores han tenido menos adopción del barbijo y de las vacunas y ahora observamos más casos de contagios en esos Estados. Y eso que estamos hablando de un país que tiene un muy buen suministro de vacunas. Una de mis tareas ha sido diseminar información válida y precisa entre la gente que tiene menos acceso a la información para que tomen la decisión correcta de vacunarse lo antes posible”.

 

Tucumán y los primeros años de su formación

Hace 22 años que Santiago Neme reside en Estados Unidos, pero no se olvida de la provincia donde creció y donde dio los primeros pasos en su formación profesional. De estas tierras extraña algunos paisajes con los cerros como telón de fondo en el horizonte y algunos sabores: el sánguche de milanesa y el lomito. Pero, sobretodo, añora a las personas con la que compartió tanto tiempo: “Extraño a la gente, allá hice amigos de por vida. Me gusta mucho la socialización de la gente, la profundidad de algunas conversaciones, de algunas amistades. No quiero decir con esto que acá no las tenga, pero es un poco diferente… Ni mejor ni peor, diferente. De allá me gustaba mucho la gente en los cafés, compartir un trago y hablar con alguien por cuatro o cinco horas. Eso aquí no pasa”.

Cuando habla de su trayectoria académica, lo que se traduce en sus palabras es el agradecimiento por la educación que recibió en nuestra provincia: “Si te ponés a ver yo fui a la Normal, al Gymnasium y a la UNT, todo totalmente gratuito. Recuerdo haber tenido muy buenos docentes, recuerdo haber sido muy apoyado en todos los niveles. La Escuela Normal para mí fue importante porque fue mi primera experiencia de educación mixta. En el Gymnasium aprendí mucho a leer, a interpretar, a pensar… Y eso me ayudó mucho. De la facultad de medicina te puedo decir que fue muy buena la parte humanística, el examen de los pacientes y la relación con los pacientes. Fue muy buena la formación en Argentina en las tres etapas. Estoy muy contento también de la formación que recibí en Estados Unidos, acá recibí una beca completa para estudiar”.

Fue esa misma gratitud la que reconoció Cristina Fernández de Kirchner en su discurso y que lo tuvo como protagonista en el debate mediático semanas atrás. Todo comenzó cuando Santiago fue entrevistado por el doctor Claudio Zin en el canal de La Nación +. Durante la charla, el conductor y su panel lo felicitaron por su último logro en la Universidad de Washington. El tucumano respondió agradeciendo: “Muchas gracias, pero también quería agradecer a la educación pública argentina porque cuando cuento en Estados Unidos que no pagué un centavo desde la edad cero hasta los 25 años cuando me gradué, todo el mundo se queda con los ojos grandes. Muchas gracias a la educación pública que fue excelente para mí”. Tras referirse a esa entrevista televisiva, la vicepresidenta calificó: “Me gustó mucho la honestidad intelectual de esa persona”. Esa persona era Santiago que nunca se imaginó todo el revuelo que se armó tras sus palabras.

“Yo estaba muy sorprendido cuando me enteré. Es un halago que una persona de su notoriedad te nombre o haga referencia a lo que yo dije, pero, para ser sincero, también me preocupaba la posibilidad de caer en las tendencias políticas. Mi único interés en estas apariciones en los medios es transmitir información científica para que la gente esté mejor equipada para tomar decisiones saludables. En ese sentido, siento que es mucho más apropiado opinar del lugar donde vivo y donde voto porque estoy acá hace más de dos décadas. Opinar sobre la política argentina no me parece apropiado. Siempre quise y quiero estar afuera de la política para que el mensaje llegue porque me interesa que la gente tenga la información”, cuenta Santiago.

Fue la educación pública lo que le permitió desarrollar esa vocación de la que se enamoró en la infancia cuando jugaba con el estetoscopio de su abuelo y hoy lo agradece: “No conozco a nadie que haya pasado por la educación pública en Argentina y piense que es un problema, al contrario, es una de las cosas más recalcables del país a mi modo de ver. Tengo compañeros que tienen deudas de hasta 250 mil dólares para ir a la facultad de medicina acá. Obviamente, aquí no todos tienen esa oportunidad, mucha gente tiene temor a tener una deuda enorme que nunca podrá pagar y quizás ese temor lo lleva a hacer carreras más lucrativas y que no reflejan necesariamente su vocación”.


La variante Delta y el momento actual de la pandemia

“Acá en Estados Unidos es muy problemática la situación. Vemos que la variante Delta es muy transmisible y está afectando de manera muy acelerada a las personas que no han sido vacunadas con las dos dosis. En áreas del país donde la vacunación no ha sido muy bien recibida los casos están subiendo de manera muy acelerada. En esos Estados hay pacientes muy jóvenes en terapia intensiva. Más del 98% de los pacientes hospitalizados no han completado su vacunación. Estamos viendo que en una ciudad muy vacunada como Seattle, donde se ha vacunado alrededor del 85% de la población, tenemos muy pocos casos”, comenta Santiago que, acto seguido, arroja un dato contundente: en estos momentos, mientras habla con eltucumano.com desde su casa en Seattle, sólo hay ocho pacientes de Covid en un total de cuatro hospitales. Seattle tiene una población de alrededor de 800 mil habitantes.

Según explica, hoy la ciudad donde vive está completamente abierta y sin restricciones, de hecho, se ha liberado el uso del barbijo. Sin embargo, aclara que es necesario continuar con los cuidados para evitar la propagación del virus: “En el interior de un edificio cerrado, donde no sabés el estado de vacunación de la gente, yo me pongo el barbijo. Me vacuné en diciembre y sé que el riesgo de infectarme y de contagiar es muy bajo, pero usar barbijo es mucho menos inconveniente que la posibilidad de contagiar a alguien. Hay mucha gente todavía que no está vacunada”.

¿Y en Argentina? Desde su experiencia, el especialista analiza cómo ve esta etapa de la pandemia en nuestro país: “Lo que me gusta mucho es que están llegando más vacunas y me parece que la población argentina en general tiende a vacunarse más que otras poblaciones. Espero que, cuando más vacunas haya, más gente se vacune. No hay otra salida que la vacuna. Hay muchas herramientas disponibles: el barbijo, el distanciamiento social, la buena circulación de aire en los espacios, pero la solución es la vacuna y a eso lo estamos viendo con datos reales”.

Santiago nunca ha dejado de aprender ni de formarse profesionalmente ¿qué le ha enseñado esta pandemia? El médico tucumano reflexiona: “Me parece que la pandemia a todos nos ha hecho detenernos y pensar en lo que realmente importa. Me parece que mucha gente tuvo que esforzarse en pensar no sólo en uno, sino en la sociedad. Hubo una reflexión sobre lo que importa y tratar de pensar en cómo está el otro y cómo entre todos nos ayudamos para salir de esto”.

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