Cuando se enteraron del fallecimiento de Maradona, hinchas de San Martín del barrio Los Pocitos decidieron homenajearlo con arte. Cómo fue la noche más triste y más larga para estos amantes del fútbol: “Jamás usamos el celeste y blanco, pero se hizo una excepción”.
Cuando llegó el miércoles al mediodía a su casa en el barrio Los Pocitos, su papá lo esperaba en la vereda. El hombre de 70 años, veneno del Santo y de Boca, tenía los ojos enrojecidos de lágrimas y el corazón colmado de pena. Casi balbuceando le dijo lo que ningún hincha, en cualquier rincón del globo terráqueo, esperaba escuchar nunca:
- Murió el Diego, boludo.
“Me quedé impactado… son muchas las emociones que sentí en ese momento, no lo podía creer. Estuve un rato viendo las noticias y ahí nomás salí a verlos a mis amigos con la idea de hacer el mural”, recuerda Agustín Pérez el momento en que recibió de boca de su papá, Antonio, la noticia del fallecimiento de Diego Armando Maradona. El joven de 31 años no dudó ni un instante y fue a buscar al artista Martín Correa, Juan Álvarez y Alejandro Álvarez, los hinchas cirujas con los que suele intervenir las paredes del barrio Los Pocitos en Tafí Viejo con murales de San Martín. Ellos tampoco lo dudaron. Se trataba, nada más ni nada menos, que de uno de los mayores ídolos populares del país que acababa de pasar a la eternidad.
Después de mucho buscar, permiso de por medio, encontraron su lienzo en una de las paredes de un galpón del instituto de la vivienda ubicado en la esquina de Fausto Burgos y 13 de Junio. La noche se hizo tan larga como la tristeza que los invadía. Arrancaron a pintar a las 20 del miércoles y terminaron a las seis de la mañana del día siguiente. Mientras pintaban, compartían algunas bebidas para pasar el trago más amargo para cualquier fanático del fútbol y escuchaban las canciones dedicadas a Maradona que sonaban en los parlantes de un auto. El tema de Rodrigo, el de Los Piojos, el de La Guardia Hereje, el de Manu Chao y muchos otros que amenizaron una jornada colmada de melancolía. “Habíamos quedado en que esa misma noche íbamos a arrancar para que cuando amanezca ya esté listo. Compartimos historias, anécdotas de Maradona… cada uno contando cómo vivió el dolor de haberlo perdido al Diego. Esa fue nuestra forma de hacer el duelo, hasta las seis de la mañana estuvimos ahí”, cuenta Agustín.
El mural tiene doce metros por cinco y es el más grande de los pintaron hasta ahora, después de todo, el homenajeado también fue el más grande de todos. Se decidieron por una imagen del histórico capitán de la selección argentina alzando la copa del mundo en 1986. Esa misma foto se encuentra en el estadio Azteca de México, el escenario de la mayor gesta maradoneana. Ellos pusieron los materiales para el mural y hasta tuvieron que valerse de un tarro de látex que estaba podrido para poder blanquear la pared porque no tenían otro: “No sabés el olor que tenía la pintura, usamos barbijos y nos tapamos con una remera porque era irrespirable”. Este grupo de hinchas ya había retratado algunos de los más grandes símbolos cirujas: el escudo de San Martín, el estadio de la Ciudadela, del Mercado de Abasto, del Tigre Amaya y del General San Martín, entre otros. El de Diego fue el mural doce, pero, para hacer el homenaje, debieron dejar de lado por esta vez los colores de su corazón: “Jamás usamos el celeste y blanco, pero se hizo una excepción ahora por tratarse de Diego. No estamos familiarizados con esos colores”.
“Es imposible no recordarlo a Diego. La idea fue hacerle un homenaje que sea no sólo para las generaciones de antes, sino también para que las actuales lo recuerden. Se está hablando mucho de él como persona, nosotros estamos idolatrando al Diego como futbolista. No sé si alguno nos va a dar tanto como él Diego, no hay nadie en la actualidad que pueda hacerlo”, cuenta el joven que no vivió los años más gloriosos de la carrera deportiva de Maradona, pero aprendió a admirarlo por los videos y por los relatos de su padre: “Sinceramente, para mí el Diego es el mejor del mundo, no hay comparación. Mi viejo siempre está contando las historias de él y siempre reniega porque jugadores como él ya no van a haber nunca más”.
El mural, que requirió cuatro noches de arduo trabajo para ultimar detalles, fue muy bien recibido por los vecinos, aunque nunca falta un hereje que no conoce a D10S y a cualquier santo le reza: “La gente acá quedó completamente flasheada, pero no faltó el antimaradona. No recibimos críticas de gente grande, sino de gente de dieciocho años, ponele, y como les dije yo a los changos: ¿qué saben estos? Llegué a discutir con uno que decía que el Pity Martínez de River es más grande que el Diego, imagínate… no entienden nada”.
Según adelanta, la idea del grupo ahora es aprovechar la ochava para dejar plasmada alguna frase que celebre al gran crack del fútbol mundial y también levantar un pequeño monolito para honrar su figura: “La idea de nosotros es hacer una grutita ahí, cosa de que el que quiera diga voy a prenderle una vela al Diego”. En La Boca, en La Paternal, en Rosario, en Nápoles y también en Los Pocitos hay quienes siguen llorando y honrando al D10S del fútbol.