Para aplacar el calor

¡Explotó el verano!: Furor por las sandías en el Camino del Perú

La familia Yapur custodia día y noche este fruto sabroso que cotiza en alza cada vez que la temperatura supera los 30° grados en la ciudad. En esta nota, los pedidos de los vecinos y los consejos de los verduleros experimentados para saber elegir la mejor.

15 Ene 2020 - 15:11

Melisa, rodeada de las sandías que buscan los vecinos del Camino del Perú.

¡Sandía a $100! ¡Sandía a $100!. El cartel ubicado en la esquina de Camino del Perú y San Martín tienta a todos los que van pasando. Es que con una sensación térmica superior a los 40°C es imposible no pensar en el alivio que trae a los cuerpos agobiados por el calor intenso ese fruto verde por fuera, rojo por dentro y sabroso al paladar que aparece apilado de a montones en diferentes rincones de la ciudad. 

Melisa Antonela Yapur (22) ríe con ganas al momento de hablar sobre el producto estrella de la temporada. Impecable con su delantal, revela parada frente a la montaña de sandías que en los días de calor las ventas se disparan gracias a los tucumanos que quieren combatir el agobio que produce la conjunción del termómetro al rojo vivo y una elevada humedad. Cuenta también que todos los vecinos, sin excepción, llegan hasta el puesto pidiendo lo mismo: la sandía más rica de toda esa pila que se forma una vez por semana con unas 900 a 1000 unidades que llegan desde Santiago del Estero en flete. 

¿Mil sandías? ¡Es muchísimo! ¿O no?.

“En siete días se venden prácticamente todas”, dice Melisa con la experiencia que le dieron los siete años que lleva trabajando en la feria que emplea a toda su familia. Primero, fueron las sandías y luego gracias a las ventas que fueron in-crescendo instalaron una feria en donde se consigue una amplia variedad de frutas y verduras. En invierno, cuando escasean algunos productos, diversifican también con tamales y empanadas. El improvisado puesto va cambiando junto con el paisaje de las cuatro estaciones, los requerimientos de los vecinos y las necesidades del momento. Por estos días, a diferencia del invierno, la feria no duerme. Es que la familia Yapur se turna para cuidar los millares de sandías que trae el camión desde el campo santiagueño, donde el suelo arenoso y el clima subtropical ofrece las condiciones para que crezca este fruto rico en hierro, magnesio, potasio, fósforo, calcio y con un alto contenido en vitamina C. 

“Hace tres semanas las estamos trayendo y, como no tenemos espacio para tenerlas en la casa, las dejamos aquí y nos turnamos para cuidarlas de noche. A veces se queda mi papá con mi sobrino, otras veces mi primo con la esposa, y así vamos rotando para no descuidarlas”, revela Melisa, que se divide entre la entrevista y quienes se acercan al puesto porque la atención siempre es personalizada: a cada cliente se le arma un combo a medida para que lleve más verduras y frutas a precios convenientes. “Vendemos cada sandía a $100 pero si nos piden dos, se las dejamos a $150. El precio también varía según el tamaño: las chicas pesan unos 13-14 kilos y cuestan $100, las medianas están alrededor de los 20 kilos y las ofrecemos a $150 y las más grandes, de unos 24-25 kilos, salen $200, ¡son enormes!”, repasa la vendedora antes de centrarse en lo fundamental de todo este asunto: cómo elegir la más rica


“No hay un solo vecino que venga y no me pida la mejor, la más sabrosa”, dice y vuelve a reír con ganas. “Lo que yo hago es darle unos golpecitos”, revela y acompaña con las palmas la descripción: clap, clap, clap. “Si la sandía suena hueca, como un tambor, es porque ya está lista para llevar y comer. En cambio, si suena maciza, es porque le falta maduración”. Este es el primer consejo y corresponde a Melisa. El segundo consejo es de su papá, quien le enseñó todo o casi todo lo que sabe de las frutas y las verduras. “Otra forma de saber si la sandía está buena es fijarse en el tallo (pedúnculo). Si está seco, la sandía está madura; si está verde todavía necesita tiempo para tener más sabor”, completó. 

Un tercer consejo dice que hay que fijarse en la zona inferior, donde la sandía presenta un color de blanco a amarillento. Cuanto más grande y más definida sea esta zona, mayor tiempo habrá permanecido sobre la tierra y en maduración. Y si está madura, también estará dulce.

La sandía se siembra desde la segunda quincena del mes de septiembre a la primera quincena del mes de octubre. La cosecha se realiza generalmente de 90 a 100 días de haberse sembrado. 
Sabor garantizado

Ahora bien, para que no haya margen de error, existe un método infalible y se llama “la sandía calada”. “Todas las sandías que estamos trayendo son buenas, no nos devuelven ninguna”, sostiene con orgullo Melisa. ¿Pero cómo? ¿Se puede devolver la sandía sin sabor? ¿Es que acaso las frutas tienen garantía? .“Nosotros lo que hacemos es calar la sandía para que el cliente la pruebe antes de llevar y se vaya conforme, de esa manera le evitamos el doble trabajo de comprar, llevar a la casa y luego volver”, garantiza la jovencita. 

En caso de que algún cliente la lleve sin calar, la devolución debe cumplir con algunos requisitos.  “Les explicamos que si sale fea tienen que traerla al otro día porque se trata de una fruta muy delicada. Si la llevás a tu casa y la ponés en la heladera en dos o tres días madura de golpe y no tiene sabor. También se puede amortiguar por el frío”, advierte. En cualquier caso, lo mejor es ponerla unas horas antes de ingerir para que esté fresca pero, al mismo tiempo, las bajas temperaturas no la arruinen. “Hay que ponerla en la heladera para que se refresque y sacarla; hay que tener en cuenta que es muy delicada, el frío le quita sabor”, agrega no sin antes advertir que las mejores sandías se consiguen dos meses al año: enero y febrero.

La sandía es una fruta baja en calorías con un fuerte poder antioxidante. A contener un 90% de agua es muy diurética y digestiva. Se dice, además, que posee propiedades afrodisíacas.

Sandías para sobrevivir

La montaña de mil sandías invita a pensar que esos frutos de colores brillantes que regala la naturaleza a los habitantes de regiones tropicales o subtropicales alcanza para un verano de ventas jugosas. Sin embargo, la familia Yapur sabe que la abundancia que se aprecia a simple vista no es tal. De hecho, son categóricos al afirmar que lo que obtienen de la venta de sandías apenas les alcanza para lo básico. 

“La semana pasada encargamos 900, vendimos 600 y nos quedamos con 300 para esta semana. Son números que parecen grandes por el volumen pero en realidad de cada una sacamos unos $30 pesos de ganancia, apenas para sobrevivir”, se sincera Melisa al tiempo que repara en que el costo del flete desde Santiago del Estero es el factor que más influye a la hora de hacer los números finos cada vez que se pone el sol al oeste de la ciudad.    

Melisa es la vocera de la familia que encontró en la venta ambulante una fuente laboral para más de 10 parientes. Cuenta, por ejemplo, que en la feria trabaja un primo que padece diabetes y no puede insertarse en el mercado laboral debido a las complicaciones que le acarrea su enfermedad. De hecho, un episodio fue lo que motorizó a toda la familia a buscar una alternativa conjunta, en donde el sentido de la solidaridad es el que manda a la hora de hacer frente a la crisis. 

“Mi primo ahora nos está ayudando a nosotros porque tiene diabetes, entonces no puede salir a trabajar a la calle. Ya intentó salir pero el azúcar le subió, una vez lo tuvimos que traer de Concepción, así que aquí trabajamos todos”, destaca con cierto orgullo porque encontraon una forma de que nadie quede atrás en la feria que se transformó en un clásico del vecindario.  

“Los vecinos están agradecidos que estemos aquí, nos convidan agua, nos ofrecen el baño, nos dicen ‘golpéame la puerta’. Porque aquí hay muchos robos de noche, entonces les favorece que estemos y se genere movimiento. Antes era un basural, la gente venía y tiraba basura. Ahora, en cambio, está todo lleno de frutas y verduras”, compara antes de atender a los últimos clientes que se acercaron para pedir la sandía más rica de toda esa pila de frutas que promete mitigar el calor del verano tucumano y ayudarlos a sobrevivir hasta que el viento cambie de dirección.




  


seguí leyendo

las más leídas