La achilata o el panchuque deleitan paladares locales y extranjeros; pero pueden traer consecuencias perjudiciales para la salud.
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“Tanto en Argentina como en América Latina, el problema de la obesidad ha sido subestimado”, comenta Martina Popritkin, Licenciada en Nutrición. “No sucede solo en Estados Unidos. La obesidad es una enfermedad que tiene componentes genéticos, socio-culturales y ambientales que se produce, también, en nuestra provincia”, agrega.
Un mal hábito alimentario, como aquel que presenta un alto consumo de azúcares, grasas y sodio, puede llevar a la obesidad y esta, a su vez, a enfermedades como diabetes e hipertensión arterial. “Hoy en día existe un alto grado de preferencia de alimentos ricos en sodio, grasas y azúcares en la dieta diaria debido a aspectos culturales y a la conveniencia de adquirir ciertos productos baratos y disponibles en cualquier kiosco”, agregó Popritkin.
En este sentido, relevó cinco alimentos característicos de Tucumán que se encuentran en cualquier kiosco de la peatonal, de las facultades, en los puestitos o en las panaderías, y explicó por qué su consumo debe ser moderado y cuidadoso.
“Me gustaría dejar en claro que a pesar de que estos alimentos no son nutricionalmente balanceados, no deben prohibirse en absoluto, sino moderar su consumo. Debemos aprender a elegir, priorizar los alimentos saludables con nutrientes que el cuerpo pueda aprovechar”, explica Popritkin. “Toda la comida puede formar parte de una dieta saludable. La clave está en hacer elecciones inteligentes”.
5. Bollo con chicharrón: está elaborado con harina blanca y grasa vacuna o de cerdo. Esta grasa se incorpora en estado líquido para formar la masa y en estado sólido, frita, para agregarse al bollo. “Hay que tener en cuenta, además, si la misma persona que amasa es la que cobra, sin desinfectarse las manos después de tocar los billetes”, explica.
4. Panchuques: contienen huevo, harina leudante y leche entera, la cual "además de engordar, es peligrosa si se pierde la cadena de frío, sobre todo teniendo en cuenta las altas temperaturas que sufrimos en la provincia", recuerda. En términos nutricionales, esto provoca una sumatoria de grasas saturadas, grasas trans, calorías y sodio que pueden resultar perjudiciales en exceso.
Pero la base es la salchicha: embutidos a base de carne picada en la que, por lo general, suelen aprovecharse otras partes del animal como la grasa, las vísceras o la sangre, envueltas en la propia tripa del animal. “Como todo embutido, debería tener el control sanitario aprobado con el sello del SENASA, cosa que resulta incomprobable cuando compramos el producto cocinado”, agrega la especialista.
3. Tortilla: sin dudas, el acompañamiento favorito para el café. Está elaborada con harinas blancas y grasas. "Una combinación fatal: no sacia el apetito y lleva a consumir varias unidades, sumando a nuestro cuerpo calorías, grasas y colesterol malo", explica.
2. Achilata: proviene de la fonética de la frase “hay gelata” que pronunciaban (en un italiano castellanizado) los vendedores callejeros. Se elabora con hielo molido, endulzantes y colorantes que le dan su tono rojo característico. Si bien no tiene contenido lipídico, contiene muchos hidratos de carbono y ninguna vitamina ni mineral. “Bromatológicamente hablando, esta preparación no es segura, ya que desconocemos el procedimiento del agua con la que se elabora el hielo”.
1. Sánguche de milanesa: "El aceite con el que se frita la milanesa suma muchas calorías y grasas saturadas, los aderezos aportan sodio y grasas y el pan posee un alto contenido calórico y nada de saciedad: la ecuación del famoso plato tucumano. Si quieren comer un sánguche más sano, es preferible elegir el lomito para evitar la fritura; pedir que le saquen la miga al pan y que le pongan poca cantidad de aderezos y muchas verduras”, recomienda.
A pesar de lo dicho, recuerda que "tampoco es sano prohibirse. Hay que comer de todo, darse con los gustos, pero de una manera moderada. No es lo mismo comer un sánguche en una salida con amigos que comer uno todos los días".