Hace unas horas, un recuerdo imborrable para la riquísima historia del clásico tucumano volvió a salir a la luz. La previa, las canciones, y todo el color que de vez en cuando se extraña. VIDEO
Cómo se extraña el clásico tucumano por Dios.
Si le preguntan, la Inteligencia Artificial dice sobre aquel día:
“El 20 de abril de 1997 fue un domingo. No hubo eventos significativos ese día en Tucumán, Argentina”.
No se burlen. Hay cosas que la Inteligencia Artificial nunca dimensionará. Quizás le dé el piné para recrear el resultado de aquella tarde del domingo 20 de abril de 1997, en Ciudadela, cuando San Martín le ganó a Atlético por 2 a 0 con goles de Vaquel y Bermegui, pero nada más.
Hay cosas que un robotín no puede dimensionar. No puede saber que
Transformer no es solamente un icónico dibujito animado sino que es el apodo de
Hugo Daniel Soria, el hincha que aparece de frente a la cámara en la primera canción de San Martín para la cobertura histórica de
El Aguante, el programa de los hinchas de TyC Sports,
un recuerdo que este sábado revivió Locos x el Ascenso.
Todo bien (o no) con las nuevas tecnologías, con el VAR o con los chalecos GPS que usan los jugadores y que tan lindos quedan en los festejos de gol.
¿O se lo imaginan a Vaquel sacándose la Lotto con el top de neoprén?
Pero hay cosas que el fútbol moderno ni las tecnologías entenderán. Ya en la actualidad el programa célebre de Martín Souto sería en vano desde que no hay visitantes en nuestras canchas.
Entender a El Aguante sería tan absurdo como explicar las canciones que se cantaban antes (y que algunas siguen vigentes), todas parte del
Duelo de Hinchadas que aquel día protagonizaron Cirujas y Decanos a Ciudadela llena. De un lado y del otro, decía así:
"No importa si pierde, vamos a todas partes, a vos te seguimos igual,
vamos a quemar la cancha de 25, vamos a matar al puto de Talleres, Ciudadela te quiero, ponga huevo que vamos a volver. Ooooh oooooh oooooh oooooh Ciudadé, Ciudadé, Ciudadela”, canta Transformer (gran letrista del Santo) en uno de los himnos del corazón, la versión de
Fasolita de Los Piojos que conoció el país. Y una particularidad: la Lotto con la franja roja ancha en el centro del pecho y también un hincha con la camiseta de Chicago, permisos que se daban hace 30 años,
casi imposibles de ver hoy.
“Qué vergüenza, qué vergüenza, si su gente, es la Loca Teresa”, le respondían los hinchas de Atlético entrando en caravana por la Pellegrini desde Mate de Luna, cerca de los palos borrachos y de los bonsais del japonés, pasando lo que hoy sería La Quiaqueña.
¿Sabrá la IA si en el 97 ya estaba La Quiaqueña? ¿Sabrá distinguir que entre los hinchas de Atlético aparece una camiseta del Racing del Mago Capria con la publicidad de Multicanal?
“Yo te quiero San Martín, yo a vos te sigo vos sos mi vida, siempre te voy a alentar con marihuana y con cocaína (F5: mucha mucha mucha) vayas adonde vayas, esta es la hinchada la que te alienta, vamo Santo, vamo a ganar, queeeee la banda está de fiesta”, suena desde la Rondeau otro hit.
“Vos sos verdulero, andás por el mercado yo te veo, andás prendido siempre con la yuta, por eso yo te odio che Ciruja hijo de puta”, le devuelven los hinchas Decanos que aquel día reventaron la Bolívar.
“Qué alegría qué alegría olé olé olá, vamos Santo todavía que estás para ganar, con esta hinchada loca seguro que no hay en toda la Argentina y en todo Tucumán, porque tenemos aguante, aguante de verdad, Decano vigilante, te vamos a matar”.
“Y dale alegría alegría a mi corazón, te sigo de la cabeza y estoy con vos, yo voy a dejar el alma y el corazón porque llegar a Primera es mi obsesión”.
“El que no salta es de los putos / El que no salta es de los putos / El que no salta es de los putos”.
“El que no salta es un Ciruja / El que no salta es un Ciruja / El que no salta es un Ciruja”.
“Que siga siga siga el baile, al compás del tamboril, que esta tarde los culiamos a los putos del país”.
“Y ya lo ve, y ya lo ve, es para el Sucio que lo mira por tv”.
Hasta ahí la primera parte del bloque dedicado al clásico tucumano con la previa. Ya con Martín Souto en el campo de juego, el conductor todavía con el pelo largo decía: “Este es un clásico desparejo porque San Martín hace 10 años que no pierde contra Atlético. San Martín estuvo dos veces en Primera Division: en el 88 y en el 92. San Martín es el real equipo de Primera de los dos”.
Cuando los barbijos solo se usaban para cargar al rival, el duelo de hinchadas siguió ya en el partido con la tribuna visitante estallada: “Deca, mi buen amigo, esta campaña volveremos a estar contigo, no me importan lo que digan, lo que digan los demás, yo te sigo a todas partes, cada vez te quiero más”.
“Acá está la gloriosa, la hinchada de lo Santo, la que siempre te banca te sigue a todos lados, a pesar de los golpes, los momentos vividos, siempre estaré a tu lado vamo Santo querido”.
“Soy Decano vago y atorrante, a lo Deca lo sigo a todas partes,
aunque nunca llegamos a Primera, yo te sigo hasta que me muera”.
“Vamo lo Santo hay que poner más huevo, quiero la vuelta, quiero salir campeón de nuevo, y vamo vamo vamo Ciudadé, por tus colores me banqué el descenso, y vamo vamo vamo Ciudadé, tu camiseta es un sentimiento”.
Después del gol de Vaquel, explota Ciudadela con otro clásico:
“Volveremos, volveremos, volveremos otra vez, porque somos mayoría en el fútbol de la B”.
“Porque al Deca lo quiero, porque al Deca lo quiero, lo vengo a alentar, en las buenas y en las malas mucho más”.
“Esta es la banda de Ciudadela, está bailando la tarantela, se mueve para acá, se mueve para allá, esta es la banda más loca que hay”, retumba en la Rondeau y resurge otra pregunta:
¿alguien sabe por qué no se canta tanto la tarantela como antes?
“Todos los momentos que viví, todas las canchas donde te seguí,
tantos campeonatos que ganamos y las veces que lloramos desde que te conocí, vos me das alegría, yo te doy mi amor, la razón de mi vida, es salir de nuevo campeón”.
“Vamo, vamo, Decano, aunque ganes o pierdas no me importa una pierda, sigo siendo Decano porque al Deca lo amo”.
“Vamos vamos vamos Santo, vamos vamos vamos a ganar que nacieron hijos nuestros, hijos nuestros morirán”.
El gol de Juan Carlos Bermegui (qué goleador, papá) cierra este capítulo de un recuerdo imborrable para el fútbol tucumano, más allá del resultado. Son imágenes que parecen mucho más distantes de un fútbol que (parece) ya no volverá. ¿Quién sabe cuándo volverán a verse las caras? ¿Alguna vez el clima de aquel domingo de abril del 97 volverá a vivirse como ha pasado por Copa Argentina? ¿Habrá clásico con las dos hinchadas de nuevo? Ojalá se dé. Pero ni la Inteligencia Artificial lo sabe.