Desde cuándo y quién bautizó a la institución en homenaje al prócer tucumano. Qué hay de cierto y qué no al rededor de las leyendas que corren por los pasillos de la Escuela.
La historia está llena de mitos que se instalan en el sentido común sin que haya demasiado interés en cotejar su veracidad, lo que muchas veces que creamos y repitamos versiones que no son del todo verídicas o, a veces, deliberadamente falsas.
Algo así sucede con el nombre de la Escuela Normal, cuya leyenda más instalada dista bastante de la realidad. Hay quienes afirman que Samriento, fundador del recinto decidió homenajear a su amigo tucumano Juan Bautista Alberdi, bautizando la escuela con su nombre luego de su fallecimiento, tratando así de resarcir la distancia que había existido entre ambos en los últimos años.
Si bien es cierto que Alberdi y Sarmiento, que compartieron ideales y lucha durante muchos tiempo, terminaron bastante alejados, la verdad es que la escuela Normal fue fundada en 1875, nueve años antes que la muerte del tucumano (19-06-1884) y ni Sarmiento(presidente durante la ley que creo la institución), ni Nicolás Avellaneda (primero ministro de Educación y después presidente durante la fundación misma de la Normal), pensaron en el autor de las Bases a la hora de nombrar el recinto que solo se llamó Escuela Norma de Tucumán al comienzo.
De hecho, el nombre completo que hoy ostenta la institución data recién de 1934, cuando se celebraron los 50 aniversarios del fallecimiento de Alberdi, a través de un decreto firmado por el titular de poder ejecutivo Nacional Agustín P. Justo, haciendo caso a una petición de la Biblioteca Alberdi.
En la medida se argumentaba que "se trata de uno de los más preclaros hijos de aquella histórica ciudad (por Tucumán), que consagró su vida al bien de la Patria, en las multiples fases de su actividad: como jurisconsulto, filósofo, publicista, político, así como en su destacada influencia en la constitución del país como autor de las Bases y su vasta obra en pro de la educación pública".
"De justicia ligar su nombre a dicha institución docente de la ciudad que fue su cuna, a fin de recordar como ejemplo, a la juventud que concurre a sus aulas, la acción alta y fecunda con que tan eminente ciudadano contribuyó al engradencimeinto y progreso de la Nación", finalizaba el decreto.
Así el 19 de junio de 1934, conmemorando el cincuentenario alberdiano, la Escuela fue rebautizada y con un acto en el que se tocó el Himno a alberdi que durante mucho tiempo sonó en cada acto escolar de la instución. Además, se solicitó un busto que del procer que finalmente llegó en 1940, confesionado por el profesor Rodolfo Martín, colocado en una base de marmol con una placa de bronce, emplazado en uno de los patios donde aún hoy se conserva.