Industria verde

“Podemos ser potencia”: proyectan a Tucumán como un polo cannábico del país

Con la reglamentación del cannabis industrial, emprendedores tucumanos aseguran que la planta puede impulsar el desarrollo de la economía provincial. Trabajo, educación y el rol del Estado en el comienzo de la nueva era verde: “Es una oportunidad enorme”.

12 Ago 2023 - 10:50

Foto: https://forbes.co/

Después de décadas de condena, prohibición y estigmatización social, el lunes comenzó una nueva era para la planta de marihuana en todo el territorio argentino. Con la publicación del decreto 405/2023 que reglamenta la ley 27.669, la industria del cannabis medicinal y del cáñamo ya cuenta con su marco regulatorio. Esta noticia, largamente esperada, fue celebrada por distintos sectores productivos que ven en esta planta milenaria una oportunidad histórica para el desarrollo de la economía del país. Aquella patria cannábica con la que soñó Manuel Belgrano a fines del siglo XVIII, ahora puede volverse una realidad tangible. En nuestra provincia, emprendedores y referentes del cannabis proyectan la incipiente era verde y coinciden en que Tucumán tiene todas las condiciones para convertirse en un gran polo cannábico. ¿Se viene la provincia cañamera? 

“Tucumán tiene gran potencial para convertirse en polo cannábico debido a todos los microclimas que poseemos en la provincia que son favorables al cultivo del cannabis. Necesitábamos contar con un marco legal reglamentario sólido, claro y estable así podemos permitir el desarrollo de esta industria en Tucumán. Es impresionante la cantidad de productos que tenemos para hacer. Tenemos mucho potencial en esto y podemos ser potencia”, se ilusiona Mauricio Abate, productor tucumano de semillas de cannabis medicinal. Su empresa, Cepas Medicinales Tucumán, se constituyó el año pasado en el marco de la ley 27.350 que establecía la regulación para la investigación médica y científica del cannabis. Con la nueva legislación, las posibilidades del sector son mucho mayores: “La reglamentación del cannabis puede y debe tener un impacto significativo en todos los emprendimientos vinculados al cannabis en Tucumán. Abre oportunidades para nuevos emprendimientos, como productos derivados del cáñamo industrial, extracciones de aceites ricos en CBD (el componente medicinal de la planta) y productos derivados. Podría generar empleo y promover el desarrollo económico de la región. También atraer inversiones en el campo de la ciencia y la tecnología”. 

Desde Tucumán, Yungannabis fue la primera fundación en todo el país habilitada para la investigación y desarrollo de productos cannábicos. Su presidente, Felipe Herrera Locascio, celebró la nueva reglamentación: “Esta ley nueva permite un marco de desarrollo comercial mucho más potente y mucho más fuerte que no solamente abarca la investigación, sino un montón de áreas que tienen que ver con la planta de cannabis y no solamente a nivel medicinal, sino también alimenticio, la industria textil, de fibra, de autopartes y hasta bioetanol. Hay alrededor de 30.000 productos que se pueden hacer con la planta de cannabis. Entonces las oportunidades que despierta la ley son muchísimas. Realmente, es una normativa que la estábamos esperando hace muchos meses”. 

Paula Bongiorni, una de las integrantes de Yungannabis.

El titular de Yungannabis coincidió con Mauricio respecto a la posibilidad de que la provincia ocupe una posición central en el mapa de la incipiente industria cannábica nacional: “En Tucumán tenemos una matriz tecnológica importante, una matriz de conocimiento científico, una universidad con una infinidad de carreras. Tenemos también una matriz empresarial que está buscando diversificar inversiones y está atenta a ver qué es lo que se puede hacer y ya hay experiencias en algunas áreas que se parecen. Tenemos una matriz textil, la matriz azucarera que ya genera biocombustible, tenemos laboratorios que generan medicamentos genéricos. Hay un montón de condiciones que hacen que Tucumán, si realmente aprovecha la oportunidad, pueda ser una potencia muy grande en cannabis”. 

La activista cannábica Florencia Victoria Flores Fassola comenzó a estudiar la planta cuando tenía 19 años y le diagnosticaron epilepsia. En el cannabis no sólo encontró una medicina natural para su enfermedad, sino también una forma de ayudar a las personas que necesitan de las propiedades terapéuticas de la planta. Para ella, la nueva regulación no sólo es el puntapié inicial para el desarrollo de la industria, sino que contribuye a terminar con los prejuicios que aún pesan sobre la marihuana: “El hecho de que haya una reglamentación que nombre al cannabis es positivo, ya que la gente empieza a ver la planta desde otro lugar y logra integrarla en su día a día. De alguna manera, se limpia su nombre en una sociedad donde entiendo que aún les cuesta nombrarla con naturalidad”. 

Aunque la valora como un avance para el sector, Flores Fassola advirtió que la reglamentación recién publicada puede resultar bastante restrictiva para todos aquellos que elaboran productos cannábicos de forma artesanal, como es su caso: “Estoy segura que no será algo inclusivo de todos los sectores sociales, es decir, para que la ANMAT te apruebe un producto entiendo que tiene que pasar por una estandarización, algo que sabemos que es muy difícil si no tenés acceso a ciertas herramientas de laboratorio. Lo veo posible, pero encarecería el producto final y al consumidor final, que ya viene con años de consumir un aceite de cannabis artesanal de confianza, no le gustará la idea de pagar más por algo que ya conoce que le hace bien. Sin embargo, entiendo que hay un sector de la sociedad al que le va a gustar pagar por un medicamento en la farmacia. Entonces, en conclusión, estamos ampliando la llegada del cannabis a nuevos sectores sociales y eso es positivo”. 

Florencia Victoria Flores Fassola, una activista de la planta

Según explicó, algunas zonas de la provincia, como es el caso de los Valles Calchaquiés, son muy propicias para el cultivo de la planta. De hecho, en Tafí del Valle ya se encuentra funcionando Inkillay, una empresa dedicada al perfeccionamiento del cultivo del cannabis medicinal y que está desarrollando cannabis de altura. Sí, al igual que el vino, se trata de plantas que aprovechan las virtudes del entorno geográfico y climático: "Tucumán tiene mucho potencial, al menos desde el punto de vista ambiental. En Tafí del Valle ya está instalándose una empresa para producir. Sabemos que la amplitud térmica y los metros de altura sobre el mar potencian en esta planta, y en todas, sus propiedades. Dentro de los valles, Amaicha también puede ser un hermoso lugar de cultivo, ya que tiene condiciones de mayor sequía lo que genera mayor producción de tricomas (que es donde se concentra la sustancia terapéutica de la planta)". 

Desde marzo de 2021, cuando se aprobó el Registro del Programa Cannabis (Reprocann), se habilitó en Argentina el uso y cultivo de cannabis con fines medicinales. Los inscriptos pueden tener hasta nueve plantas (en etapa de floración) y transportar hasta 40 gramos de flores secas y hasta seis frascos de 30 mililitros de aceite de cannabis. En abril, el Reprocann pasó de tener uno a tres años de validez. En esa oportunidad, desde la cantera de Salud, informaron que más de 200.000 personas ya se habían inscripto desde que se habilitó el registro. 

En nuestra provincia como en el resto del país, la posibilidad de cultivar plantas de cannabis de forma legal supuso el crecimiento exponencial de un mercado dedicado al rubro: desde la comercialización de semillas y plantines hasta distintos productos para el cuidado de la planta. De un tiempo a esta parte, los tucumanos se familiarizaron con los growshop, tiendas especializadas en productos para el cultivo y diversos accesorios para el uso del cannabis. Singular mezcla entre vivero y juguetería, la proliferación de los growshops es un signo inequívoco de la aceptación y la expansión actual del cannabis en nuestra sociedad. Para los empresarios del rubro, la reglamentación de la ley de cannabis industrial implica una expansión del mercado. “Sin dudas, abre un nuevo segmento dentro de mi negocio para lo que serían los grandes cultivos. Al hacerse un cannabis industrial y al haber lugares donde se va a plantar en grandes dimensiones, abre la posibilidad de traer otro tipo de productos para cultivos de esa envergadura”, comenta Sergio Farías, dueño del growshop Tu Cultivo.  

 

Qué le falta a Tucumán para ser la meca de la industria cannábica 

La mayoría de los consultados coinciden en un punto: Para que Tucumán se convierta en un polo de la industria cannábica es necesario un cambio de mentalidad que permita dejar atrás los prejuicios que aún pesan sobre la marihuana en la sociedad. Agustín Vallejo es abogado y forma parte de la consultora Tucannabis donde brindan asesoramiento legal para la conformación de fundaciones, ongs y clubes vinculados al cannabis. Desde la consultora, han ayudado a constituir las ongs Yungannabis, Jamrock y Cannorte que ya funcionan en la provincia: “Esta industria se viene expandiendo en todo el mundo y no podemos ser ajenos a eso. Con esta nueva reglamentación se espera generar trabajo, impulsando las pequeñas y medianas empresas. Sin embargo, todavía existen muchos prejuicios alrededor de esta planta, y eso se debe a la desinformación, tanto del público en general como de las autoridades provinciales, municipales y fuerzas de seguridad. Existe una gran cantidad de emprendedores y cultivadores que se mantienen en la clandestinidad al no sentirse resguardados por estas leyes. Todavía hay muchas personas alrededor del país que son perseguidas y procesadas por cultivar cannabis, pese a existir leyes que regulan el uso de la planta”. 

Para Flores Fassola, la educación es clave para vencer la estigmatización con la que carga todavía la planta tras décadas de prohibición: “Falta más educación en el tema, nos vendría bien a toda la sociedad, sobre todo, al ministerio de Seguridad y de Salud. Hoy solo se tiene acceso a educación cannábica de manera privada o desde ongs, no es algo sobre lo que se tenga libre acceso al conocimiento. Sería muy bueno que en las instituciones públicas haya más información al respecto”. 

“Es importante contar con una infraestructura adecuada. Necesitamos invernaderos, centros de investigación, laboratorios y mejorar también las redes de transporte y logística. Instruir a las fuerzas policiales y brindar capacitación y conocimiento técnico al personal especializado en cultivo. Esto incluye la formación de agricultores, investigadores, personal científico-médico y profesionales de la industria para garantizar las prácticas eficientes de calidad”, apuntó por su parte Mauricio Abate quien remarcó la necesidad del apoyo estatal: “El Estado provincial debe actuar como facilitador, garantizando que las actividades relacionadas con el cannabis se realicen dentro del ámbito laboral, asegurando la protección de los derechos de los trabajadores. Además, puede promover políticas y mecanismos de desarrollo de nuevos emprendimientos, incluyendo incentivos fiscales, subsidios y programas de apoyo empresarial”. 

Para los emprendedores, el apoyo del Estado provincial será determinante en el desarrollo de la industria cannábica en estas latitudes. “No alcanza con lo que tenemos ahora, hay que poner realmente mucha actitud y mucha voluntad, sobre todo, voluntad política. El rol del Estado provincial en esta industria me parece que es fundamental porque, por más que haya una enorme intención de inversión del sector privado y que ya haya algunos proyectos como el nuestro que están andando, es clave el acompañamiento y todo el rol que el Estado genera desde la coordinación hasta la promoción de ciertas industrias. Lo vemos en algunas industrias que están muy desarrolladas como el limón, el Estado se mantiene constantemente acompañando y fomentando y promoviendo estas industrias”, comentó Felipe Herrera Locascio. 


La patria del cáñamo con la que soñó Belgrano 

A fines del siglo XVIII la República Argentina todavía era una quimera, pero un joven Manuel Belgrano ya pensaba en el porvenir de la patria en ciernes. En 1797, mientras se desempeñaba como secretario del Consulado de Comercio de Buenos Aires, quien luego se convertirá en uno de los grandes próceres nacionales escribió una especie de manual titulado "Utilidades que resultarán a esta Provincia y a la Península del cultivo de lino y cáñamo" donde llamaba a sembrar los suelos con cannabis. "Son increíbles los beneficios que proporciona a un país un nuevo cultivo provechoso", exponía Belgrano acerca de la planta milenaria, según revela el libro “Marihuana” de Fernando Soriano. Por entonces, el cáñamo era un producto esencial para la fabricación de telas y aparejos marítimos. Más de dos siglos después, parece que la historia al fin se dispone a darle la razón al creador de la bandera. 

La legislación que se reglamentó el lunes podría ser el primer paso en la concreción de aquel sueño del cannabis como motor productivo de la nación. La reglamentación, que se formalizó 15 meses después de su sanción en el Congreso en mayo de 2022, establece el funcionamiento de la Agencia Regulatoria de la Industria del Cáñamo y del Cannabis Medicinal (Arricame). Para Francisco Echarren, presidente de la Arricame, esta normativa “es pionera y de vanguardia a nivel mundial” y proyectó la creación de más de 10.000 puestos de trabajo gracias a esta nueva industria. 

Entre las principales disposiciones de la reglamentación, se estableció como uno de sus puntos centrales que los productos derivados del cannabis que se produzcan en nuestro país no podrán contener una composición química mayor al 1% de tetrahidrocannabinol (THC), es decir, del componente psicoactivo de la marihuana. Por encima de ese porcentaje, se considerará como "cannabis psicoactivo". Hasta ese número se podrá producir todo tipo de productos: aceites, cosméticos, alimentos, textiles y otros. Actualmente, la Unión Europea establece una frontera de hasta el 0,3% para cultivos industriales aunque las cámaras de productores de aquel continente también piden que se suba al 1%.

La Ariccame entregará siete tipos de licencia: de criadero, multiplicación y cultivo; de servicios logísticos; producción de derivados; comercialización de semillas, plantines y esquejes y flores; para estudios y pruebas analíticas; y de comercio exterior. Se espera el otorgamiento de unas 80 licencias antes de fin de año, entre las que tendrán prioridad las empresas que ya comenzaron a funcionar bajo el paraguas de la Ley de Cannabis Medicinal.

¿Qué productos podrían desarrollarse en Tucumán en el marco de esta nueva industria? Con esta reglamentación que permite pensar más allá del cannabis medicinal, las posibilidades se multiplican considerablemente. Para ejemplificar la cantidad de productos que se pueden fabricar en base a la planta, Felipe Herrera Locascio cita el ejemplo del auto que Henry Ford se propuso crear en base a fibras de cáñamo y soja. Efectivamente, en 1941, en plena Segunda Guerra Mundial y ante el faltante de acero, el fabricante automotriz pensó en aprovechar desechos agrícolas para obtener materiales ligeros y de bajo costo, que a la vez fueran resistentes. Para el presidente de Yungannabis, el cultivo de cáñamo (una variante de la planta de cannabis con escasos componentes psicoactivos) tendría muy buenas posibilidades de desarrollo en la provincia: “La planta de cáñamo tiene una rusticidad y una capacidad de crecimiento que en Tucumán podría ser realmente muy sorprendente. Haciendo algunos estudios y comparaciones con climas de Europa, realmente, Tucumán tiene una ventaja muy grande en cuestión climática.  De esta planta se pueden producir desde todo lo que tiene que ver con la industria textil hasta la industria de los bioplásticos. Además, el cáñamo mejora los suelos, limpia los suelos, levanta metales pesados, o sea que se puede hacer también una mejora de los suelos que están un poco agotados porque la matriz productiva agrícola ha abusado un poco de todo lo que es el uso de fertilizantes y demás para generar mejores rendimientos”. 

“Otra de las grandes ventajas es que un campo de cáñamo produce cuatro veces más biomasa que una hectárea de árboles, o sea, una hectárea de cáñamo produce cuatro veces la cantidad de biomasa que produce una hectárea de árboles. Además, se trata de una planta que crece en seis meses y los árboles tardan 20 años en crecer”, destaca Felipe. 

Por su parte, Florencia Flores Fassola también destacó el impacto ecológico favorable que puede tener la industria del cáñamo en la provincia: “Sería muy bueno que se desarrolle el bioplástico. A partir del cáñamo, se pueden hacer botellas de bioplastico que se degradan en 75 días. Qué hermoso sería que naturalmente la tierra pueda degradar todo lo que producimos ¿no? Es un hermoso camino que nos regala la planta para hacer las paces con la madre tierra y producir elementos que no nos dañen a nosotros ni a ella”. 

Lejos del oscurantismo que le significó integrar durante mucho tiempo el listado de drogas consideradas como peligrosas, el cannabis se presenta en la actualidad no sólo como una planta con infinidad de bondades terapéuticas – ya probadas por la ciencia -, sino también como una posibilidad concreta de progreso y desarrollo económico. Quizás, en el Tucumán del futuro, el cannabis reemplace el humo de las vetustas chimeneas de la industria azucarera. Los cimientos de la nueva era cannábica ya están levantados, sólo resta edificar sobre ellos los anhelos de una patria próspera. Como esa que soñó un tal Manuel Belgrano tiempo atrás. 

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