INSEGURIDAD

“Esto es agarrar la moto y que sea lo que Dios quiera”: repartidores insisten con el accionar policial

En lo que va del año, cuentan cuatro motos robadas y entre tres y cinco robos de bicicletas o celulares por semana. Aseguran que la Policía no les toma las denuncias. “Hasta el día de hoy no sabemos por qué no nos toman la denuncia”, reclama Gonzalo Zamorano, repartidor y vocero del movimiento de trabajadores autoconvocados de su rubro.

17 Feb 2022 - 19:33

Repartidor en plena cuarentena. (Foto: Gabriel Lemme)

“La Policía llegó para que no lo maten”, recuerda Gonzalo Zamorano acerca del último hecho de inseguridad que se hizo viral en Tucumán; la filmación que muestra cómo suben a un sujeto a la caja de una camioneta policial luego de que repartidores lo detectaran, persiguieran y atraparan por el robo de una moto, producido el día anterior. “Nosotros investigamos y atrapamos a los delincuentes; hemos expuesto la inacción de la Policía”, sentencia quien, además de ser el vocero de sus compañeros, se levanta todos los días y sale en su moto para llevar comida la mesa de miles de tucumanos, y también a la suya.

Desde el año pasado, tiempo en que recrudecieron los delitos contra los repartidores, quienes desempeñan un rol esencial desde el inicio de la pandemia, se hace cada vez más frecuente el hallazgo de contenido o pedidos en las redes por el paradero de vehículos de trabajo robados y la reacción de los repartidores luego de una seguidilla de hechos. Su presencia en la Plaza Independencia, en más de una ocasión, no pasó desapercibida en Tucumán y en el país. Sin embargo, pese a poder hablar con las máximas autoridades provinciales cara a cara, al día de hoy no notan un cambio real. “Veníamos teniendo reuniones con directivos y autoridades, gobernado e y ministro; pero quedo ahí y nada cambio. Nos sentaron con un gremio que no nos representa y nos prometieron cascos con GPS; nosotros no queremos que nos regalen nada, queremos que nos tomen la denuncia”, recrimina Zamorano.

En diciembre de 2021, repartidores autoconvocados entregaron en manos del ministro de Seguridad, Eugenio Agüero Gamboa, un petitorio de tres puntos para mejorar la respuesta policial contra delitos cometidos contra trabajadores motorizados y preservar su fuente de trabajo. Consta de tres puntos:

1) La inmediata intervención del Personal Policial en la recuperación de lo sustraído ante la denuncia y persecución de los delincuentes por parte nuestros compañeros. Todo al amparo de las facultades legales de allanamiento y uso de la fuerza pública en caso de flagrancia

2) Considerar como herramientas de prueba los GPS que se activan desde las aplicaciones de los compañeros que acuden a su auxilio del que sufre el robo para el seguimiento de lo sustraído pudiendo dar lugar detenciones y recuperación del vehículo.

3) Solicitar que la división 911, que es quien tiene mayor circulación y rapidez para constituirse en los lugares que nos guían las aplicaciones, intervengan de manera intempestiva con la sola denuncia de la víctima sin que se le requiera formalizar por escrito la misma.

“Empezamos a movilizar porque la policía no nos tomaba la denuncia. Hasta el día de hoy no sabemos porque no lo hacen; ni el gobernador ni el ministro supieron contestarnos y hasta quisieron darnos un contacto específico para hacer las denuncias. A nosotros nos roban, a todo el mundo le roban, y tienen que ir a la Comisaría a perder el tiempo, a intentar que le tomen la denuncia”, reclama Gonzalo, que también fue víctima de un robo y recuerda la mala experiencia que tuvo ese día en una Comisaría: “Nadie te da bola, vos los ves que van y vienen, que comen y toman el mate en frente tuyo. A mí me robaron un día a las 15 y de la comisaria salí a las 23, porque tenía que esperar que el agente termine de comer y que vaya al baño”.

“Una moto se desarma en 40 minutos y en una hora ya está vendida. Entre tanto protocolo, perdés tu herramienta de trabajo”, explica Zamorano acerca de las consecuencias de la lentitud o del nulo accionar policial en los casos de robos que les ha tocado sufrir. “Nosotros siempre cumplimos con lo que nos pidieron las autoridades: llamar a la Policía e ir a la Comisaría a hacer la denuncia. Sobre los delincuentes, creo que hay gente que ya lo considera un trabajo. Ellos saben, se ganan unos golpes, se recuperan, los mandan a la casa porque no hay denuncia y vuelven a delinquir; es un círculo vicioso”, reflexiona.

En el caso particular del video del que todo Tucumán habla esta semana, el hecho tuvo lugar el martes. La moto había sido robada el lunes por la noche. Gracias a que el repartidor preservó su celular, pudo dar aviso inmediato a sus compañeros. En ese mismo instante comenzó un trabajo de inteligencia, que también incluyó la ida a la Comisaría VI, en la que estuvieron desde las 23 hasta las 3 de la madrugada del día siguiente.

“Nosotros tenemos todo un trabajo de logística. Primero vamos a donde está la víctima, mientras el resto empezamos a buscar y a unir datos, a hacer rastreo de la zona. Y en Tucumán nos conocemos todos, así dimos con el paradero del delincuente”, explica Gonzalo sobre el operativo “casero” para recuperar el elemento de trabajo por su propia cuenta.

“En este caso, el delincuente seguía circulando en la moto por barrio Oeste II, ‘trabajando’ con la moto robada. Lo vieron cerca del mediodía y ahí se inicia una persecución. Uno de los chicos llama al 911 y lo terminan agarrando cerca de la Expo. Lo agarramos nosotros. La Policía llegó cuando empezaron a llegar todos los compañeros para reducirlo. Ellos llegaron para que no lo maten y el primer agente llegó en bicicleta, después llegaron en motos y camionetas”, recuerda. “Llegamos al punto que la gente nos veía que lo perseguíamos al delincuente y los mismos vecinos intentaban frenarlo, le tiraban cosas; era como que todo el mundo iba tras ellos”, agrega.

Sobre lo que se aprecia en el video, la reacción de la gente, repartidores y vecinos de la zona, golpeando al presunto ladrón, Zamorano no lo justifica, pero lo atribuye a un hartazgo social generalizado. “Hay que trabajar mucho el temperamento para no pasarse cuando atrapás a un delincuente. Lo hablamos todo el tiempo con nuestros compañeros, nosotros mismos no permitimos que nadie se pase con los delincuentes, nunca falta la bronca y la impotencia en ese momento”, asegura. Y reniega de los que eligen el delito como camino de vida. “Es por la libertad que tienen, hay una inacción total de la Justicia y de la Policía. Cuando vos los reducís, se saben el Código Civil al pie de la letra; ellos saben lo que hacen”, se lamenta.

Según llevan la cuenta los propios trabajadores, en lo que va del año les han robado cuatro motos –dos de ellas recuperadas por ellos mismos- y les sustraen entre tres y cinco celulares o bicicletas por semana.

Son dos tipos de robos los que sufren los repartidores. El tipo más violento, explica Zamorano, ocurre camino al destino, cuando los delincuentes abordan por sorpresa al repartidor, como le ocurrió al joven que perdió cuatro dedos de un machetazo. El otro tipo de robo ocurre al llegar a destino, y es el más frecuente. Por esto último es que los trabajadores insisten a la gente que tenga empatía y que aprenda a usar las distintas aplicaciones de envíos a domicilio para preservar la humanidad de quienes les llevan sus pedidos y preservar su fuente de trabajo. 

“Hace tiempo venimos diciendo: la gente no sabe usar la app al 100%. Hay gente que no le da pelota al GPS. El grueso de la gente piensa que la operación termina cuando hace el pedido. Hay cinco avisos que tiene la app y que la gente no las ve. Es cuestión de consideración, se entiende que hay momentos en que están ocupados, pero en zonas complicadas les pedimos que, por favor, tengan la consideración de esperar en la puerta”, concluye Gonzalo, repartidor tucumano y vocero de sus compañeros que esperan, de ahora en más, que la Policía al menos les tome la denuncia.

seguí leyendo

las más leídas