El domingo por la tarde,
Miguel Francisco Robinson salió a pasear en su cuatriciclo por la zona de El Cadillal, donde habitualmente iba a visitar a un amigo, cuando por razones que aún no han sido establecidas perdió el control y se estrelló contra un poste. Horas después, falleció en el hospital Avellaneda, producto de los severos golpes que le produjo el impacto.
Padre de cuatro hijos, el hombre de 49 años era un reconocido y querido visitador médico de nuestra provincia, con más de 15 años de trayectoria, por lo que la noticia de su accidente no tardó en inundar las redes sociales con mensajes de condolencias, incredulidad y aliento para sus familiares.
"Era un tipazo, tanto él como su padre. Honesto, de valores, familiero, es increíble la cantidad gente que se acerca, nos cuenta que lo conoció y nos dice cosas maravillosas", resumió
Liliana Aráoz, su prima.
Egresado del colegio
Sagrado Corazón de Jesús, ex jugador de rugby en el club
Bajo Hondo y fanático de
Atlético, fue estudiante de Medicina en la
Universidad Nacional de Tucumán (UNT) hasta el momento que inició su camino como visitador. "Por todos esos ámbitos en los que se movía conoció mucha gente y fue muy querido", agregó Aráoz en diálogo con
eltucumano.com.
Francisco se convierte así en una nueva víctima de una problemática que se repite cada verano en los distintos centros turísticos de la provincia: los accidentes a bordo de cuatriciclos.
Cabe señalar que rige actualmente
una ley provincial que regula el uso de este tipo de vehículos estableciendo una serie de restricciones para los lugares y condiciones en los que pueden utilizarse, pero también que la misma pocas veces se cumple. Por eso, es común ver en lugares como Tafí del Valle, El Mollar o San Pedro de Colalao como los "cuatris" proliferan y se multiplican por las calles a medida que llegan las vacaciones. En muchos casos están conducidos por niños y, en algunos otros, más peligroso aún, con varios ocupantes al mismo tiempo.