Sorpresa en el casorio

En plena fiesta, donaron la luna de miel para acciones de caridad

Pablo Esteban Jiménez y Nadia Kladko se casaron y durante la fiesta de bodas decidieron donar el dinero que les habían regalado para un grupo que sale por las noches a repartir café y tortillas a las personas en situación de calle. “No tenemos la vida arreglada, pero la gente lo necesita mucho más que nosotros”, dice el flamante esposo.

20 Ago 2019 - 21:29

Pablo y Nadia en su noche de bodas. Foto de Ina Casanova.

Fue antes de que la boda se vuelva fiesta. Antes de que empiecen a sonar las canciones de Los Auténticos Decadentes y que la gente cope la pista de baile del salón de fiestas Pacará III en la noche del sábado 10 de agosto; la noche en que Pablo Esteban Jiménez y  Nadia Kladko dieron el sí frente a sus familiares y amigos. Antes de la algarabía y la exaltación etílica propia de todo casamiento, en ese momento emotivo en que los novios toman la palabra delante de sus invitados. No lo habían planeado y surgió ahí mismo. La idea fue de él, pero ambos estuvieron de acuerdo instantáneamente: todo lo recaudado en la urna que descansaba en un rincón del salón no sería destinado a la luna de miel, sino a las noches de caridad de las que Pablo y Nadia participan cada jueves y donde también consolidaron su amor; amor mutuo, pero también amor por los otros, aquellos que más lo necesitan. 

Antes de que Pablo y Nadia agradecieran a los invitados por estar ahí compartiendo con ellos su boda, las pantallas de la fiesta habían proyectado un video de las “noches de caridad”, como se denomina la actividad que desarrollan todos los jueves por la noche desde junio del año pasado un grupo pastoral del que participan también jóvenes en situación de calle y recuperados de las adicciones. Cuando tomaron el micrófono explicaron que habían decidido donar el dinero de los regalos a los insumos necesarios para llevar adelante esa actividad. Después, envueltos por el coro de aplausos, brindaron. “Eso salió en el momento y lo hablé en la mesa con Nadia. Siempre estamos buscando dinero para la noche de caridad y nos salió bien. Cuando lo dije en el discurso hubo mucha gente emocionada, se acercaron muchos, nuestros familiares estaban muy contentos”, explicó Pablo. “Fue antes de la pachanga. No estábamos borrachos, estábamos bien”, aclara entre risas que se mezclan a la de su esposa.

Nadia y Pablo se conocieron hace tres años en la comunidad misionera de Santo Domingo. Seis meses después, ya eran novios. En junio del año pasado, comenzó la iniciativa de las “noches de caridad”. Desde entonces, todos los jueves, un grupo de alrededor de 15 personas se reúne a las 21 en el convento de Santo Domingo ubicado en San Lorenzo al 500 y desde ahí recorren las calles tucumanas hasta pasadas las tres de la madrugada. Visitan las salas de guardia de los hospitales y a la gente que espera afuera porque tienen algún familiar internado. También a los que se encuentran en situación de calle, como Don Ponce y Doña Rosa, que suelen dormir en el Centro de Salud. Les llevan café caliente, facturas, tortillas. Pero, principalmente, ofrecen oídos atentos y palabras de aliento: “El café es el nexo para conocer las historias de las personas. No es sólo llevarle un café, es sentarnos con ellos y conversar”. 

Gracias a los regalos de los asistentes al casamiento pudieron recaudar unos $7000, dinero que se sumará a los 26 litros de café que reparten cada jueves y a los vasos térmicos descartables. A las facturas y tortillas las dona una panadería. Como en casi todas las fiestas de boda, los invitados suelen regalar dinero para lo que después será la luna de miel de los recién casados. Pablo y Nadia no tenían un destino elegido, menos ahora que la crisis económica y la suba del dólar han encarecido cualquier viaje.  “Para la nota quedaría bueno decir que sí, que ya lo teníamos planificado, pero la verdad es que no lo habíamos planeado”, confiesa el esposo. Aunque ahora ya saben cuál será la luna de miel: “Somos amantes del carnaval jujeño, todos los años vamos a Tilcara. Al próximo carnaval lo vamos a usar de luna de miel”. 

Pablo tiene 34 años, es camarógrafo y trabaja en ceremonial del municipio de Banda del Río Salí. Nadia tiene 30 y estudia la especialidad en psicomotricidad. Ambos comparten un pequeño monoambiente en Barrio Norte. “Fue una buena idea. Nosotros tenemos un sueldo, no tenemos la vida arreglada, pero la gente lo necesita mucho más que nosotros”, dice ahora Pablo con la misma seguridad con que hace diez días dijo “sí, quiero” con los ojos puestos en Nadia, el amor de su vida. 

Mirá el video y las fotos de La Noche de Caridad:


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