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Traigan libros que carrito sobra: furor por el microdocumental sobre Lucas

HISTORIAS DE ACÁ

El gran acto de amor y educación de Lucas Lizárraga generó una amplia repercusión y los primeros libros ya empezaron a llegar a nuestra redacción.

Lucas López Lizárraga, el creador del carrito literario en Tucumán. La foto es de Tomás Posse.





La historia de Lucas Lizárraga y su carrito literario llegó a eltucumano.com cuando nuestro Lucas Bayk, buscador incansable de noticias en las redes sociales, nos alertó: “Miren, aquí hay un señor que lleva libros a las escuelas en un carrito literario”. En las fotos publicadas en el grupo Alguien sabe? Yo sé! aparecía el carrito en cuestión con sus tablas de machimbre barnizadas y pintadas con letras grandes rosas y rojas: “EL CARRITO LITERARIO DE CARLITOS”. Luego de contactarlo por Facebook, llegó la primera respuesta de Lucas Lizárraga para pautar una nota: “Sí, encantado de poder mostrar lo que amo: brindar conocimiento a los pequeños a los jóvenes y adultos. Cuando usted desee, me puede llamar así podamos charlar sobre mi proyecto solidario. Bendiciones”.

La señal en Monteagudo a veces falla, pero lo llamativo es que el número de teléfono tenía el prefijo 011 de Buenos Aires y en el perfil de Lucas decía que vivía en Lomas de Zamora. Una vez contactado por el periodista Alfredo Aráoz, el creador del carrito despejó todas las dudas: sí, es de Monteagudo, Simoca; sí, el teléfono es correcto; pero no, ya no vive en Lomas de Zamora. Además de estos pequeños detalles, Lucas hablaba por celular al lado de una voz que lo hacía reír: era Quique, su hermano, por quien Lucas y Carlitos, su padre, se mudan a Buenos Aires para tratar los ataques de epilepsia de su hermano, y por cuyas calles Lucas comenzó a juntar los libros que 30 años después volverían a Tucumán.

La nota publicada el 20 de febrero se titulaba “Se hace paso entre los cañaverales y llena de libros al Tucumán profundo” contó una parte de esta riquísima historia. Generó un alcance de más de 70 mil lectores, pero historias como las de Lucas y sus 20 mil libros no alcanzan a terminarse de contar, paradójicamente, con la palabra. Así lo entendió el equipo audiovisual de Numen encabezado por Pedro Noli, quien definió junto al realizador audiovisual y periodista Tomás Posse contar la historia a través de un microdocumental en Monteagudo.

Luego de postergar el encuentro un par de ocasiones por las lluvias caídas en el sur y la imposibilidad de filmar sobre algunos sectores, finamente Possé y Aráoz se subieron al auto un viernes bien temprano para llegar a Monteagudo después de una hora y media, y tener el tiempo justo para desayunar, entrevistar y esperar junto al carrito literario la salida de los chicos de la escuela 99, también grandes protagonistas de esta historia que ha conmovido a los tucumanos y ha sido compartida por todo el país.

Al llegar a Monteagudo, Lucas no respondía el celular. Poco importan esos detalles en los lugares más simples: paramos el auto con Tomás a preguntarle a una abuela que barría la vereda mientras conversaba con un muchacho que vende nafta en bidones, frente a la plaza principal de Monteagudo. “Buen día, estamos buscando a Lucas Lizárraga, el muchacho de los libros”, le indicamos. “Sí, aquí a dos cuadras, llegan a la esquina, doblan a la izquierda y una más a la derecha, la primera casa”.

Ahí, como si hubiese escuchado el motor del auto cada vez más cerca, abrió la puerta de alambrado parecida a las de las canchas de fútbol, se acomodó la gorra y nos invitó a pasar esquivando de cerca al otro protagonista todavía dormido bajo el techo del garage, con las paredes de una pelopincho cubriéndolo, mientras nos sentamos y empezamos a compartir unos mates bien dulces, con una cucharada de azúcar y otra de yerba por ronda. Ya en confianza y con los bollos y las facturas de la panadería ubicada al lado del boliche Sirius, les pedimos permiso al padre Carlos y al hermano Quique, y nos fuimos a la biblioteca donde esperaban cerrados cientos de los miles de libros que llegaron de aquellos años más los nuevos que Lucas siguió juntando.

Luego de bajar en la tele el volumen de Zorro (el programa que en la casa de los López -apellido paterno- y Lizárraga –materno- no puede faltar), Lucas prepara el mate para llevar a la escuela y empieza a cargar todos los libros en el carrito que, salvo una garrafita para darles algo caliente a los chicos mientras leen, está vacío y le entran muchísimos libros, tantos que cuesta ensamblar la moto con el peso del carrito listo para salir a las calles hasta la escuela de ahí, o hacer varios kilómetros hasta Trejo, Atahoana, Trinidad y Niogasta, donde los chicos lo esperan.

Un acto tan simple y bello, que demanda tanto amor y esfuerzo, ha generado muchísimas repercusiones en todos los tucumanos y tucumanas, maravillados con el ejemplo de Lucas Lizárraga: un alcance a 700 mil personas, miles de comentarios en el video con 164 mil reproducciones, y una reacción en común: “Tengo libros para donar”. Es así que abrimos las puertas de nuestra redacción a partir de hoy: ya llegó la primera bolsa con la colección completa en tapa dura de la revista Genios y un diccionario integral. Seguiremos recibiendo libros hasta el viernes 12 de abril a las 21 en Moreno 250. Lucas, como ha comentado en las redes sociales, está feliz por los comentarios, la solidaridad de todos y el saludo tan especial desde Colombia de Martín Murillo, el héroe de Cartagena que inspiró a nuestro propio conductor del carrito literario y de los sueños que sus libros llevan.

Estamos recibiendo libros para donar al carrito literario. Solamente lo hacemos en nuestra redacción de la calle Moreno 250 hasta el viernes 12 de abril a las 21. Pueden llamarnos al (0381) 421-7498. También pueden contactarse con Lucas Lizárraga al (0381) 153 625 639. Necesita libros en buen estado: manuales escolares, colecciones completa de tomos, diccionarios, novelas, ensayos, cuentos y poemarios que ayuden a que crezca la biblioteca. Nosotros se los llevaremos a Monteagudo. Desde ya, ¡muchísimas gracias por colaborar!