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Una "Feria de Vinilos" reunirá a melómanos de todas las edades

Viaje a la nostalgia

El reconocido DJ Augusto Gallucci volcó su pasión por los discos en un espacio para el encuentro de varias generaciones que quieren redescubrir el sonido de la música. Cómo hizo para reunir más de 6 mil piezas en pleno auge del CD y cuáles son sus discos preferidos, en esta nota.

Gallucci desafía la era digital para rescatar la autenticidad del sonido y la materialidad que ofrecen los vinilos.


Mar
17
Sábado
Agenda el tucumano



Augusto Gallucci fue uno de los pocos que se negó a sacar sus vinilos a la vereda cuando en el año '92 fueron reemplazados por los CD's. A contramano de la tendencia que impuso el disco compacto y luego el MP3, siguió coleccionando piezas únicas que hoy cobran un nuevo valor gracias a la reivindicación de un sonido más auténtico. Es que, de un tiempo a esta parte, cada vez son más los tucumanos que coinciden en que es hora de desandar el camino y rescatar la experiencia que ofrecen los vinilos: el arte de las tapas, la magia que flota en el aire cuando el círculo comienza a girar, el lucimiento de cada instrumento y de las voces –alguna de ellas icónicas- y, fundamentalmente, la posibilidad de tocarlo con las manos en estos tiempos líquidos. Ese espíritu estará presente en la “Feria de Vinilos” que tendrá lugar el próximo domingo, desde las 15 y hasta la medianoche, en Ciudad Juárez (Avenida Aconquija 1702 – Yerba Buena). 


La pasión de Gallucci por ese mundo donde el tiempo parece detenerse con el sólo objetivo del disfrute, reunió en diciembre del año pasado a una cantidad insospechada de tucumanos interesados en redescubrir a los vinilos. Por eso, este fin de semana redoblará la apuesta en un espacio más grande y con una gran variedad de propuestas para toda la familia. “En esta segunda feria además de vinilos tendremos cassettes y equipos vintage, algunos para la venta y otros para exhibición”, adelantó el reconocido DJ tucumano. 


En el interior del local se montará la feria y el DJ Laureano Alonso acompañará con música ambiental para que el público pueda recorrer los stands en un ambiente distendido. En el exterior, se presentarán durante la jornada 10 DJ's del NOA que se sumaron a la iniciativa. A modo de cierre, la dupla conformada por DJ Carlos Leiva (Tucumán) y DJ Piluso (Santiago del Estero) realizará una exhibición de Free Style. “Mostrarán cómo se combina la tecnología con las antiguas bandeja de vinilo utilizando la técnica scratch”, explicó el organizador. Se sumarán a la partida los DJ’s Diego Guttie (Tucumán), Omar Chaile (Catamarca), Gus (Santiago del Estero), Colo (Santiago del Estero), Marcelo Aguilera (Jujuy) y Aro (Santiago del Estero). 




Una pasión más allá del tiempo

Una colección de más de seis mil vinilos es el tesoro que hoy tiene Augusto. “En el 92 dejaron de grabarse los vinilos en Argentina por la irrupción del CD. Entonces hice todo lo contrario a la mayoría: me quedé con los que tenía y compré a bajo precio discos que mis amigos o conocidos estaban vendiendo para comprarse los compactos”. Al resto los consiguió pidiendo a cada persona que tomaba un avión rumbo a Estados Unidos o Europa que le consiga alguna pieza única. “Mientras todos pedían que les traigan un celular, yo pedía un vinilo”, se ríe a sabiendas de cuán poco convencional “sonaba” el encargo. Luego, Internet trajo otras soluciones.


Sabemos de antemano que la pregunta que sigue no tendrá una respuesta, pero vale la pena intentarlo: ¿cuáles son los discos más queridos para este coleccionista? ¿ese que por nada del mundo vendería?. “Yo siempre digo que tengo la colección dividido en tres grupos: las colecciones completas de Depeche Mode, Erasure o New Order, dentro del estilo Synth Pop; las ‘rarezas’ en donde están los pictures disc o shapped disc; y finalmente las ediciones en colores especiales o marmolados”, repasó. Y aquí sí se puede entrever cuál está entre sus muchos favoritos: “para dar un ejemplo, la edición doble de Star Wars viene con un holograma en cada vinilo que gira en el aire al iluminarlo”.

Augusto hace memoria y dice que, a diferencia de otros lugares del mundo, en Argentina el disco compacto reemplazó casi en un 100% al vinilo. Pero nunca pudo equiparar a la sensación de tener un disco nuevo, tocarlo o leer (y cantar) sus letras impresas. Algo muy diferente a bajar un intangible MP3. “Quedó demostrado que, a diferencia de lo que se pensaba al principio, los CD también se rayan, pueden adquirir hongos, tienen un sonido diferente y, como si fuera poco, terminaron con toda la seducción de un formato”. La desilusión tuvo sus consecuencias: los equipos profesionales prescindieron de las compacteras para reemplazarlos por entradas USB y algunos traen bandejas para discos, como en los viejos tiempos.



“Las bandas necesitan de los recitales porque los Cd no generan ingresos debido a que las canciones están disponibles en Internet. En cambio los vinilos ofrecen otra posibilidad porque es un objeto por el cual la gente está dispuesta a pagar porque ofrece un diferencial”, evaluó Augusto. En lo referido a los precios advierte que en Argentina se ubican entre $600 y $900, mientras que en el exterior se consiguen por U$S20 dólares, es decir, unos $400 pesos. Los costos de grabar un disco en el país, eso sí, los reserva para bandas o artistas con suficientes recursos.    

“Es increíble lo que se ha generado porque no sólo viene gente mayor que vivió el auge del vinilo sino también sus hijos o nietos que los están redescubriendo de la mano de viejos y nuevos artistas; los discos volvieron como un objeto de culto para todas las edades”, analizó el coleccionista. Ejemplificó que bandas como Coldplay grabaron en vinilo sus últimos trabajos y, a nivel local, artistas como Abel Pintos y hasta Lali Espósito.  


“Como todo coleccionista encuentro cierto encanto en estar ‘a la pesca’ de ese disco imposible de encontrar o del que no sabías que existía; por eso lo que más me gusta es revolver y encontrar la figurita que le falta al álbum”, resumió Augusto. En este sentido, se complace en ver cómo los asistentes a las ferias llevan sus ‘figuritas’ para hacer trueques y volver a jugar como en los viejos tiempos. Hay algo de nostalgia, sí, pero de la buena.  

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