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Alperovich, abuso y poder

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El caso Alperovich, escándalo nacional. Génesis y apocalipsis del hombre que tuvo a Tucumán en un puño.




Durante 12 largos años, José Alperovich gobernó Tucumán como quiso. Se llevó puesta la Constitución para habilitar su tercer mandato, colonizó la Justicia, se apropió e intentó vaciar el Partido Justicialista, llenó el Gobierno de familiares y amigos, que aplaudieron y callaron ante cada atropello.

El 9 de Junio, los tucumanos decidieron que no querían que los vuelva a gobernar, y el voto popular lo relegó a un marginal cuarto lugar, por detrás del Peronismo con su exvicegobernador Juan Manzur, del macrismo local y hasta del bussismo. Las redes sociales no bastaron para mostrar fuerte al otrora todopoderoso.

Desde su blindado círculo íntimo llegó el golpe que lo deja al borde del KO: su sobrina segunda, su secretaria personal, lo denunció por violación, y la causa avanza en los tribunales tucumanos y porteños. Tras rechazar las acusaciones y publicar en las redes sociales el nombre de su denunciante, se vio obligado a pedir licencia en el Senado, y sólo sus hijos lo han defendido públicamente. 

Tras 12 años de tener a la provincia en un puño y otros cuatro años con su poder disminuido, llegó la denuncia que expuso al “monstruo”, en palabras de la denunciante. El colectivo ‘Ni Una Menos’ contuvo y le dio a la joven de 29 años la fuerza para radicar la denuncia y desencadenar el escándalo nacional que pone contra las cuerdas al senador en uso de licencia.

La Fiscalía Nacional en lo Criminal y Correccional N°10 de la Capital Federal, interinamente a cargo del fiscal Santiago Vismara, y la Unidad Fiscal Especializada de Violencia contra las Mujeres (UFEM), a cargo de Mariela Labozzetta, realizaron un requerimiento de instrucción para impulsar la acción penal contra el exgobernador de Tucumán por delitos contra la integridad sexual de la denunciante.

Además, solicitaron que se declare la incompetencia de la Justicia tucumana, para que la causa se tramite en los juzgados nacionales y no en los tribunales tucumanos. No quieren que la Justicia que Alperovich supo colonizar sea la que defina su destino. La defensa de la denunciante pide ir hasta las últimas consecuencias.