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"Todos juegan, pero nadie pone": escándalo en el programa de Canal 10

POLÉMICA AL AIRE

Roberto Alexis Jalil se inscribió en el exitoso ciclo de la tarde de la tv tucumana. Participó y ganó junto a su compañera Eugenia, pero no aguantó más y rompe el silencio. ¿Qué pasó?

Roberto y Eugenia, participantes de Todos Juegan.





“Eran diferentes tipos de competencia: competíamos siempre contra otra pareja. Mi señora es asmática, mis hijos estudian y trabajan. Fui solo. Y armé equipo con Eugenia. Competimos con primos, hermanos, todo físico. El programa es un tipo de Combate, el de canal 9, pero en canal 10”. Roberto Alexis Jalil vio el programa de entretenimiento Todos Juegan una tarde por Canal 10 y se animó: mandó sus datos por la página del programa sin muchas esperanzas, pero en un par de días le sonó el celular: “Nunca pensé que me llamasen, pero fui a los estudios, conocí a Eugenia y empezamos a ganar”.

“Uno de los juegos era meternos en una lona cocida de manera circular, nosotros adentro como rueda humana, recorrer tres metros. El que lo hacía en menos tiempo, ganaba”, relata Jalil, quien encontró en Eugenia a la compañera de fierro para ganar la primera semana, cuando denuncia que comenzaron los problemas: “Ganamos la primera participación, entre la semana del 12 y el 15 de febrero. Era un voucher de Marcantonio Deportes, pero nos comunican unos días después que ya no era más sponsor. Que nos olvidemos”.

Otro juego que Roberto y Eugenio hacían durante las tardes del programa era El mareadito: “Teníamos que girar con un bate, como un palo o una escoba, apoyando la frente. Dabas diez giros y hacías tiro al blanco, patear una pelota y acertar con distintos puntajes, con eso comenzaba siempre el programa”. Y después estaba El mozo ciego: “Nos vendaban los ojos, dábamos tres vueltas, la compañera guiaba al compañero que llevaba en una bandeja un vaso, dos pocillos, una banana. La misma pareja te guiaba de vuelta, el que lo hacía más rápido, ganaba”.

Pero ni con la lona cocida ni con el mareadito ni con el mozo ciego, acusan, Roberto y Eugenia vieron un premio: “El viernes participamos de la versión semanal por un led, la ganamos también, y ahí de nuevo lo mismo: nos indican que los vouchers no estaban, que los aguantemos. Ah, y nos dicen: ‘Tienen que prepararse porque viene la final mensual por una moto’. Pasó febrero y me llama Pamela, encargada de citar a los participantes, del programa, y nos dice: ‘Tienen que llegarse para la final mensual, el 8 de marzo’. Participamos, ganamos, pero antes de participar el descontento en todos los participantes ya era generalizado”.

Roberto y Eugenia se habían hecho ganadores de una orden de compras de Marcantonio, un led y una moto. Pero ningún premio, denuncian, llegó a sus manos. El único fue un voucher de una casa de celulares: “Aparecieron dos vouchers: cada uno de 500 pesos. Yo le di el efectivo a Eugenia y me fui con los vouchers a arreglar el celular. Terminé gastando mil pesos más. Todos juegan, pero nadie pone”.

Ante la falta de respuestas de la producción (eltucumano.com intentó comunicarse sin éxito), Jalil volvió a escribir al canal, pero esta vez para expresar su reclamo: “Sres. Productores directivos, encargado o a quien corresponda; les hago llegar mi reclamo ya que fui participante y ganador del programa Todos Juegan ( Jugué y gané el Día, la final Semanal y también la final mensual) pero hasta el día de la fecha no recibí Nada de lo prometido, ningún PREMIO y esto hace ya más de un mes casi dos meses. Es una VERGÜENZA que el canal de los Tucumanos me traté de esta manera. Espero una respuesta y solución pronta”.

“Después de la publicación, los productores me dijeron: ‘Quedate tranquilo’. Me ofrecieron los papeles de la moto para que pueda venderla, pero sin fecha de entrega quién me iba a aceptar la venta. Ni Mariana (Soler) ni el Chipi (Merino), los conductores tienen algo que ver. Ellos siempre nos dijeron: ‘Hablen con los productores por los premios’. Después del reclamo se contactan y nos dicen que en dos meses y medio va a estar la moto y que el led va a estar la semana que viene. Esto fue en abril”. 

Roberto Alexis Jalil trabaja como servimoto: dice que le vendría al pelo la moto para trabajar o para venderla y con la plata pagar unas deudas. “No me dieron más bolilla en el canal. Dicen que están enojados por mi actitud. Y cuando fui a la Defensoría del Pueblo me atiende uno de los box y me piden que yo la escriba a la carta, de puño y letra. Mirá, vos. ¿Y ellos para qué están? Nunca se ofrecieron a darme una mano. Nunca la redacté a la carta, me retiré y me levanté. Esa es la defensoría que tenemos los tucumanos, ¿qué tal?”, se queja Jalil, en un parate de sus diligencias: hace trámites, lleva pedidos, compra remedios, deja plata, busca órdenes del Subsidio, mensajes que le llegan al celular arreglado, distintos tipos de mensajes de distintos destinatarios. Pero de premios, jura, de premios ni hablar.