Inteligencia Artificial: El juez como piloto, nunca como copiloto
Una IA privada acelera la justicia con pretensiones de precisión y seguridad, lo que no significa la renuncia ni la limitación de sus indispensables criterios. Por Alejandro Urueña y María Taboada.

Imagen ilustrativa: La Gaceta.
Podríamos decir que el juez ya no está solo. Una IA privada acelera la justicia con pretensiones de precisión y seguridad, lo que no significa la renuncia ni la limitación de sus indispensables criterios. De hecho, la IA carece de criterios, de capacidad sustentada en el conocimiento empírico y reflexivo, de libre albedrío.
En este camino, España da un paso pionero en la integración de inteligencia artificial al poder judicial hacia un objetivo estratégico. El Centro de Documentación Judicial (Cendoj), encargado de archivar y difundir la jurisprudencia española, propulsa un cambio en la construcción de una nueva cultura en IA.
Por 45.532,56 € (euros), el Consejo General del Poder Judicial adjudicó la implementación de GPT-4o mini a través de Microsoft Azure OpenAI (Suministro de servicios de GPT-4o mini o versiones equivalentes de Azure OpenAI), con un entorno controlado que seria de acceso cerrado y seguro (no confundir con lenguaje cerrado en su arquitectura). Los detalles del contrato han sido publicados en la Plataforma de Contratación del Sector Público de España (ver Órgano de Contratación Consejo General del Poder Judicial).
La integración es sencilla: en la nube de Azure, se crea un recurso de OpenAI, se selecciona GPT-4o mini y se generan claves seguras. Un escudo de endpoints privados, que aísla una URL dentro de la red interna, permitiendo el acceso sólo a sistemas autorizados y mejorando la seguridad con accesos restringidos mediante claves encriptadas y firewalls, protege el acceso, limitándolo a los equipos del Cendoj. Un juez puede escribir en una interfaz interna “Resume esta sentencia en tres puntos” o “Busca jurisprudencia sobre despido sin causa”, y en segundos, GPT-4o mini entrega resúmenes claros, metadatos precisos o patrones argumentativos, gracias a un buscador semántico que prioriza el contenido sobre etiquetas. La operación podría representarse en la siguiente cadena “Consulta del juez verbalmente - Anonimización automática - API privada - Respuesta con referencias verificables”, mediante procesamiento de lenguaje natural, una de las tres disciplinas de la IA.
Durante años, los profesionales del derecho en Europa han tomado referencias del Cendoj en diversas materias del derecho. Han recorrido el archivo usando filtros fijos del tipo: expediente, fecha, tipo de resolución, sala o jurisdicción. El método, sin duda útil, constriñe la búsqueda de un recurso central: el argumento jurídico completo.
En ese punto, donde el significado prima sobre la simple etiqueta, la IA generativa transforma el proceso al permitir consultas en lenguaje natural: jueces, fiscales o letrados formulan su petición con palabras propias y el sistema devuelve resultados relevantes por contenido, no solo por etiqueta.
Este paso del dato mecanizado a la clasificación y detección de patrones discursivos, inaugura una nueva era en la labor judicial: dialogar con el archivo en lugar de limitarse a ejecutarlo con órdenes rígidas.
La privacidad es innegociable: todas las resoluciones llegarían al modelo anonimizadas, sin nombres ni datos personales, deben cumplir el RGPD y las normas de la nube europea. “Microsoft Azure OpenAI no es ChatGPT”; es un entorno cerrado, auditable, con cada consulta registrada para garantizar trazabilidad.
Los resúmenes automáticos podrían generar más eficacia y eficiencia en la labor del control humano por parte del juez y la detección de patrones agiliza la preparación de casos. Sin embargo, no todo es perfecto: la formación resulta necesaria, y el modelo puede cometer errores en casos complejos, si no se supervisa.
Podría ser un avance prometedor para intentar liberar a la justicia de la big data jurídica hoy existente y ante la creciente demanda de litigios según la materia que se trate. Delegar tareas repetitivas a la IA permite a los operadores del derecho centrarse en el análisis crítico. Para la justicia Argentina, en el contexto digital que atraviesa, estos algoritmos podrían ser una referencia valiosa. Con la infraestructura adecuada y una “soberanía” de datos, esta nueva cultura en IA puede transformar la justicia.
Menos cafés para sostener la atención y más “precisión”: el juez ya no camina solo. Con una IA privada como aliada, el laberinto documental se convierte en un camino hacia decisiones más rápidas y fundamentadas con la cultura en la IA correcta. Pues hay que tomar recaudos ante interrogantes ineludibles: ¿quién audita los sesgos de los modelos si las consultas son privadas?, ¿se eligió este modelo por coste, capacidad de fine-tuning, tokenización en español?, ¿cuáles serán las métricas de desempeño del modelo en reducción de tiempo en contraste con la inteligencia humana? y ¿cómo se mitigan los cánceres de la IA? No se explica cómo el modelo evita resultados irrelevantes sin un ajuste fino especializado (fine-tuning), lo que podría generar errores en las interpretaciones legales, ya que la IA no comprende contextos jurídicos reales sino que hace posibles “inferencias” y abstracciones según el modelo.
Y finalmente queda la inquietud acerca de cómo se va a supervisar la construcción y la operatividad de un recurso de origen privado que, si bien se oferta con los máximos resguardos de seguridad, está destinado a un servicio público fundamental como es la justicia, en el que se dirime la garantìa de nuestros derechos.
*Alejandro Urueña: Ética e Inteligencia Artificial (IA) - Founder & CEO Clever Hans Diseño de Arquitectura y Soluciones en Inteligencia Artificial. Magister en Inteligencia Artificial.
*María S. Taboada: Lingüista y Mg. en Psicología Social. Prof. de Lingüística General I y Política y Planificación Lingüísticas de la Fac. de Filosofía y Letras de la UNT.