Educación para romper las cadenas del atraso
Desfinanciar es aniquilar el sistema universitario. No les podemos negar a las futuras generaciones las herramientas que a nosotros nos permitieron progresar. Por Nahuel Breglia, Secretario del Comité Nacional de la Juventud Radical.
Imagen ilustrativa. Marcha Federal Universitaria. (Foto: AFP tomada de Perfil)
La UCR marcha en defensa de la educación pública, gratuita, laica y de alta calidad. No aceptamos el veto a la ley que actualiza el presupuesto universitario. Desfinanciar es aniquilar el sistema universitario. No les podemos negar a las futuras generaciones las herramientas que a nosotros nos permitieron progresar. Hablar de progreso es proponer el sueño de lograr un mínimo de felicidad en igualdad y libertad. No es el mero acceso a una mejora material o salarial. Son las ideas las que se ponen en juego. El objetivo principal de la vida universitaria es permitir la realización de una vida plenamente libre. La Universidad es garantía de libertad. Alguna vez nuestro prócer Mariano Moreno dijo: "Cualquier déspota puede obligar a sus esclavos a que canten himnos a la libertad. […] Si deseamos que los pueblos sean libres, observemos religiosamente el sagrado dogma de la igualdad."
La educación común y obligatoria forma ciudadanos que puedan desenvolverse dentro de un estado de derecho. Luego, durante el paso por la formación universitaria y profesional se da el ejercicio pleno de aquel civismo aprendido en las escuelas argentinas. Visto en retrospectiva, en el mundo moderno, una vez consolidados los sistemas educativos nacionales -Sarmiento mediante-, pasamos gran parte de nuestras vidas dentro de alguna institución de producción y/o reproducción de saberes y conocimiento. No es casualidad que las revoluciones tecnológicas hayan llegado a un punto tal que la inversión en ciencia, técnica, conocimiento e inteligencia artificial sean una de las principales ocupaciones de los estados más desarrollados. Quedarnos afuera del mundo que se viene más pronto que tarde, no es una opción.
Tantos dolores nos quedan y tantas libertades nos faltan. Estamos en el centro de una nueva contraofensiva frente a la cual no tenemos derecho a claudicar. Los adversarios del progreso han abierto discusiones ya saldadas para frenar el impulso al desarrollo y destruir aquello de lo cual Argentina, con orgullo, hace la diferencia: nuestro magnífico Sistema Universitario. Yo tengo una convicción. Argentina va a ser un faro del progreso mundial en el Siglo XXI si y solo si fortalece y perfecciona su sistema universitario.
¿Qué sería de nuestro país sin el sistema universitario público que permite al hijo de un desocupado o un trabajador convertirse en profesional? ¿Qué hubiera sido de ustedes, lectores, si no hubiera existido mecanismo alguno de igualación de sus oportunidades frente a las de las familias mejor acomodadas en términos de capital material y simbólico? Frente a la enorme crisis que atraviesan las universidades nacionales y frente al atropello que representa el veto del presidente Javier Milei, nuestro partido no se hará el desentendido y una vez más deberá desatar aquel espíritu de nuestro pueblo, el cual es capaz de defender lo que valora íntimamente a cualquier costo. Sólo un partido político como el nuestro, que hunde sus raíces en la identidad profunda de nuestros anhelos históricos como compatriotas de un mismo suelo, puede contrarrestar las fuerzas de todo movimiento retrógrado y violento.
En este momento, estamos viviendo una tragedia en la que el 80% de los docentes universitarios se encuentran por debajo de la línea de la pobreza. ¿Qué país puede progresar si sus profesores son pobres? ¿Cómo es posible que se deje de invertir en ciencia y tecnología, pilares del desarrollo en el mundo actual? Solo intereses ocultos, egoístas, profundamente anti humanistas y misántropos pueden querer limitar la producción de conocimiento a grupos sociales cada vez más chicos. Son, en el fondo, las mentes que creen que el saber debe estar a disposición de las élites y que la gran masa poblacional no debe ser parte de la producción de saberes y contenidos. Por eso odian la democracia universitaria. Hay que cuidarse mucho de los injustos y estar siempre alerta. "La obra maestra de la injusticia es parecer justo sin serlo", sentenció Platón.
Somos el partido de la Reforma Universitaria de 1918, la Unión Cívica Radical. Somos el partido que no va a permitir otra fuga de cerebros como la que vivimos bajo la dictadura de Onganía, quien consideraba a las universidades "una peligrosa fuente de contaminación para la virtud de los argentinos" -¿no son similares los argumentos actuales?-. Somos el partido que durante el gobierno de Arturo Illia elevó al 24% el presupuesto en educación. Siempre vamos a defender las banderas que hicieron grande a nuestra patria.
Por eso, el 2 de Octubre marchamos para decirle No al Veto y Sí al progreso, Sí al sueño de un mundo más justo, Sí a la libertad, Sí a la igualdad y Sí al futuro del país que amamos y en el que elegimos siempre vivir y defender.
Nahuel Breglia
Secretario del Comité Nacional de la Juventud Radical.