¿Qué ven cuando la ven?: remando la locura de nuestros días
Calles que cambian de sentido, dirigentes que cambian de opinión, aumentos jubilatorios vetados, facturas de luz que ascienden a seis cifras y boletas de sueldo empantanadas en la línea de la pobreza. Abrumadora y vertiginosa, bienvenidos a la realidad. Por Exequiel Svetliza
"El jardín de las delicias" de El Bosco.
Calles que cambian de dirección, dirigentes que cambian de opinión, aumentos jubilatorios votados y vetados, facturas de servicios que ascienden a las seis cifras y boletas de sueldo empantanadas cada vez más cerca de la línea de la pobreza. Traiciones, rupturas, alianzas, guiños, cruces, denuncias, escándalos, inflación y déficit. Gente a la intemperie y trolls a cielo abierto. De la sobreinformación al fake y de la crudeza material a la ficción de las redes. Entre el esfuerzo de bracear las olas a contrapelo del tsunami y la resignación de colgar los remos para dejarse arrastrar por la correntada de una demencia cada vez menos fingida. Ríe, sueña, ama; rezan todavía algunos carteles que sobreviven al éxito de este naufragio, pero ya nadie les cree. En el almacén de la esquina el que fía salió a cobrar y volvió llorando; llora, pero ya no mama. Abrumadora y vertiginosa, cruel y devastadora, inabordable y desbordada: bienvenidos a la realidad.
Como en el samba bamboleante de un viejo parque de diversiones, cuesta demasiado hacer pie o aferrarse a algo mientras la fuerza centrífuga amenaza con eyectarnos bien lejos. El crujir de los oxidados engranajes advierte que no hay ninguna garantía, ni siquiera para los más avezados equilibristas de la vida. Sólo para los dueños del circo. Lo intuyen muchos tucumanos que arrancaron la semana con boletas de Edet de seis cifras bajo sus puertas. No fue la única estocada –las facturas de gas y de agua también hicieron mella -, pero seguro la más profunda. “No puede ser, es una locura”, “Apenas prendí la estufa”, “Pero si yo vivo solo”; se lamentaron los usuarios más afectados en una letanía para la cual no hubo oídos ni habrá respuestas. Y eso que las facturas aún tienen subsidio. Y eso que no llegó el verano. Y eso que todavía no prendimos el aire acondicionado; advirtieron con más sapiencia que afán profético los que se dan el lujo de ver más allá de hoy mientras fruncen esfínteres.
Al asfixiante panorama económico que se avizora con la llegada inevitable del calor -acompañado por mayor consumo eléctrico, boletas más caras y frecuentes cortes de servicio-, se suma la inminente suba del boleto de colectivo que pasaría de $690 a un valor de entre $1100 (que fijaría el Consejo Deliberante) y $1400 (lo que pretenden los empresarios del transporte). ¿La casta viaja en bondi? Se pregunta desde hace un tiempo una pared de Barrio Sur. Puede buscar una respuesta mientras se apantalla con lo que tiene a mano, toca el timbre y se baja en la próxima parada que le ofrece la realidad. Todo esto sin prejuicio de maldecir antes a los servicios de la provincia que, a diferencia de los viejos televisores Grundig de tubo, son caros, pero también los peores.
Más allá de los avatares vernáculos, el escenario nacional lejos está de ser un remanso donde las almas agobiadas puedan tomarse un merecido descanso. Pasa de todo y todo el tiempo. Prender la tele, abrir los diarios digitales o transitar las redes infestadas de trolls –cual apocalipsis zombie virtual- es como meterse de pronto en la confusión surrealista del cuadro “El jardín de las delicias” de El Bosco. Hay un término del habla popular que lo define con precisión: un descajete. Ocupados en las tareas más elementales de la supervivencia cotidiana, los ciudadanos de a pie, en su gran mayoría, le pierden el ritmo a una actualidad informativa donde toda noticia caduca al instante. Nuevos escándalos desplazan a los anteriores en la agenda y los más urgentes a estos últimos en una cadena que parece infinita. De la denuncia por violencia de género contra Alberto Fernández a las distintas rupturas de la Libertad Avanza -que incluye fragmentaciones entre propios y aliados-, pasando por los intentos de Mauricio Macri para recuperar centralidad política. En el medio, camiones de caudales cargados de lingotes de oro en fuga, al igual que un diputado libertario (el misionero Germán Kiczka) a quien se investiga por pedofilia y pornografía infantil. Hace rato que Normalidad se fue del grupo del consorcio de este país donde, como asegura el influencer liberal Carlos Maslatón, todo es o parece una joda.
Cualquier síntesis precisa de los sucesos políticos de la semana está condenada de antemano al fracaso, pero vale el intento. La que parece haber entrado en una etapa de toxicidad es la relación entre el gobierno libertario y su principal aliado político: el Pro, con Macri a la cabeza. Luego de una videoconferencia de la que participó el ex presidente, el miércoles los diputados del Pro dieron quórum y aportaron votos para el rechazo del DNU a través del cual el presidente Javier Milei le otorgaba 100 mil millones de pesos en fondos reservados a la nueva SIDE. Aunque todavía tiene que pasar por la Cámara de Senadores para ser anulado, el oficialismo se quedaría sin esos fondos que, según muchos sospechan, tendrían como verdadero destino financiar al nutrido ejército libertario de trolls en las redes al mando del asesor Santiago Caputo. La primera derrota oficialista en el Congreso había llegado el día anterior cuando, luego de un acuerdo con Unión por la Patria, el radical Martín Lousteau fue designado presidente de la Comisión Bicameral de Inteligencia; un puesto muy codiciado por el gobierno ya que es el área encargada de controlar el espionaje estatal.
Y si la semana ya venía mal barajada en el Congreso para el gobierno libertario, lo del jueves terminaría por crispar aún más la leonina melena presidencial. En la Cámara de Senadores, y también con el apoyo del bloque del Pro, se aprobó una nueva fórmula de movilidad jubilatoria que supone un aumento del 8,1% para las jubilaciones y pliega su actualización mensual al Índice de Precios al Consumir (IPC). Con bono de $70.000 incluido, actualmente alrededor de cinco millones de jubilados que cobran la mínima se encuentran por debajo la línea de la pobreza, según explicó el economista Horacio Rovelli. Con la fórmula aprobada por el Senado, las pensiones mínimas no pueden ser menores del 1,09% de la canasta básica total, es decir que, si tomamos el mes de julio como referencia, la mínima sería de $317.704 (un 9% más que la canasta básica total). Ante esto, Javier Milei no tardó en adelantar que vetará la norma votada por los legisladores a los que consideró, una vez más, “degenerados fiscales”. Según el estudio realizado por la Oficina de Presupuesto del Congreso (OPC), la aplicación de la nueva fórmula significará un gasto del 0,43% del PBI. Sin embargo, desde la oficina del presidente consideraron el aumento a los jubilados como “un acto de populismo demagógico, ilegal e inconstitucional”. En resumen: para los espías de la SIDE sí hay plata, para los viejos no.
Cena felina de por medio, Macri y Milei parecieron reencausar el vínculo político. Aun cuando los legisladores de su espacio habían apoyado la aprobación de la nueva fórmula jubilatoria, Macri no dudó en salir a tuitear sospechosamente temprano el viernes por la mañana a favor del veto presidencial: “Por el bienestar de nuestros jubilados y sus nietos, apoyo el veto del presidente Milei” ¿En qué quedamos entonces, Mauricio? La que no tardó en exponer la jugada del ex presidente y lo cruzó en X (ex Twitter) fue la actual Ministra de Seguridad Patricia Bullrich: “Uno está a favor o en contra del cambio. Está mal mandar a los senadores del Pro a votar a favor de un proyecto fiscalmente irresponsable y después públicamente salir a decir que estás en contra. Estás de un lado o del otro. Basta de especular”. La pregunta que ahora todos se hacen es qué habrá negociado Macri en la intimidad de esa cena para semejante recule. Como diría la ministra: ya lo vamos a entender.
Uno está a favor o en contra del cambio. Está mal mandar a los senadores del PRO a votar a favor de un proyecto fiscalmente irresponsable y después públicamente salir a decir que estás en contra. Usan a los senadores como carne de cañón y atentan contra el plan económico del… https://t.co/lrXtgVpJbj
— Patricia Bullrich (@PatoBullrich) August 23, 2024
Si la relación con los aliados se tensó, puertas adentro de La Libertad Avanza hubo gritos, lío y cosa gorda. Aunque la máxima reza que los trapitos sucios se lavan en casa, se viralizó el audio de la acalorada discusión que mantuvo la diputada mendocina Lourdes Arrieta con el presidente de la cámara baja Martín Menem durante la agitada reunión que mantuvieron los integrantes del bloque de LLA el miércoles. "¡No tuvieron los huevos para defenderme cuando me tenían que defender! Yo que dí explicaciones. ¡No tuvieron los huevos!”, le reclamó la legisladora mendocina a los gritos. "No tiene los patitos en línea", dictaminó, por su parte, su compañera de espacio Lilia Lemoine respecto de Arrieta. Todo muy normal. Lourdes Arrieta es quien había denunciado a Martín Menem como el responsable de la visita a los genocidas alojados en el penal de Ezeiza a la que dijo haber ido engañada. Según versiones periodísticas, la secretaria general de la presidencia Karina Milei ya habría sentenciado el destino de la mendocina quien en los próximos días sería expulsada del bloque de La Libertad Avanza. La Jefe ya había sido la encargada de expulsar anteriormente al ex jefe del bloque, Oscar Zago.
Pero no fue esa la única grieta que expuso en estos días el oficialismo. Durante la semana asistimos a un nuevo round en el ya indisimulable divorcio que existe entre Milei y su vice, Victoria Villarruel. La presidenta del Senado cuestionó públicamente la postulación de Ariel Lijo, quien había sido propuesto por Milei para ocupar una vacante en la Corte Suprema, al decir que es un juez controversial que no cuenta con los antecedentes necesarios para el cargo: “No creo que haya sido la mejor elección y simplemente ha sido una candidatura controversial. Todos hubiéramos querido tener un candidato, que nos enorgullezca, que va a poder desenvolver la más alta judicatura con la suficiente rectitud, honestidad y sabiduría posible; y no es este el caso”. En una entrevista con su vocero cama afuera Jonatan Viale, Milei le retrucó a la vice: "Habría que ver qué opina Ariel Lijo sobre ella". A la vez que aseguró que la visita de los diputados a los genocidas presos no forma parte de su agenda política dando a entender que fue una jugada orquestada por Villarruel. Habría que ver cómo sigue la novela de la disputa entre presidente y vice; confrontación que cuenta con una larga tradición en la política argentina.
Para cerrar la semana, este viernes en la capital tucumana empezó a regir el cambio de sentido para las calles San Lorenzo (que ahora baja de oeste a este) y Crisóstomo Álvarez (que circula de este a oeste) sumando su cuota de desconcierto a la confusión general que habitamos a diario. “Y si vas a la derecha/Y cambias hacia la izquierda, adelante/Es mejor que estarse quieto/Es mejor que ser un vigilante”, cantaba Charly García antes de que cualquiera pudiera ser catalogado tan fácilmente como zurdo empobrecedor. Aunque no es zurdo el que empobrece y el tendal de empobrecidos ya no distingue entre diestros y siniestros. En esta era sin brújula, izquierda y derecha no parecen decir gran cosa. En medio de la encrucijada, entre tanto humo virtual y pirotecnia discursiva; entre el ruido mediático y los gritos estridentes de los raros despeinados nuevos; asoma con claridad en el horizonte el modelo económico libertario no ya como la punta de un iceberg, sino con la contundencia de un glaciar infranqueable. ¿Qué ven entonces cuando lo ven? Agotados y aturdidos, los que pueden, todavía fingen demencia. Y los que no, se hunden sin más remedio en la locura de nuestros días.