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¿Quiénes son los responsables de los cortes de luz?

Opinión

Un presente distópico en el que una empresa sin empatía que sólo busca acrecentar sus ganancias condena a los tucumanos a vivir un infierno. Por Susana Maidana.


Argentina vive en tiempos de distopías porque no hay margen para las utopías, para pensar en un mundo mejor. El otro, el semejante se ha tornado invisible y, muy especialmente, aquellos que requieren mayor atención. La mora en la decisión de los aumentos de las jubilaciones muestra ese costado tribal, perverso y egoísta.

La afirmación de la ministra de Relaciones Exteriores, Comercio Internacional y Culto durante una célebre comida televisiva, mostró a las claras su falta de respeto e ignorancia cuando dijo que no habría que preocuparse por darle créditos a los jubilados porque es casi seguro de que se van a morir. ¿Es acaso necesario otra prueba del escaso valor que tiene la vida humana? La burla hacia el Gobernador de Chubut con el rostro de una persona con síndrome de Down, que recibió el agrado del Presidente o la imagen del Gobernador en una situación de pedofilia, que también contó con otro like del Presidente puso en evidencia ese infierno en el que estamos viviendo.   

La magnitud de estas acciones discriminadoras y de falta total de empatía y solidaridad con el otro debiera haber horrorizado a la sociedad toda, sin embargo, el silencio fue mayor que el asombro. 

Este listado es tan solo una pálida muestra de una gran dosis de sadismo, que no logra disimular su indiferencia al dolor del otro.

La situación de quienes vivimos en Tucumán, asediada por los cortes de luz, es otro espejo más en el que se refleja la indolencia y la falta de compromiso social. Especialmente, en momentos en que los argentinos y argentinas, atravesamos una poderosa inflación con salarios deteriorados y con una gran insensibilidad hacia el sufrimiento de cada vez mayor número de ciudadanos. 

Es un lugar común el hecho de que vivimos en una provincia del noroeste argentino, que convivimos con altísimas temperaturas, sumado al cambio climático, tan estudiado y conocido. Sin embargo, durante el invierno y parte del otoño, EDET no se ocupó de que el servicio sea mejor.  

¿Me pregunto, entonces, por qué todos los años sufrimos cortes de luz y me pregunto si EDET desconocía esta situación?  Por cierto, la conocía y no tomó los recaudos necesarios para revertirla porque adolece de empatía con los tucumanos y sólo le interesa acrecentar ganancias. Si la conociera, no habría explicación que justifique que se nos condene a habitar en el infierno. 

Para colmo de males, EDET pone en conocimiento de los tucumanos un cronograma de cortes que no cumple en absoluto. Además, corta primero más de una hora, reestablece el servicio por 30 minutos y vuelve a cortar.  No sólo vivimos en el infierno los habitantes, sino los comercios, las instituciones educativas, los trabajadores, los sistemas de salud, entre otros, damnificados por la insensibilidad y la ineficiencia de la empresa. 

Me pregunto por qué la mayoría de los  legisladores no cumplen con sus obligaciones porque reconozco que algunos cumplen con su función. Me pregunto por qué  las autoridades del gobierno no toman medidas y por qué, al menos, no se establece un pago reducido de las facturas de luz, debido a los cortes. No debe ser difícil tomar medidas, pero lo que es difícil es hacerse cargo de las responsabilidades, ser solidarios  y  cumplir con las promesas de campaña. 

Día a día el desprestigio de la política se acrecienta y, en realidad, la responsabilidad no es de la política, cuya función es garantizar el bien común, sino de quienes debieran tomar medidas, para quitar el enorme peso que sentimos los ciudadanos, por la falta de luz en el marco de momentos del país tan crípticos y distópicos. 

La sensación que tenemos es como lo que debe haber sentido Sísifo, al subir una enorme piedra a la cima de la montaña para que vuelva a caer. Pero, también, sabemos que Sísifo estaba pagando la culpa de querer ser como los dioses, pero me pregunto ¿qué culpa debemos pagar los tucumanos para sentir que la piedra va a seguir cayendo porque nada se va a modificar?

No es aconsejable el pesimismo, esa sensación de que mañana va a ser igual al pasado porque se pierde el sentido de la vida humana. Sería bueno pensar que la empresa y las medidas correctivas de quienes nos gobiernan van a torcer el derrotero y la piedra no volverá a caer. No somos, ni seremos Sisifos, sino que cumplimos con nuestras obligaciones, pagamos nuestras deudas y no practicamos la moralina. Por lo tanto, no merecemos el castigo.

Susana Maidana

Doctora en Filosofía. Profesora Emérita de la UNT.