Top

¿La dieta de los chizitos?: la "triste" alimentación de los niños tucumanos

CRISIS

“No sabían lo que era una pizza”. Ir hasta el kiosco del barrio y comprar los snacks sueltos: papas fritas, palitos salados, chizitos anaranjados brotados de colorante artificial.


En medio de la crisis social y económica que se acrecienta cada vez más, uno de los sectores más afectados de la sociedad es el de los niños. Su desarrollo personal y su crecimiento comienzan a verse afectados por distintas situaciones, y una de ellas, la (mal) nutrición.

Una de las consecuencias de una malnutrición es la Hipertensión Arterial (HTA) en niños. Este, es un problema creciente en salud a nivel mundial. Es uno de los factores de riesgo más importantes para el desarrollo de enfermedad cardiovascular y renal crónica a temprana edad. Pero la pregunta de muchos es… ¿cómo llega a desarrollar esta enfermedad un infante?

La alimentación es la clave de la salud. Esto es algo que se conoce hace mucho tiempo, y por eso, tener una alimentación balanceada entre los distintos nutrientes que existen en nuestro entorno es de fundamental importancia. Sin embargo, son muchos los factores que se atraviesan para que no sea posible. El principal, por supuesto, el económico: se come lo que hay, para lo que alcanza. Exceso de harinas, exceso de carbohidratos. Se sazona mucho para darle sabor a lo que hay en casa.

En los días previos al comienzo de las clases en Tucumán, el gobierno promocionó los distintos puntos de la provincia para la realización de la famosa ficha médica infantil. Esto, fue un importante recurso para detectar algunas enfermedades o problemas que podrían interferir en el aprendizaje infantil. Este mismo fin de semana el ministro de salud, Dr. Luis Medina Ruiz, celebraba en una entrevisa para fm La Tucumana que se hayan podido detectar tempranamente algunos problemas de visión o de oído que, en caso de no ser tratados, generan trastornos de aprendizaje.

Y tan solo en la ciudad de Monteros, en donde se realizaron más de 600 fichas médicas, se arrojó un alarmante dato: se detectaron 16 casos de hipertensión arterial. Una condición que –debería- aparecer solamente en la adultez. Sin embargo, hay muchos niños que – por distintos motivos- la padecen. El más probable, es la alimentación: “Se detectaron estos casos, una cantidad alarmante, y los padres ya fueron anoticiados para ocuparse de esto con un médico” aseguró el director de salud del Municipio, lic. Omar Billordo.

Junto a la Lic. en Nutrición Noemí Díaz Aguirre, visitaron los estudios de Radio Municipal Monteros para hablar sobre esto con la población, y poner el enfoque en la nutrición de los niños, pisando el Día Mundial de la Lucha contra la Obesidad, el lunes 4 de marzo: “Se busca concientizar acerca de esta patología, la idea es saber conocer los problemas que nos puede causar esto a nuestra salud, y apuntalar sobre la actividad física, mejorar nuestros hábitos alimentarios. Siempre apuntamos a hacer educación alimentaria, llegar a los papás, empezar por ese lado. Ampliar un poco más y tener la posibilidad de llegar a las escuelas es importante. Cambiar la rutina cuesta, sacarlo y cambiarlo cuesta pero todo es hábito, empezar con cosas chiquitas. Sería importante que se pueda educar a los niños también y que ellos sean semillitas que lleven información a la casa” dijo la nutricionista al aire.

Es decir, el problema de base es la economía, y su gran aliado es la educación alimentaria, materia inexistente en la currícula educativa, y que tiene un fuerte impacto en el crecimiento y desarrollo de las personas. Esto, me recordó inmediatamente a lo que Pilar, una amiga, confesaba hace algunos años después de mudarse a uno de los barrios más humildes de esta ciudad: “Mis vecinitos comen chizitos al mediodía. Van y vuelven del kiosco con la bolsita, tienen los dedos siempre manchados. Un día hice pizzas caseras e invité a algunas de las nenas que jugaban con mis hijas a comer. Me contaron que nunca habían comido una pizza, que era su primera vez. Ellos comían siempre cosas hervidas o del kiosco porque en su casa nunca hubo horno, los padres encendían leña y cocinaban así lo que podían y cuando podían. Y sino, comían chizitos”.

Ariel, vecino de la ciudad de Famaillá, me relató la misma situación hace aproximadamente un mes: “Tengo unos vecinitos que van y vuelen con las bolsitas de papitas sueltas, palitos, y chizitos. Creo que comen eso”. En ese municipio, donde me tocó dar clases algunos sábados para un Centro de Actividades Infantiles durante el 2017, pude ser testigo de los más chiquitos llegando a las 9 de la mañana con la bolsita de papas fritas sueltas y de chizitos, a modo de desayuno.

Del mismo modo, esta semana Fernanda, una amiga docente, me confesaba con tristeza el estado en el que llega muchas veces el desayuno a las escuelas donde tienen el complemento alimentario, en su caso, en Alderetes: “De 30 botes de yogur, 8 o 9 están con mal olor. Dividimos los que llegan entre todos”.

Entonces, la pregunta es, ¿Por qué no esperaríamos –como mínimo- un diagnóstico de hipertensión arterial infantil en este contexto?

No olvidemos que Tucumán tiene una sombra muy grande: Barbarita. La niña que lloraba de hambre ante las cámaras en plena crisis económica de principios del 2000. La mala alimentación en casos de ignorancia alimentaria, y sobre todo en casos de crisis económicas, podrían traer a colación imágenes que seguramente nadie querría ver: niños desnutridos, malnutridos, con enfermedades crónicas a temprana edad. 

Cuidar nuestras infancias y protegerlas, es velar por un crecimiento sano y en plenitud. En ese sentido, una de las preguntas más importante que podemos hacernos como ciudadanos en su conjunto y como adultos responsables todos del desarrollo de los más chiquitos, es: ¿Cuáles políticas o decisiones de estos últimos meses velan por nuestras infancias? ¿Quién los cuida cuando quienes deben hacerlo no están aptos social o económicamente para ello? ¿Cuál debe ser el rol o la intervención del Estado?