El Tucumano: la voz de los nadies
El diario digital cumple siete años de un periodismo disruptivo y utópico porque confía en la posibilidad de un mundo mejor. Por Susana Maidana.
El filósofo Byung Chul Han caracteriza a las sociedades contemporáneas como el mundo de las no cosas. “No cosas” es el título de uno de sus recientes libros. Refiere al hecho de que vivimos atravesados por información, relatos y redes que configuran nuestros pensamientos, acciones y modelos de vida. Comenta: “La sociedad actual es un infierno de lo igual en el que se elimina toda diferencia”.
Según Gianni Vattimo “el pensamiento débil (a diferencia del fuerte) es la voz de los excluidos de las clases dominantes”. Mientras que el pensador boliviano Torrico Villanueva en “La comunicación desde los enfoques latinoamericanos” propone la idea de que las teorías comunicacionales latinoamericanas se caracterizan por ser críticas y utópicas. Por su parte, Leopoldo Zea sostiene que hay que tomar distancia de modelos importados, desde una conciencia social.
No voy a caer en el lugar común de decir que El Tucumano es el medio digital que realiza un periodismo objetivo. No suscribo ni a la idea de la objetividad de la ciencia. La noción de objetividad fue cuestionada desde fines del XIX y principios del XX por las ciencias naturales y luego se proyectó a las ciencias sociales. El científico va a la naturaleza munido de su enciclopedia personal, de sus ideas de universo, naturaleza, espacio y tiempo.
Ahora bien, las publicaciones, periódicos, revistas y escritos on line tienen una marca propia que los identifica. Me pregunto, entonces, ¿cuál es la marca de El Tucumano? En primer lugar, este periódico se caracteriza como un hijo de Tucumán. Expresa las problemáticas cotidianas de su gente, sus instituciones, con sus conos de luces y de sombras. Pero no busca identidades porque los tucumanos son complejos y, en todo caso, se trata de múltiples identidades.
El Tucumano se autodefine como un periodismo social porque no le da la espalda a cuestiones que conciernen a las mujeres, a las colectividades LGBTQ+, comprometido con los Derechos Humanos. Su discurso es disruptivo y, al mismo tiempo, utópico porque confía en la posibilidad de un mundo mejor, con democracia, respeto a los DDHH y a los valores populares. Si la anti política es uno de los ejes de los últimos tiempos, el Tucumano reivindica la política, entendida como el espacio del diálogo, del encuentro.
Finalizo con algunas frases de Eduardo Galeano de su poema Los Nadies, que expresa las voces de este periódico digital, tan reconocido y vilipendiado, que dice: “que no son, aunque sean. Que no profesan religiones sino supersticiones. Que no hacen arte, sino artesanías. Que no practican cultura, sino folklore. Que no son seres humanos, sino recursos humanos. Que no tienen cara, sino brazos”.
Hoy más que nunca, estas voces iluminan las oscuridades del camino actual, que invita a reforzar las utopías.
Susana Maidana
Doctora en Filosofía. Profesora Emérita de la UNT.