Y, en el camino, queda perdida la verdad
Luego del asalto frustrado a un policía, que terminó con la muerte de dos delincuentes y un joven inocente, la periodista Mariana Romero reflexiona sobre el accionar de parte de la sociedad tucumana en las redes sociales. "Sentimos esa urgencia de plantar bandera como si fuera un partido de fútbol", se lamenta sobre el debate librado a través de celulares y dispositivos electrónicos.
En Tucumán un policía disparó 12 veces su arma contra dos delincuentes que lo asaltaron. Mató a ambos y, además, a un peatón que estaba detrás.
Pero, lo más impresionante de los tucumanos es que sentimos que tenemos la obligación de tomar partido de inmediato.
Los peritajes no están terminados, ni siquiera las autopsias, no declararon los testigos ni están las cámaras de seguridad. Pero, sentimos esa urgencia de plantar bandera como si fuera un partido de fútbol.
Como si la verdad (la verdad de los hechos, que aún es un misterio) tuviera la obligación de adaptarse a nuestras convicciones generales. Como si la realidad tuviera necesariamente que adaptarse a nuestra ideología.
El personal de la Fiscalía está, literalmente, sin dormir. Entregados a la tarea de entender y reconstruir un hecho trágico por dónde se lo mire. Pero los tucumanos, desde el sillón y celular en mano, sentimos que estamos en mejores condiciones de dictar sentencia, basándonos exclusivamente en nuestro esquema ideológico.
Si somos progres, 12 disparos es abuso policial y gatillo fácil, no importa las condiciones en las que ocurrieron.
Si somos fachos, celebramos "dos lacras menos" y lamentamos la vida del peatón y la pobre suerte del policía.
Y, en el camino, queda perdida la verdad.
La verdad es, en nuestros tiempos violentos, un concepto desechable, una circunstancia de escaso valor.
La verdad es un detalle insignificante si se lo compara con la urgencia de probar que nuestro descomunal esquema de pensamiento debe imponerse, cueste lo que cueste, por encima del contrario.
Como si dudar fuese una traición e informarse antes de opinar, un signo de debilidad.
Mariana Romero
Trabajadora de prensa. Especialmente interesada en investigación y análisis de política local y nacional, además de policiales.