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La probabilidad de la Hiperinflación

opinión

El economista tucumano comparó la actual situación con el final del gobierno de Ricardo Alfosín, que fue "arrastradas por los mismos actores": las grandes empresas que se endeudan real o ficticiamente en el exterior y después le compran a precio oficial las reservas internacionales del BCRA para pagar dichas obligaciones; y la presión del FMI, con un severo plan de ajuste fiscal, comercial y financiero.

Precios en 1989. Imagen de archivo. Foto Cronica.-


El gobierno radical había aceptado y legitimado el total de la deuda externa heredada de la dictadura militar y, esa carga sobre las cuentas públicas y el sector externo fue imposible de pagar, generando un persistente déficit fiscal, en donde los ingresos eran insuficientes y ni siquiera cubrían los gastos primarios (antes del pago de los servicios de la deuda) y, el superávit comercial era tan magro que no alcanzaba  para cancelar la mitad de los intereses de la misma.

En agosto de 1988 ante una situación insostenible fiscal y comercial y, con un creciente incremento en el nivel general de precios (con el exacerbado rol de la grandes empresas formadoras de los mismos en su deporte favorito de remarcar semanalmente como sucedió en 1988 y como sucede en la actualidad, como pregona Armando Braun de La Anónima SA) se decidió reconvertir el plan Austral por el “Plan Primavera”. 

El llamado “Plan Primavera” era básicamente igual que el “Plan Verano” o 4 –cuatro- meses de Sergio Massa de 2022. En 1988 se decidió un nuevo ajuste en las cuenta públicas para disminuir el financiamiento por el BCRA (Por ejemplo, como sucede ahora, en el año 2022 el BCRA solo pudo financiar al Tesoro de la Nación en un 1% del PIB y para este año 2023 en 0,6% del PIB) y se recurrió a múltiples tipos de cambio, como ahora, dólar soja, dólar tarjeta, que los que tiene divisas pueden comprar directamente sin autorización previa , etc. 

Es más, el “Plan Primavera” tuvo la osadía, que el “Plan Verano” y el “Plan Agro” realizado a posteriori no tienen, de establecer para las exportaciones agrícolas al tipo de cambio oficial, importaciones a tipo de cambio “libre” y, exportaciones industriales a un valor intermedio entre el oficial y el “libre”. El 50% de las exportaciones industriales debían liquidarse a tipo de cambio oficial y el otro 50% en el mercado paralelo.

En cambio las propuestas de Massa, que le mantuvo el dólar oficial a los importadores, primero subsidió las exportaciones de soja y desde el 10 de abril 2023 se ejecuta el tercer Programa de Incremento Exportador, más conocido como “dólar agro”, que aumenta, de $211 a $300, el tipo de cambio con el cual se comercializan los productos del complejo sojero y de las economías regionales, pero “el campo” como les gusta llamarse, le fue insuficiente y tras conocerse que ese mismo día el FMI le negó un crédito puente de 5.000 millones de dólares, los distintos tipos de cambio no dejaron de subir, y por eso, Gustavo Idígoras, presidente de la Cámara de la Industria Aceitera y el Centro de Exportadores de Cereales (Ciara-CEC), señaló que el dólar agro “no es competitivo” y complica al resto de las cadenas, que no debe existir más y exige un solo tipo de cambio que rondaría el precio del dólar MEP o del dólar CCL,  que el día 16 de mayo de 2023 era de $ 435.- y de  $ 448.- respectivamente contra un dólar oficial de $ 240.-

El incremento inflacionario y la desaceleración del nivel de actividad interno hizo que el llamado plan fracasara estrepitosamente y, el  6 de febrero de 1989 el Presidente del BCRA, José Luis Machinea, reconoció que no tenía más reserva de libre disponibilidad y que no podía vender un solo dólar, lo que desencadenó la hiperdevaluación: De Australes 17,62 a Australes 650.- por dólar cuando asumió Menem (en forma anticipada y ante el caos social) la presidencia de la República el 9 de julio de 1989, luego el proceso siguió hasta Australes 10.000 el 1 de abril de 1991- Plan de Convertibilidad y, con esa devaluación la híper inflación (la híper devaluación es la madre de la híper inflación), siendo la misma de 3.079,5 por ciento para ese año 1989 y de 2.314 por ciento en el año 1990, según informa el IPC del INDEC.

Y el proceso se frenó el 1 de abril de 1991 porque ante el altar de pagar la deuda,  se mal vendieron YPF; FFCC; Gas del Estado; Hidronor; SEGBA; SOMISA; Aerolíneas Argentina; ELMA, Obras Sanitarias de la Nación; Agua y Energía; ENTeL; Encotesa; y la Caja de Ahorro y Seguro. Fue necesario vender nuestro patrimonio empresarial para juntar los dólares para pagar una deuda que benefició a una minoría en la dictadura militar, como ahora van a exigir nuestro patrimonio natural al no investigarse la evasión fiscal y la deuda del gobierno de Macri por más de 100.000 millones de dólares, que también beneficia a una minoría de la población.

Es obvio que la deuda externa es el factor desequilibrante que no solo enriquece al 1 o a lo sumo y con toda la furia el 2 por ciento de la sociedad Argentina, sino que es un condicionante que obliga a ceder nuestro trabajo, nuestra producción y activos valiosos para su pago. 

La decisión de pagar la deuda externa de las empresas privadas con las Reservas Internacionales del BCRA (por un total de 18.070,1millones de dólares según el Balance Cambiario del BCRA al 31 de marzo 2023), y no investigar la deuda generada en el gobierno de Cambiemos, crea el marco disruptivo que empuja al gobierno a solicitar al FMI o a los BRICS nuevas deudas para llegar a fin de año.

Llevado a estas circunstancias, hay sin embargo diferencias dignas de mención:

a) La tasa de inversión interna bruta fija fue del 19,94% del PIB en el año 2022 (último dato publicado por el INDEC) y es esencialmente realizada por el sector privado. En el año 1988 y primer trimestre de 1989, la IBIF no superó el 12% del PIB y era mayoritariamente inversión pública. 

b) No existía como punta de lanza ni la soja, ni Vaca Muerta, ni el litio y no se esperaba un aumento de las exportaciones record como fue el año 2022 de 88.500 millones de dólares (17,75% del PIB), cifra que va a ser superada en este año 2023.  Las exportaciones de 1988 fueron de 9.135 millones de dólares (6,3% del PIB).

c) En 1988 el monto de intereses que devengaba todos los meses el BCRA por los depósitos indisponibles y otros instrumentos de esterilización del excedente de pesos superaba todo el gasto del Tesoro. En mayo de 2023, los intereses de los encajes remunerados (Pases pasivos +`Leliq + Notaliq) es de 1,2 billones de pesos y representa la mitad del gasto del Tesoro. 

d) Existen los BRICS como alternativa de financiación.

PROPUESTA

Las situaciones son semejantes porque son arrastradas por los mismos actores: Las grandes empresas que se endeudan real o ficticiamente en el exterior y después le compran a precio oficial las reservas internacionales del BCRA para pagar dichas obligaciones, por un lado y, la presión del FMI, con un severo plan de ajuste fiscal, comercial y financiero que lo que hace es empobrecer a la población redistribuyendo el ingreso a favor del sector externo y de los que poseen divisas. 

Por ende se deben tomar medidas distintas que las que tomó el gobierno de Alfonsín:

a) Investigar la evasión y la fuga de capitales en el gestión de Cambiemos como propone el Proyecto del Senador Parilli, que cuenta con la sanción de esa Cámara y tiene dictamen de mayoría (a favor) y de minoría (en contra) en las dos Comisiones de la Cámara Baja que trató el tema (Legislación General y Presupuesto y Hacienda).

b) Restablecer el Decreto 2.581/1964 (Emergencia Cambiaria) por el que  se faculta al BCRA a imponer plazos de liquidación de las exportaciones, así como los pagos de importaciones con financiación a plazo que carezcan de aval bancario o crédito documentario, letras u otros documentos, que deben ser previamente justificados ante el Banco Central. En el artículo 5to. Del Decreto 2581/1964 sostiene que: La ejecución de las remesas de divisas extranjeras por otros conceptos no previstos expresamente en este Decreto, serán regladas por el Banco Central de la República Argentina el que conforme a la naturaleza de las mismas fijará los límites correspondientes, de esa manera, solo se emplean las divisas del BCRA bajo control estricto de éste.

c) El BCRA debe transformar la mayor parte de Leliq y Notaliq en crédito a través de constituir un stock remunerado, a un plazo de un año y a una tasa mensual variable similar a la  tasa pasiva promedio, e ir liberando en cuotas tal tenencia.  De ese modo y a una tasa regulada o administrada por el BCRA, el enorme stock de encajes remunerados se transformaría en un préstamo aplicado al restablecimiento de niveles de demanda privado (pequeñas y medianas empresas)  y estatal.  Para que  el Estado pueda financiar obra pública en general y la construcción de viviendas en particular, que no solo da respuesta al déficit habitacional, sino que crea trabajo y no tiene que depender de compras en el exterior porque todos los insumos  que se obtienen para la construcción se producen en la Argentina y, sin embargo  no se lo hace, para que los que trabajan en esa construcción no tengan más ingresos y con ello puedan comprar más alimentos y más energía y, de esa manera disminuye el saldo exportable de alimentos y aumenta la importación de combustible.

En síntesis, o se toma el toro por las astas o una vez más el pueblo argentino pagará el enriquecimiento indebido de una minoría rentista que lo sojuzga.



1 Entre los años 1985 y 88, se abonaron de intereses de la deuda por la totalidad del superávit comercial del periodo (U$s 8.500 Millones), y sin embargo la deuda externa pública creció a U$s 63.200 millones.

2 El sistema se denomina “sin acceso”, por lo que los interesados no tendrán que acceder al MULC (Mercado Único y Libre de Cambios), el Banco Central y la AFIP habilitan una ventanilla especial para atender estos casos. El nuevo SIRA (Sistema de Importaciones de la República Argentina) le pregunta a las empresas si eventualmente cuentan con dólares para efectuar la operación y, de manera automática pasan a la nueva “ventanilla”

Horacio Rovelli

Tucumano, Licenciado en Economía por la Universidad de Buenos Aires. Profesor a cargo de la asignatura Política Económica de la Facultad de Ciencias Sociales (UBA), y de Instituciones Monetarias e Integración Financiera Regional en la Facultad de Ciencias Económicas (UBA). Miembro de la Comisión de Economía de la Fundación Estado, Trabajo y Producción (FETyP). Vocal de la revista Realidad Económica. Fue Director Nacional de Programación Macroeconómica en el Ministerio de Economía y Finanzas de la Nación. Autor de numerosos trabajos publicados sobre los temas económicos y financieros.